Decir que estaba feliz era quedarse corto, Adrien sentía que en cualquier momento despertaría y todo habría sido un sueño. Y aunque algunas veces el mundo parecía equilibrar su vida y hacer que algo malo le pasase, ese día estaba seguro que nada ni nadie podría arruinar su buen humor.
Plagg miro al chico rubio con cierto fastidio y rodó los ojos mientras buscaba un poco de su preciado camembert para no tener que seguir mirando al héroe enamorado dando vueltas por su cama.
- Te acepto una rosa, no ser tu novia, controlate un poco - Dijo bastante fastidiado el kwami al ver que su "querido" portador no paraba de balbucear cosas que ni siquiera el entendía, aunque intuía que eran cosas cursis o tontas sobre ladybug (Que honestamente no quería saber).
- Pero no lo entiendes Plagg, no es solo una rosa, ella acepto mis sentimientos, incluso permitió mi beso en su mano y ella, ella - El modelo rodó de nuevo por su cama, mientras mantenía una almohada en su cara, dejando más que claro que el chico prácticamente nadaba en corazones.
- Puaj - exclamó con cierto asco, tanta dulzura le revolvía el estómago, en verdad necesitaba meterse en un calcetín o seriamente vomitaría; aunque en realidad no sabía si eso era algo posible y no le entusiasmaba averiguarlo.
- Oh vamos!comparte mi felicidad, ha sido una noche increíble, ella estuvo todo el tiempo pegada a mi, su aroma era tan dulce! Como el de galletas y - Adrien paro, mientras su mente volvía a sentir aquel click de nuevo, Plagg se preocupo al escuchar que el adolescente había callado de pronto, así que se acercó a él, curioso, tal vez algo en esa "cita" si que valía su atención.
El pequeño kwami volo a su portador con la clara intensión de preguntar no solo que pasaba si no también posarse en su hombro, pero antes de que el pudiera siquiera tocarle, el rubio se levanto de su cama y camino hacia su computadora, no había dicho nada más y solo empezó a abrir archivos con fotos de sus amigos y su carpeta secreta de Ladybug.
Plagg observo sus acciones atentamente mientras sin pensarlo mucho tomo otro queso y decidió esperar a que el rubio terminará con lo que sea que estuviera haciendo y le dijera que pasaba, conocía al chico mejor que nadie y en el estado que estaba ahora no le diría nada, tenía esa mirada determinada y concentrada.
El kwami se acomodo en la almohada del modelo, pensando seriamente en tomar una siestas mientras su portador hacía quien sabe que en la computadora.
Los ojos verdes del chico parecieron llenarse de emoción, incluso se podría decir que estaba aún más emocionado que hace unas horas, dejó caer su espalda hacia la silla, reclinando se sobre está, mirando fijamente al techo, como si acabase de descubrir el secreto más grande el mundo, esto había llamado estrepitosamente la atención del kwami, pues su portador no había dicho ninguna palabra y solo soltaba unas pequeñas risas algo abochornadas.
- Tierra llamando al gato enamorado - Plagg paso su pata por el rostro del chico, intentando que este le dijera algo, aunque no supiera muy bien realmente que quería que fuera.
Adrien tomo al pequeño kwami con ambas manos y lo acerco a su mejilla, tomando en completa sorpresa a este último, el modelo decía un par de palabras inentendibles para sus oídos, así que como pudo se safo del "Abrazo" que este le había dado y retrocedió.
- Bien, deberás calmarte si quieres que te entienda - Plagg parecía algo irritado, realmente no le gustaban las muestras de afecto y lo dejo en claro mientras se "desenpolvaba" a si mismo.
- Ya se quién es ladybug en su vida civil - La cara del Kwami era un completo poema y la pequeña criatura sentía que algo lo había arrollado en ese momento ¿Que demonios había podido decir en esa cita que la portadora de Tikki hubiera revelado su identidad? Era algo ilógico, ladybug era precavida y le había dejado en claro incontables veces a su portador que no debían conocer sus identidades.
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•Cenizas• [[LadyNoir/Adrienette]]
Random¿Que sentirías si de pronto lo perdieras todo? Marinette había tenido que ver cómo en un abrir y cerrar de ojos no solo no era nadie, era la peor. Lila Rossi se había encargado de que nadie le hablara ni creyera. Reducida a solo una mentirosa ladro...