Todo por tí

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Ya llegaban las vacaciones, y aún no nos habían pillado. Y lo mejor de todo, George y yo eramos de escaparnos algunas veces de las reuniones y pasarlas en otras partes del castillo.

Fred nos respaldaba, y seguro que estaba cansado. Algún día se lo agradeceríamos.

Hoy era uno de esos días donde él y yo nos lo saltábamos. Hermione ya estaba preparada para irse. Y yo supuestamente también. Lavender y Parvati dormían plácidamente.

- Vámonos - susurró ella. Asentí y nos fuimos.

Al bajar, encontramos a Harry, Ron, Lee y los gemelos esperándonos.

- Chicos - dijo Fred al ver que se ponían en marcha, pero todos se dieron la vuelta - George tiene mala cara. Creo que me quedo con él.

- Pero parecía estar bien hace unos segundos - se quejó Lee al ver que llegábamos tarde. Fred le dio un pisotón

- Está malo. Id vosotros. - dijo Fred

- No - dijo rápidamente - Ves tú Freddie. Me quedo a cuidarlo yo. Sé más que tú, y le darás dolor de cabeza.

- Genial. Vamos chicos - dijo Harry - Llegaremos tarde.

Fred me miró y me guiñó un ojo antes de irse. Hermione nos miró confusa, pero Ron le hizo volver a la marcha cuando gritó su nombre. George me miró, y cuando oímos la puerta cerrarse, me besó.

- Otro día que nos escaqueamos. Algún día nos hará falta aprender todo por si acaso - dijo George

- Pero si luego Fred nos pone al día en vuestra habitación - dije divertida.

- Hablando de mi habitación. No hemos ido allí nunca cuando no hay nadie, ¿qué te parece ir ahora? - me preguntó. Le besé la mejilla, y salí corriendo por las escaleras rumbo a su habitación.

Me siguió, y cuando llegamos, me cogió y me acorraló contra la pared. Sonreí inocente, y me volvió a besar.

En un segundo, mis piernas estaban sobre su cadera. Cuando nos tuvimos que separar por aire, ambos sonreimos.

- Georgie, te necesito - suspiré. Lo necesitaba desde hace mucho tiempo, pero esta iba a ser mi primera vez y estaba preparada si era con el hombre de mi vida.

- ¿Estás segura? - preguntó con su cara muy monoo. Tragué saliva y asentí

- Sí. Y quiero que seas tú el primero y el último. - dije mirando sus ojos profundos.

- Te amo, y prometo hacer de esto, la mejor de tus días - asentí sonriendo y lo besé. Era un beso lento, y con mucho amor de por medio.

Empecé a quitarle la camiseta, estorbaba. Él hizo lo mismo, y cuando llegamos a la cama, se quedó mirándome. Eso hizo que me avergonzara. Yo no tengo cuerpo de modelo, y siempre he odiado mi cuerpo.

- ¿Te he dicho ya que los dioses griegos tienen un sitio reservado para tí? - preguntó.

- George, me siento incómoda exponiéndome. - dije.

- Si quieres, podemos parar - dijo preocupado.

- No. No es por eso. Nunca me ha gustado mi cuerpo. Y ahora te lo estoy enseñando a tí. El chico al que amo. - me mordí el labio, y los ojos de George pasaron a ser más oscuros de lo normal.

- Está noche olvídate de eso. - me tiró sobre la cama y empezó a darme pequeñas mordidas dominantes sobre mi cuello.

Se quitó los pantalones, y yo la falda. De un momento a otro, ya no teníamos puesta ni la ropa interior. Sacó algo de su cajón y se lo puso a su amiguito.

George decidió jugar un poco conmigo y sus dedos. Me sentí necesitada por él. Arqueé mi espalda ante la ola de placer que me daba.

- Georgie - gemí. Y sus dedos fueron sustituidos por su lengua.

- Sabes deliciosa preciosa - dijo como si nada. - ¿Quieres probar? - asentí sumisa.

Se acercó y me besó. Sus manos se pusieron sobre mis caderas.

- Vamos a empezar a jugar. Si quieres que pare, dímelo sweetie. Seré cuidadoso contigo - me mordí el labio y volví a asentir.

Al verme hacer eso, decidió morderme el labio mientras entraba poco a poco en mí. Por el dolor, enterré mis uñas en su musculosa espalda. Cuando llegó al punto exacto, gemí bastante fuerte su nombre.

Cuando me acostumbré, me encantaba la sensación que George me daba. Y cuando llegamos al punto máximo, él y yo nos corrimos.

Ya estábamos algo cansados, al menos yo. Mientras me besaba, se acomodaba a mi lado. Cuando nos separamos para coger aire, me sonrió.

- Ha sido fantástico Georgie - dije sonriendo

- Tú sí que eres fantástica Tn. Espero que no te haya hecho daño - dijo con una mueca

- Puede, pero ya estaba preparada - sonreí mientras le acariciaba el pelo. - Te amo Georgie.

- Y yo también te amo Tn. Mucho - lo volví a besar y nos recostamos juntos.

Estuvimos un rato tumbados sin decir nada. Yo estaba apoyada sobre su pecho, escuchando su corazón latir, mientras él me acariciaba el pelo.

- Voy a decirte una cosa. Puede que sea algo tarde, pero no pasa nada - me levanté para mirarle, se relamió los labios y me miró divertido - Lo hemos hecho en la cama de Fred.

Empecé a reírme contagiándole. Así hasta que oímos la puerta sonar. George y yo nos miramos asustados.

- ¿Qué hacemos? - me preguntó

- ¿Y si nos cambiamos a tu cama y hacemos que sólo hemos hablado? - sugerí

- Buena idea - respondió él.

Rápidamente nos vestimos, y nos tumbamos en su cama quitando los hechizos que habíamos puesto antes.

Con la varita, George abrió la puerta, y Fred entró algo sorprendido. Fue a su cama, y se sentó, giró su cabeza para mirar sus almohadas, y todos nos dimos cuenta de la sangre.

- Tío, ¿qué es esto? Creo que nunca he comido ketchup en la cama - dijo extrañado.

- A lo mejor te ha bajado la menstruación - bromeó George.

- Será. Voy a preguntarle a Hermione como tratar eso. Ahora vengo - dijo convencido.

Cuando cruzó la puerta, empezamos a reírnos, y al momento volvió.

- Soy un chico. A mí no me baja eso tío, me has engañado - dijo Fred. Hasta que por fin se dio cuenta de todo - ¿¡Lo habéis hecho en mi cama?!

George y yo lo miramos aterrados, y George habló - ¿Puede?

- ¡Os voy a matar! Pero ahora no, que tengo que dormir.

- Buenas noches - dijimos los dos.

Fred se acostó y George me besó - Buenas noches cariño

- Buenas noches mi rey - dije antes de acostarme en su pecho otra vez y dormir.

Your highness (otra de George)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora