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*Narra Vince*

Me giré y sonreí al ver a Alina, me acerqué y dí varios besos desde su hombro hasta su cuello. Metí la mano por la sábana y la llevé a una de sus piernas, las separé un poco y luego llevé mis dedos a su vagina.
Mordió su labio aún con los ojos cerrados.

                                    •••

Nos duchamos y nos arreglamos. Los dos fuimos a la habitación de Liam, por primera vez no nos había despertado él.
Los dos sonreímos cuando lo vimos durmiendo.

─ vamos a dejarlo dormir un poco más -me susurró ella. Asentí y salimos.- Lettice, debería dejarme hacer el desayuno al menos una vez -le dijo a mi madre. Ella sonrió.-

─ lo hago con mucho gusto, querida.

Me acerqué y le besé la frente.

─ buenos días mamá, buenos días viejo.

─ buenos días hijo -dijeron los dos a la vez. Sonreí.-

En la tarde, estábamos sentados en el salón, excepto Alina, que llevaba mucho rato encerrada en la habitación.
Papá le estaba explicando algo a Liam sobre unos trenes y mamá estaba tejiendo.
Me paré y fuí a la habitación, la abrí y me apoyé en el marco de esta.
Ella estaba tumbada boca a abajo y se estaba riendo, delante de ella, estaba el ordenador, dónde pude distinguir a mi hermana y a Aurora, las cuales también se estaban riendo.
Sonreí y me acerqué a paso lento al sofá que estaba cerca de la cama. Me senté en éste y la observé.

─ es que no creo que le guste -dijo Alina con algo de vergüenza.-

─ es mi hermano, lo conozco, y sé que cuando se lo propongas, dirá que sí encantado, los dos se lo merecen.

─ no sé...-dijo ella dubitativa. Al parecer todavía no se había dado cuenta de que yo estaba allí.-

─ amiga, por dios, no desprecies el regalo que les hemos hecho, a Josua, a Diego, Alison y a mí nos ha costado mucho dar con ese regalo, así que por favor, aprovéchalo.

─ lo hablaré con Vince.

─ te escucho -en seguida me miró.-

── ¿cuánto tiempo llevas ahí?

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─ ¿cuánto tiempo llevas ahí?

─ el suficiente cómo para saber que nos han hecho un regalo y tú no lo quieres aceptar.

Volvió a mirar la pantalla.

─ chicas, las llamo luego -les tiró un beso y  colgó.-

─ ¿y bien? -se sentó en el borde de la cama y me miró.-

─ el regalo es...-apartó la mirada y mordió su labio con vergüenza. Sonreí.-

─ ven aquí -me miró. Dí palmaditas en mis piernas. Se acercó y se sentó encima de mí, pasó un brazo por mi cuello y acarició mi pelo por detrás, la abracé por la cinturay la pegué más a mí.- ¿por qué no quieres el regalo?

─ tú tienes tu problema del juicio, no quiero molestarte.

─ tú no me molestas, y si el regalo es algo para que hagamos en pareja, yo quiero.

─ pero -la interrumpí.-

─ ¿qué es?

─ dos días en una cabaña, sólo tú y yo.

Sonreí.

─ ¿los dos solos? ¿te tendría para mí solito?

─ sí.

─ genial, aceptaremos el regalo.

─ ¿seguro? mira que podemos -la interrumpí con un beso, hizo un poco de presión en mi nuca para profundizar el beso. Cuando nos separamos, acaricié su mejilla.- seguro, mami, nada me haría más feliz que tenerte para mí solo. Dentro de poco volveremos a la rutina de siempre, tú a la universidad, Liam al cole, y yo si me quitan los cargos, volveré a mi trabajo, no tendremos tiempo para esto.

─ de acuerdo -dijo sonriendo.- es para éste fin de semana, nos iremos el viernes y volveremos el domingo en la tarde.

─ muy bien.

Es corto, perdón.

Segunda oportunidad. |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora