Final

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Valentina POV

Llegué a casa a las 4 de la madrugada y solté una risa nerviosa cuando apagué el carro. Apenas leí su mensaje, "paso mañana por la tarde", no me alcanzó el tiempo para ir a
buscar mi auto en el parqueadero de la universidad.

Inmediatamente noté algo diferente en mi casa.

Había juguetes regados en el
jardín. ¿Hacía cuánto no iba? Mi hermanito, James, había crecido lo suficiente como para jugar
con un coche y un triciclo.

Me detuve en la puerta por unos instantes.

Quería mucho a ese niño. Era de cabello rubio como Lucía  y tenía ojos verdes. Había heredado la sonrisa, su tono de piel dorado y el cabello rizado. Estaba tan abstraída ese año que a duras penas asistí a las sesiones con mi padre pero, el resto del mundo había desaparecido para mí. Me sentía culpable, no tenía ningún regalo para él.

Saqué el celular y vi la hora. Tendría que esperar al menos 5 horas mientras abrían alguna tienda de juguetes en un Centro Comercial.

-Vale, sólo porque llevo mucho tiempo sin verlo –admití para mí misma.

Regresé al carro y conduje hasta el centro comercial más cercano. Me parqueé en un sitio y eché la silla para atrás para dormir un poco. Ya no tenía el convertible. Antes de entrar a
la universidad me había comprado un Aston Martin db9 negro con el dinero que obtuve a vender el anterior y algo más que tenía ahorrado.

¿De qué pensaba hablar con Juliana? La noche anterior me había acostado con un hombre. Esa era una bonita forma de decirle que la extrañaba.

¿Qué pretendía con aquel encuentro? ¿Pedirle disculpas? Cada una de las cosas que hice fue consciente de las posibles consecuencias
¿Completamente consciente de todo? Sí, y no me arrepentía. Aunque la relación se basó en una gran mentira, lo hice porque la amaba y sabía que en el mundo real ella no podría
amarme.

¿Segura de eso? Lo suficiente como para haber cometido la estupidez que cometí. La culpa fue de David que aprovechar nuestro secuestro para llamar a Esmeralda. No, la culpa era mía
por haber inventado la mentira de su muerte. Al menos el idiota pagaría. Cuando mi padre se enteró que David supo, desde un principio, lo de nuestro secuestro y posible homicidio, no tardó en presentar cargos en su contra por conspiración. Llevaba uno de sus diez años en prisión y eso me daba algo de tranquilidad. Lo demás no se podía arreglar con una demanda.

No sé en qué momento me quedé dormida pero fue un hombre el que me despertó golpeando el vidrio de la ventana.

-Disculpe... -repetía mientras tocaba.

Medio atontada, busqué el gas pimienta en uno de mis bolsillos y lo alisté. Aunque el tipo no se veía sospechoso, una parte de mí seguía pensando que cualquier persona que se me acercara me quería hacer daño.

Bajé el vidrio hasta la mitad.

-¿Sí? –respondí prevenida.

-Lleva mucho tiempo parqueada aquí, ¿está perdida? –preguntó.

Noté que llevaba un uniforme de vigilante con una placa que decía "Martínez".

-No, Señor, ¿el centro comercial ya está abierto? –inquirí.

-Sí, son las diez y media –declaró.

Me limité a sonreírle. Inicié el motor y entré en el parqueadero.

Tal vez eran las diez y media, pero casi todas las tiendas estaban cerradas. Tuve que dar varias vueltas antes de encontrar una juguetería abierta.

Friends With Benefits  (Adaptación Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora