Your highness (otra de George)

Un año real, realmente cansado

Subí las escaleras corriendo, y con cuidado de no tropezarme. Tenía la varita firmemente cogida con mi mano. Estaba muy asustada, pero también tenía una pequeña confianza dentro de mí. 

Este año mi novio y yo habíamos intercambiado roles. Mientras él tenía un año lleno de normas de etiqueta, aprendía a comer, como comportarse con los ciudadanos, etc; todo eso junto su gemelo Fred, yo estaba en el año mágico de Hogwarts, con clases llenas de admiración, y muchas lecciones. 

Y algo que había llamado la atención de todos era la relación de Lavender con Ron, y la de Ginny y Harry. Hermione estaba enamorada de Ron desde hacía mucho, así que la ayudé en todo lo que pude. Y cuando rompió con Ron, Hermione y yo hicimos una mini fiesta en el baño con Myrtle La Llorona. 

Y ahora era cuando Harry se había ido, y Hermione había venido para que la ayudara. Se habían colado en el castillo, y todo Hogwarts estaba en peligro. 

Draco bajó con una loca y Snape. Me giré con la varita levantada, dispuesta a atacar.

- Tn, quítate - me ordenó Draco

- No - respondí intentando parecer enfadada, pero los nervios me delataban

- Tn, por favor - Draco tenía mucho miedo también

- ¡Expelliarmus! - exclamé quitándole la varita a Bellatrix y a Snape - No me hagas mandarte un reducto Draco.

Escuché un grito, esa voz se me hacía familiar. Pero fue grave error girarme, porque al volver la vista a Draco, Snape y la otra tenían su varita apuntándome. Levanté las manos.

- Está bien, os dejaré ir - dije tragando saliva ante la cercanía de las varitas.

- Así me gusta princesa. - dijo Snape antes de irse.

- Draco - lo llamé - Ten cuidado, por favor.

- Igualmente. - dijo con una sonrisa tímida - Adiós, su majestad. - hizo una pequeña reverencia, y se fue corriendo.

Me giré y fui donde anteriormente había escuchado la voz. 

- ¡Bill! - grité tirándome a su lado - Bill, ¿estás bien? Por Merlín, voy a llevarte a la enfermería ahora mismo.

Intenté levantarlo como pude. Luego me di una palmada mental, y me ayudé con la varita. Porque es que soy imbécil. 

Llegué a la enfermería, y Neville ya estaba allí. La enfermera se me acercó corriendo al ver a Bill.

- ¿Qué le ha pasado? - preguntó preocupada

- Lo ha mordido un hombre lobo, pero no estaba transformado. ¿Se pondrá bien? - pregunté preocupada mientras lo tumbaba en una camilla.

- Ya veré - respondió insegura - Sigue luchando. Aunque viendo tu estado, deberías descanasar

- Seguiré - dije más segura - No puedo rendirme. Espero que todos se pongan bien.

Ella asintió no muy convencida, y salí corriendo. Encontré a Ginny y Luna. Ambas heridas como yo, pero dispuestas a seguir luchando

- Ginny, Bill está en la enfermería - le informé - Tranquila, le ha mordido un hombre lobo, pero no estaba transformado aún. Creo que se pondrá bien, pero me temo que no será el mismo. Conseguí ir por él a tiempo

- Gracias - me dijo abrazándome. 

- Quédate con él -le dije - Ves con Luna, ya queda poco para que esto termine.

- Pero - Ginny iba a oponerse.

- Pero nada - dije - Esto pronto acabará. Es solo un calentamiento. Descansa con Bill. Iré a buscar al trío de oro. Luna, ve con Ginny.

- Estaremos bien - dijo Luna sonriendo en señal de apoyo

- Gracias. Volveré enseguida - dije antes de irme

Bajé al patio del colegio, y paré. No podía ser. Los alumnos corrían por los pasillos, sin parar, asustados. Andé poco a poco, hasta que una explosión a lo lejos me paró. 

La cabaña de Hagrid.

Caí de rodillas ante el cuerpo sin vida de Dumbledore. 

- ¡Tn! - me giré con los ojos llorosos

- ¿Cómo? - pregunté

- Fue Snape - respondió él - Yo estaba paralizado. No pude hacer mucho. Hagrid está bien, tranquila. 

Se arrodilló a mi lado, y él también empezó a llorar sobre el cuerpo sin vida de nuestro director. Nos encontró la profesora McGonagall, que no pudo evitar sollozar también. 

- Id a la enfermería - nos mandó - Estáis.... estáis llenos de sangre

- Vamos Harry - dije levantándome como pude, con Harry al lado. 

Fuimos a la enfermería, los Weasleys ya estaban allí. Mi padre, y mi tía abuela, Fred y George también habían venido. Al llegar allí, Ginny abrazó a Harry, y yo a George.

- ¿Qué ha pasado? - preguntó la enfermera Pomfrey.

Harry se soltó de Ginny, y se acercó a los demás para empezar a explicar todo. Todos empezaron a llorar sin poder creerse lo que Harry contaba. George no se separó en ningún momento de mí. 

En el funeral de Dumbledore, alzamos nuestras varitas. Mi padre puso su mano en mi hombro y George cogió mi mano. 

Al irnos, Ron se acercó a nosotros, junto los señores Weasley. 

- Su majestad - los tres hicieron una reverencia.

- Chicos por favor, ya estamos en confianza. Y habéis cuidado muy bien de mi hija - dijo mi padre intentando sonreír.

- Bueno, nos encantaría invitaros a la boda de mi hijo Bill- dijo Arthur amable - Ella ya es parte de la familia, y bueno, vosotros también.

- Claro que iremos - contestó mi tía abuela - Al menos la pequeña Tn y yo.

- Yo no creo que pueda. Últimamente con estas cosas, hay más papeleo. También tengo que ver como puedo introducir a su hijo a la Corte, a mi esposa, y asegurarme de que cuando mi hija tome posesión del trono con todo asegurado. Parece que los reyes no hacemos nada, pero hacemos bastante en secreto. - dijo mi padre - Pero como habéis oído a mi tía, mi hija y ella están encantadas de ir.

- Será todo un honor - sonreí

- Te veré en vacaciones - celebró George subiéndome por los aires, para luego abrazarme - Te prometo tener las mejores vacaciones del mundo.

- Pero no te creas que has acabado con tus lecciones jovencito - le regañó mi tía abuela - Bueno cariño, ya puedes irte. Tn y yo nos vamos con ellos.

- Weasley - mi padre llamó a George - Cuídala. No quiero que le pase nada malo, y menos que venga de tí. ¿Me has oído?

- Sí señor. Prometo que no la dejaré ni cuando vaya a por agua. Y puede que sea un imbécil, pero soy el de su hija, y eso nunca cambiará. - dijo George divertido

- Cuídate tú también papá. Cuida de mis hermanas y de mamá - lo abracé 

- Lo haré. Ya nos veremos - me besó la mejilla y nos fuimos cada uno por nuestro lado.