1- Siempre tener conductas justas de una dama.
- ¿Y por qué los hombres sí pueden pelear y yo no? - pregunté. Odiaba eso de los hombres más que las mujeres.
- Su majestad, usted como futura reina de Inglaterra ha de tener mejores modales. - dijo mi maestro.
- Cuando sea reina, pondré igualdad.
- Pero la persona que más puede imponer es el primer ministro. Usted es princesa. No podrá hacer mucho.
- Pues ¿para qué sirvo? ¿Para ser consentida por el país? No, yo quiero ser una buena reina. Sé que la monarquía ha cambiado, pero quiero ayudar a gobernar.
- Eso se puede arreglar. Primero, pórtese como una dama.
- Eso ya lo veremos - susurré.
2- Se usa los utensilios correctos en las comidas correctas.
- ¿Otra vez ensalada? Ayer comimos lo mismo - suspiré.
- Cariño, es bueno para la salud - dijo mi madre.
- Y para crecer - dijo mi padre.
- Pero hay más comidas para eso - dije.
- Come y calla - bromeó mi hermana mayor, Elina.
- ¡Kimberly! Deja de jugar con la comida - regañó mi padre a mi hermana pequeña.
- Perdona papi - mi hermana, seis años menor dijo con un puchero.
- Es pequeña aún - la excusó mi hermana seis años mayor.
Cogí cualquier tenedor y empecé a espachurrarlo todo aburrida. Mi hermana había renegado su cargo a reina hacía dos años. Quería viajar, y ser guía turística. No reina. Me tocaba a mí. Si no, a Kimberly. Pero la pequeña parecía tener otros planes de vida. Guarrear por ejemplo.
- ¡Tn! Ese tenedor no. Y no seas como Kim. Cómete eso con ese tenedor - me regañó mi madre. Suspiré
3- Ten los valores de la vida.
- ¡Elina! ¿Por qué me has roto mi guitarra? - pregunté cabreada.
- Estaba vieja. Me tropecé - dijo sin importancia.
- ¡Mamá! - grité al borde del llanto.
La guitarra que me había regalado mi tía abuela hacía unos años por un viaje, estaba rota.
- Cariño, sé más empática. Se tropezó. - dijo mi madre. Chillé y me fui echando chispas. ¿Por qué tengo que tener esos valores con mi hermana? Sobretodo cuando ponía esa sonrisa de satisfacción.
4-La reina ha de casarse con alguien de su sangre.
- Y este es el príncipe Harry de Dinamarca - presentó uno de los servidores.
En la pantalla salió un chico, mucho mayor que yo. Horrible. Puse cara de asco, y negué repetidas veces.
- Me parece que no - dije.
- Déjala Sebastián. Ya tendrá tiempo. Sabe bastante bien que con algún príncipe se tendrá que casar. Algún día. Sólo tiene once años. - dijo mi madre comprensiva.
5- Sé amable.
- Su majestad. ¿Prefiere crema o dulce de leche? - preguntó un servidor enseñándome dos servilletas del mismo color y diferente nombre.
- Y yo que sé. Coge el que quieras - dije confusa.
- Así no, se dice, lo siento ¿cuál debo escoger? O ¿eso le dices también a tus compañeros? Sabes que tienes que ser... - me regañó mi padre hasta que desconecté.
6- Sé perfecta para el público.
- ¿Y yo que me pongo ahora? - pregunté levantada.
Una damas solían venir a vestirme. Está vez me había levantado antes, y no sabía que ponerme para la vista al público. Tenía que ir perfecta. Nivel imposible.
- ¡Señorita! ¿Qué hace despierta a estas horas? No la esperábamos. Ahora mismo nos encargamos. Lo sentimos - dijo una de las damas.
En media hora ya llevaba un vestido verde pastel y unos zapatos negros. El pelo iba con un pequeño recogido. Suspiré, me puse detrás de mis padres y sonreí.
Una familia feliz.
Ahora, no me podáis más normas. No me acuerdo ni de la primera. Soy una princesa, y como tal, tengo que dar la talla como una. Ojalá pudiera hacer magia. Solucionar un par de problemas y boom. Ojalá ser Elina.
Otro día, de descanso y en verano, me levanté temprano. Bajé por las extensas escaleras y llegué a las cocinas. Los encargados aún estaban durmiendo. Robé un par de cosas de la despensa y me fui afuera.
El poco aire que había me agitó mis pelos de loca. Y de un momento a otro estaba en el suelo. ¿Cómo? Una lechuza venía hacia mí y me tiró. No sé por qué, me empezé a reír. Hasta que la lechuza hizo un ruido raro.
- Oh. ¿Estás bien? - la cogí y la sacudí un poco. - Lo siento - en su pata traía un sobre, con mi nombre. - ¿Qué es esto pequeña? ¿Es para mí? - la lechuza ululó y la cogí en brazos.
La metí dentro, y con lo que había en el botiquín le intenté curar el ala. Era poco, pero no podría volar si no la ayudaba.
- Ya está. ¿Puedes volar? - ululó alegre y le di un trozo de comida. Ella me picoteó cariñosamente y se fue dejándome el sobre. - ¡Oye! ¡Espera! ¡No sé qué es esto!
Mis padres bajaron rápidamente por las escaleras. Al ver que la lechuza no volvería, revisé el sobre. Mi tía abuela también venía en su silla de ruedas.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó mi padre preocupado.
- Una lechuza entró y se hizo daño. La curé y me dejó esto. Pone mi nombre - dije inocente.
Mi tía abuela se llevó las manos a la boca al ver el sobre, y empezó a llorar. Mis padres la miraron confusos.
- ¿Qué es tía? - preguntó mi madre.
- Es la carta de Hogwarts. Cariño, tienes magia en tu interior. Pensé que al casarme con tu tío, no habría más sangre mágica. - explicó cogiendo mi carta y revisándola.
- ¿A dónde? ¿El qué? - preguntó mi padre.
- Hogwarts. El colegio de magia y hechicería. Yo estudié allí. Fui una sangre sucia. Pero también tuve magia en mí. Parece que eso tiene continuación. Me casé con un muggle, tu tío y.. y... Ahora vas a ir tú. Ven cariño, dame un abrazo - dijo, confusa me acerqué y la abracé.
En verano mi tía abuela nos explicó todo sobre eso. Sobretodo a mí. Mis padres accedieron por verme sonreír. No entendía nada, pero bueno.
Una semana antes del 1 de Septiembre, un hombre mayor, nos visitó. Mi tía abuela lo recibió con los brazos abiertos. Fue llevado al despacho de mis padres y estuvieron los cuatro, unas dos horas.
Al salir, el señor me miró sonriendo. Mi tía abuela estaba llorando. Y mis padres sonreían.
- Señorita, será un honor tenerla en mi colegio el próximo 1 de Septiembre. Sus materiales han sido ya comprados. Sólo falta usted. Hasta entonces su majestad - hizo una reverencia, correspondí y se fue.
Mi tía abuela me lo explicó todo mejor explicado, cuando estábamos solas. Tuvo una mejor amiga, también bruja, y ella fue una orgullosa Griffindor. Hogwarts parecía molar. La cosa es como terminaría.
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Your highness (otra de George)
FanfictionEres muggle, pero recibes tu carta. Lo malo de todo, es que no eres una muggle cualquiera. Eres la princesa Tn de Inglaterra. ¿Qué pasará cuando todo esto pase? ¿Y cuando conozcas a los Weasleys y te des cuenta de que llevas una vida muy rara?