| 9 |

442 29 2
                                    

*Narra Vince*

Estábamos todos sentados en la mesa, Alina estaba a mi lado, se pusieron de acuerdo para sentarnos juntos, y por más que intentamos cambiar de asientos, ellos se negaron, para rematar, eran justo seis sillas, Liam estaba en las piernas de Aurora, ella lo estaba ayudando con la comida.

─ tienen que dejar de ser así -habló Alina, todos la miraron.- no pueden sentarnos cerca por obligación, él no quiere estar a mi lado y yo mucho menos de él. No pueden forzar las cosas.

─ es mi casa, y si yo digo que se van a sentar juntos, pues se sientan juntos y fin -dijo Alison sonriendo. Rodé los ojos con una sonrisa.-

─ eres mala -dijo Alina sonriendo.-

─ pero aún así me quieres, cuñada -Alina abrió los ojos cómo platos.-

─ Alison -le advertí.-

─ ¡ay ya! sólo era una broma -dijo sonriendo.- con un toque de cierto.

Negué con la cabeza.
Llevé mi mano a la parte desnuda del muslo de Alina, ella miró su plato y mordió su labio.
Bajó una de sus manos y la llevó hasta la mía, movió mi mano más hacia su entrepierna, sonreí.
Apreté fuerte, ella se movió un poco en el asiento.
Cogió su copa de vino y bebió.

─ papá y mamá vendrán a pasar las vacaciones con nosotros -dijo Alison. La miré.-

─ que bien -dije sonriendo.- hace bastantes meses que no los vemos.

─ sí, mueren por ver a su nieto -miré a Liam y sonreí.-

─ ¿dónde se quedarán? -pregunté.-

─ yo les dije que se pueden quedar aquí.

─ de acuerdo -dije. Cuando terminamos de comer, recogimos.-

Estuvimos hasta la noche todos juntos, después de cenar y ayudar a limpiar todo lo que ensuciamos, nos despedimos y salimos.
Liam se quedó dormido de camino a casa.

Al llegar, lo cogí en brazos y subimos.

─ yo le pongo el pijama -dije yendo hacia la habitación de él.-

─ de acuerdo.

Le puse el pijama con cuidado de despertarlo y lo metí a la cama.
Apagué la luz y fuí a la habitación de Alina.
Estaba tumbada boca a abajo con el ordenador, tenía una camiseta negra y unas bragas negras.
Sonreí y me acerqué. Me senté en sus piernas y cogí sus nalgas, las cuales apreté. Ella se giró a verme con una sonrisa.

── ¿te quedarás?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

─ ¿te quedarás?

─ si quieres, me quedo.

─ sí, por favor.

Segunda oportunidad. |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora