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*Narra Vince*

─ hasta el lunes, Vince -se despidió Clara, con una sonrisa coqueta.-

─ hasta el lunes -le pasé mi ficha firmada y me dirigí a la salida.-

─ ¡espera! -me giré a verla. Salió del mostrador y se acercó a mí, por cómo estrujaba sus manos, sabía de sobra que estaba nerviosa.- verás, me preguntaba si...si...¿te gustaría salir conmigo mañana?

─ los fines de semana se los dedico sólo a mi hijo.

─ entiendo, entonces...¿el lunes? sería cuando acabase nuestro turno.

Nos quedamos mirándo. Desde que Alina y yo lo dejamos, he intentado por todos los medios conocer a más mujeres, pero no sé que me pasa, que a la hora de la verdad, pierdo el interés.
Conocí a una chica en un bar, era muy guapa, pasamos el resto de la noche entre risas, y luego se me ocurrió invitarla a mi departamento, pero cuándo nos encontrábamos en la cama, listos para el acto, yo no fuí capaz porque no dejaba de pensar en Alina, así que al final le pedí a la chica que se marchara.
Miré a Clara, es preciosa, una lástima que mi corazón tenga dueño.

─ Clara, verás -me interrumpió.-

─ tienes que superar a la madre de tu hijo, ¿o es que acaso piensas quedarte así toda la vida? -ahora parecía enfadada.- tienes que darle una segunda oportunidad al amor.

Ella tiene razón, cómo sea tengo que arrancar a Alina de mi corazón, o de lo contrario terminaré loco y solo.

─ entonces nos vemos el lunes después de nuestro turno, chao Clara -ella sonrió.-

─ chao, Vince.

Salí y me acerqué a mi coche. Me monté y fuí a casa de Alina.
Cuando me abrió el portal, subí y esperé a que me abriese la puerta.

─ ¡espera! -escuché a Alina gritarle, muy tarde, porque mi hijo abrió la puerta mostrándome a su madre con una toalla muy corta, tenía el cuerpo mojado y sus pechos resaltaban debido a que tenía la toalla un poco apretada. Hacía tiempo que no la veía así, y desgraciadamente, mi miembro no tardó en reaccionar, sólo ella logra esto en mí. Sus mejillas estaban rojas por la vergüenza.- yo...siento esto -miró a Liam.- amor, te dije que esperases.

─ es que ya quería ver a mi papi -miré a Liam, que vergüenza, toda la semana sin verlo y yo cómo un embobado viendo a su madre.-

─ hola campeón -lo levanté del suelo, pasó un brazo por mi cuello y me miró.-

─ ¿me vas comprar dulces?

─ que ni se te ocurra, ya sabes cómo se pone -dijo Alina, la miré, apartó la mirada en seguida.-

─ ya oíste a mami, nada de chuches. ¿Tienes su mochila preparada?

─ aún no, dame unos minutos y la tendré lista -miró a Liam.- no te irás hasta que no recojas todos los juguetes que tienes tirados en el salón.

─ no -se negó.-

─ Liam, a mami no se le dice que no -dije.- así que hasta que no recojas, no nos iremos.

Lo bajé al suelo.

─ ¿me vas a esperar?

Sonreí.

─ por supuesto que te voy a esperar.

Salió corriendo.

─ pasa -entré y ella cerró la puerta. Iba caminando delante de mí, y yo no dejaba de mirarla, me daban ganas de arrancarle esa toalla tan pequeña que tenía puesta, ¿y para qué mentir? quise ir hasta la habitación, pero no podía hacer eso, así que me desvié y entré al salón, me senté en el sofá y observé a Liam.-

Segunda oportunidad. |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora