─¿Qué habrá querido decir Minho con eso? ─preguntó, frunciendo el ceño ligeramente y mirando el móvil en sus manos.
Changbin elevó los hombros, tenía sus sospechas de la actitud tan extraña de ambos chicos, pero no era un tema que le importara del todo. Sea lo que sea, tarde o temprano lo iban a saber.
─No debe ser nada, chismoso.
─Pero actúan como si ocultaran algo ─un puchero hizo presencia en su pequeño rostro─, ¿será esa la razón por la que andaban peleados?
─Jeongin ─dijo con firmeza.
─Bien, bien ─rodó los ojos, haciendo un gesto de paz─. Ya sé que no puedo contar contigo para esto. Cambiemos de tema, ¿qué tal está Felix? ─le sonrió.
Sí, definitivamente Yang Jeongin era el diablo en el cuerpo de un chiquillo de piel blanca y cuerpo debilucho. Changbin lo hubiese golpeado si no fuera porque están en la cafetería; hay ojos en todas partes y Jeongin adoraba hacerse la víctima en situaciones así. Capaz comenzaría a gritar, llamando la atención e inventaria alguna mentira para dejarlo mal.
─Bueno, yo digo que Donghyuck y Minho sí nos están ocultando algún detalle de su discusión.
Las carcajadas del menor no tardaron en escucharse. ─¡Eres un desgraciado!
─Sabes que sí ─asintió y bebió de su jugo de naranja─. Ya deja de insistir. No pienso contarte nada de lo que haya sucedido entre él y yo.
¡Eso era obvio! Por más que intentó sacarle información, ya sea sobornando, mentira por verdad, incluso recuerda haberlo amenazado con decirle a su madre que consumía drogas, pero nada de eso funcionó. Seo Changbin era como una verdadera tumba. Y a Jeongin lo consumía la curiosidad cada día más. Es que seguía sonando irreal, ni en sus sueños hubiese creído que el idiota de su amigo podía sostener una relación que no sea con sí mismo, y ahora que comenzaba a ser cercano a los chicos del otro grupo, era mucho más irreal que se tratara de Lee Felix.
Simpático, tierno, gracioso, amable, cariñoso, y todos las características positivas que existieran, son las que describen al australino. Miró a su amigo sentado frente a él, aquella chaqueta de cuero negra sobre el uniforme y el corte en la ceja lo hacía ver como un chico malo, no lo era, pero sí era todo lo contrario a Felix.
Bufó y dejó su cabeza descansando en su mano. Entonces es verdad cuando dicen que los opuestos se atraen. Lo acababa de comprobar.
─¿Al menos ya hablaron?
─Sí ─y como si se tratara de un resorte, Jeongin volvió la mirada a Changbin. Eso se oía interesante, y no necesitó pedirlo para que siguiera hablando─. Le dije que de nada servía ignorarnos, después de todo, vamos a pasar muchísimo tiempo
─¡Me sorprendes, Binnie! ─exclamó con falsa emoción─. No pensé que llegarías tan lejos.
Emoción que poco duro con las siguientes palabras de su querido amigo. Querido y desgraciado amigo.
─¿Qué hay de ti y el dramático?
La pregunta del millón. Ya era raro que no le preguntara sobre el tema, y más tomado en cuenta que él lo había estado jodiendo por días para que le contara hasta lo más insignificante de lo que sea que haya tenido con Felix.
Eso le sucedía por chismoso, estaba claro.
─Lo besé una vez. En realidad, un par de veces. Ya perdí la cuenta.
─¿Te correspondió?
La sonrisa de superioridad adornó el bello rostro del menor. ─¿Crees que seguiría pasando tiempo conmigo si fuera por eso? Por favor, ¡Estamos hablando de mí!
Changbin rodó los ojos y le propinó una patada por debajo de la mesa. Odiaba cuando el mocoso se ponía engreído.
─Pero no te veo tan feliz como deberías estar, y eso también significa algo. ¿Verdad, hormonal?
Esta vez, la patada acabó en su rodilla izquierda. Se quejó por lo bajo, mientras veía como Jeongin buscaba una posición un poco más cómoda para hablar. No era una obligación contárselo, pero estaba segurísimo de que necesitaba a alguien que le recordara lo estúpido que es, ¡Y qué mejor, Seo Changbin al rescate!
─Bueno, él...
─¿Él? ─levantó las cejas, esperando una respuesta que nunca llegó. ¿Podía tirarle las orejas? A esa altura, no importaba tanto si llegaba a hacer un escándalo─. No soy adivino, ¿sabes?
Jeongin rodó los ojos. ─Estaba buscando las palabras adecuadas para decirte que no sabe lo que quiere, pero ya qué.
─Hubieses comenzado por eso antes de decir que se besaron.
Sí, tenía razón, pero al menos no pensaría que es un idiota de inmediato.
─Te quiero golpear.
─Y yo siempre quiero golpearte a ti, el sentimiento es mutuo ─asintió, dándole un sorbo a su jugo de naranja. Luego, volvió a tener toda su atención en el chiquillo hormonal de diecisiete años─. Es normal no saber, no llores antes de tiempo.
¿Llorar por un hombre? Sí, claro. Incluso muerto antes de hacerlo. Tampoco es como si toda la situación le causara miedo, de hecho, hasta le emocionaba, pero habían momentos en donde sentía que era un pobre perro callejero, esperando un trozo de carne que jamás llegaría. Hwang Hyunjin es la perfección en persona, alto, guapo, gracioso, con unos padres que dejaban mucho que decir. La sobreprotección hasta lo asustaba, porque ni con Jeongin, que sus progenitores se la pasaban cuidándolo, habían llegado a los extremos de los padres de Hyunjin. Sin embargo, sabía que todo se debía a su estatus social, se ponía en sus zapatos y lograba entender que querían lo mejor para su hijo. Aunque no de la manera correcta.
Y claro, Hwang Hyunjin, quien nunca antes desobedeció o cuestionó las palabras y el actuar de sus padres, no sabía cómo enfrentarse a una situación así. ¿Qué podía hacer el chico al que le planearon toda su vida? Hyunjin ni siquiera había nacido y sus padres ya lo tenían encerrado en casa, todo porque temían que algún día le sucediera algo o se desviara de su principial camino.
─Pero bueno, espero se decida antes de que encuentre a otro ─dijo con simpleza, comenzando reír.
O antes de que te enamores de él, pensó Changbin. Prefirió no decirle, los sentimientos de Jeongin no eran un tema para tomar a la ligera y bromear como si nada. Enamorarse a esa edad puede salir muy bien, o al contrario, muy mal. Esperaba que fuera la primera y no tuviera que aguantar su lado llorón.
Aunque si lo pensaba bien... Jeongin enamorado también sería insoportable.
Cómo fuera el desenlace de esa extraña historia, Changbin ya tenía claro que lo terminaría golpeando. Enamorado, despechado, llorón, enojado, seguiría siendo el mismo niño.
─Por eso nadie te toma en cuenta, hormonal.
Y Jeongin rió más fuerte.
ESTÁS LEYENDO
Rebel Babies (En edición)
FanficNada bueno puede salir de dos grupos de adolescentes hormonales que se unen para luchar contra las reglas discriminatorias de su escuela, ¿verdad? #1 en Chensung • 19/4/20 #1 en Minsung • 14/6/20 #1 en Nomin • 20/7/20 #1 en Markhyuck • 27/7/20 #1 en...