-Que me gustas.
Los segundos que le siguieron se sintieron eternos. El aire parecía faltarle de pronto. Podía oír claramente su corazón retumbando con fuerza desde adentro. ¿Realmente lo había dicho? Su cuerpo quedó inmóvil, sus manos comenzaron a sudar.
Dos idiotas en una habitación yacían petrificados, seguidos de un gélido silencio que rodeaba el ambiente. ¿Acaso era otro estúpido sueño? Sus ojos prontamente se dirigieron a Sally, quien seguía tendido con una expresión en blanco.
-¿Qué...? -preguntó el peliazul de pronto, sin quitar su vista del techo.
-Y- Yo... -intentó responder, mas sólo pudo esbozar unos torpes balbuceos.
-Larry... deja de jugar conmigo... -su voz pronto se quebró.
-¿Qué dices..?
-¿Qué yo te gusto..? ¿En.. en serio..? ¿Qué soy yo para ti? -le respondió con notoria molestia y dolor. Sus ojos se cristalizaron, un tanto por el dramatismo de la ebriedad y otro tanto por todos aquellos sentimientos que había guardado y hoy, en ese preciso instante, le revolvían la cabeza nuevamente.
-Sal... yo jamás podría... yo... -no había respuestas, todo lo que Sal le decía parecía no tener el mínimo sentido.
-Sigues queriendo hacerlo. No sólo ahora, ayer también. ¿Acaso sabes cómo me siento..? -Las palabras parecían enredarse y tensarse, algo estrujaba su corazón con fuerza, queriendo estallar.
Larry aún confundido por la reacción del chico, no tardó en notarlo. Se sentó junto a él en la esquina de la cama acercando una de sus manos al rostro del contrario, y suavemente con el pulgar acarició su mejilla limpiando de paso sus lágrimas.
-Sally Face... mírame. -dijo decidido.
El peliazul volvió su rostro a Larry quien, pese a la tenue luz, seguía observándolo con una sonrisa, sin quitar la mirada. En un leve impulso logró sentarse junto a él, dejando caer su cabeza en el hombro del castaño.
-Sal. -susurró el mayor. -Tú me gus..
Y antes de que pudiera terminar esa frase, el pequeño jaló de su camiseta, acercándolo bruscamente a él. Sin tiempo para pensar, o si quiera añadir algo, le robó un beso.
Su corazón llegó a la garganta, se sentía tan irreal... simplemente se dejó llevar, dio un último vistazo con la vista aún nubosa al rostro del peliazul y cerró los ojos. ¿Qué importaba ahora?, estaba ebrio, pero sobre todo, estaba jodidamente enamorado.
Se separaron un momento para buscar aire, y al verse de frente ambos comenzaron a reír, un tanto por los nervios y otro tanto por lo ebrios.
-¿Sigues mareado..? -preguntó Larry sin despegar sus ojos de los de Sal.
Sal negó con la cabeza y respondió- Tengo algo de frío. -dijo con un tono algo sospechoso, sus ojos recorrieron por un segundo el cobertor medio arrugado a su lado.
Pese a no ser el más rápido captando indirectas, y definitivamente no encontrarse en sus 5 sentidos, logró captar las intenciones del chico. -Si quieres... solo si quieres, po-podríamos dormir... -sugirió, ¿Realmente lo había dicho?, en el fondo sabía perfectamente lo que podría ocurrir. Tragó saliva, mientras observaba al contrario escabullirse bajo las sábanas.
Sin moverse de su lugar, el mayor no perdió el tiempo y en un abrir y cerrar de ojos tanto sus zapatos como su pantalón volaron para perderse en algún lugar remoto de la habitación.
Sal lo miraba tapado hasta la nariz con una expresión burlesca. El mayor gateo con torpeza levantando las cobijas y quedando frente al peliazul. Sal acercó una mano y comenzó a acariciar su mejilla, Larry sintió un pequeño escalofrío, su piel era suave, no obstante, sus manos se sentían igual que hielos.
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Because you didn't look away (Sally Face)
Fanfiction-¡Sally Face! -¡Larry Face! (Ship: Larry x Sally) Dos años han pasado tras el incidente de la Bologna. Sal necesita resolver sus conflictos internos, y a modo de catarsis toma como recomendación escribir todo aquello que considere relevante en un...