O1 - Presagio

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Capítulo 1: Presagio.

Todas las personas en la sala se encontraban tensas. La esposa del alcalde, Helena Argent, se encontraba muy enferma y el médico del pueblo no se encontraba allí.

-Tranquila, todo estará bien.

-Me duele, es interminable.

-Llora si sientes necesidad, Helena. Házlo. No retengas tus emociones.

-Siento que mis huesos están en llamas. Duele.

Claudia Stilinski hacia su labor en el lugar junto a su mejor amiga Melissa McCall ayudando a la señora Helena, ya que ambas eran enfermeras. Su hijo Stiles de 17 años se encontraba sentado a un lado, observando todo con sus grandes ojos color miel cargados de curiosidad.

-Ven, Stiles. Ayúdanos -lo llamó Claudia, sacándolo de su ensoñación.

Stiles se levantó de su silla y se acercó a la cama viendo a la mujer retorcerse de dolor. Con su curiosidad al máximo, tomó su mano y la posó en el pecho de la mujer. Luego bajó la mano hasta su vientre, pero grande fue su sorpresa al sentir su vientre frío. Un escalofrío le recorrió el cuerpo enviándole sensaciones de dolor por toda su columna vertebral.

-Se está muriendo, mamá. Ella se está muriendo.

-¿Qué está diciendo? ¡Sácalo de aquí! ¡Tengo frío! -gritó la mujer histérica. Claudia miró a su hijo con el miedo reflejado en su rostro, luego posó su mirada en Melissa. La preocupación de ambas era más que evidente.

-Vete. ¡Fuera! -lo llamó Melissa, empujándolo a la salida.

-El mundo de los muertos se abre para ella. Mamá, puedo sentirlo. -Respondió Stiles frustrado.

-¡Sácalo de aquí! ¡Es un brujo! ¡Brujo! ¡VETE, LARGO DE AQUÍ! ¡BRUJO! -Stiles no reaccionó, se quedó estático y el miedo le empezó a crecer por dentro. No entendía nada.

-De prisa, vámonos. -Claudia tomó a su hijo de las manos y lo arrastró hacia la salida.

-No podemos irnos. Debemos ayudarla, mamá.

-Ya no podemos hacer nada más por ella -Respondió Melissa. -Ahora corre. No te detengas.

Los tres salieron corriendo del lugar en dirección al bosque, perdiéndose entre los árboles.

☽︎ ☾︎

-Amigo, ¿Cómo se encuentra?

Gerard estaba sentado al lado de su esposa inconsciente, la rabia e impotencia se hacían claras en la habitación. Nadie se atrevía a decir nada. Gerard alzó la vista y se encontró con su amiga y compañera Monroe, otra cazadora de su clan.

-La sentí. La sentí moverse fuerte y sana. Ella estaba bien unas horas antes. Él lo hizo. Ese Maldito hechicero pagará por esto, terminaré con él.

☽︎ ☾︎

Las dos mujeres y el chico llegaron a la casa de los Stilinski, donde el Sheriff se encontraba en cama, siendo cuidado por Scott.

-¡Scott! ¿Cómo está? -le preguntó a su mejor amigo, el cual era un hombre lobo, mientras se tomaba asiento al lado de su padre en la cama.

Claudia también se sentó a su lado y le tomó la temperatura a su esposo.

-Oh, poder de la luna... Stiles, ve por el tercer frasco de la repisa, a mano izquierda. El de color verde. ¡Rápido!

Stiles le pasó el frasco a su madre y ella le dio una cucharada de aquel viscoso líquido a su esposo.

-Cada vez que esté así, dale una cucharada de esto.

-¿Por qué me dices todo esto, mamá? -preguntó Stiles preocupado, no entendía que estaba pasando. -Lo harás tú, como siempre.

-No será como antes.

-Mamá, ¿Qué hice? -Claudia lo ignoró por completo -¡Mamá! Dime, no entiendo. ¡Melissa, dime algo!

-¿De qué está hablando? -preguntó Scott, el cual se notaba que no entendía nada de lo que estaba pasando.

-¿Por qué sentí eso en el pecho de esa mujer? ¡Responde! -Claudia dejó lo que estaba haciendo y volteó posando sus ojos en él.

-¿Qué fue lo que sentiste? -preguntó con curiosidad.

-Un escalofrío helado. Una puerta que se abría, muchas voces susurrando. Y su alma, mamá... era tan oscura.

-¿La viste? -lo interrumpió Claudia tomándolo de las manos. Stiles asintió.

-Se alejaba del cuerpo. Nunca antes me había pasado esto. ¿Qué he hecho? -En este punto, Stiles estaba hiperventilando, estaba a nada de tener un ataque de pánico.

-¿Qué está pasando? -Scott seguía sin entender aún lo que estaba ocurriendo y el porqué su mejor amigo se encontraba así. Claudia lo ignoró y miró a su hijo.

-Respira, Mieczyslaw. Tú viste lo que iba a pasar, pero no lo causaste, no estás maldito.

-¿Cómo lo sabes?

-Lo sabemos porque te conocemos. -Interrumpió Melissa. -Te criamos desde que eras pequeño, sabemos todo sobre ti. Ahora escúchame...

-No, ustedes escúchenme. Esa mujer me llamó brujo. Vi a esa mujer morir antes de que pasara y eso no puede ser posible.

-El mundo está lleno de verdades que la gente ignora, Mieczyslaw. Pero las sienten y les tienen miedo. Escúchame, porque no hay más tiempo. Las chispas preservan sabiduría antigua. Pero los humanos le temen, la combaten.

-No quiero esta sabiduría, Claudia. Soy un chico normal.

-Acéptala, hijo. O las consecuencias serán terribles.

De repente, el aire se puso frío. Y el cielo fue cubierto por grandes y oscuras nubes. Los pájaros empezaron a cantar, pero en vez de canto parecían lamentos. Todos se tensaron, les recorrió un escalofrío y el ambiente se volvió pesado.

-La naturaleza lo sabe, sabe lo que se avecina. -Dijo Melissa frustrada. -No hay más tiempo. ¡El libro!

Claudia corrió hacia el sótano, todos la siguieron. Fue hasta una esquina y se sentó en el piso, luego corrió una tabla sacando de allí un viejo libro de cuero marrón y empolvado.

-Aquí está.

☽︎ ☾︎

-¿Están listos?

-Sí, señor. La luna cae, la elegida de la familia Argent ha muerto. Apareció otro brujo y es muy poderoso.

-Cada vez que dejamos que un brujo obre, el diablo se vuelve más poderoso. Estos seres, hombres lobos y hechiceros envenenan nuestra ciudad. Por lo que hoy, con el valor que nos da nuestro Señor, con la fuerza de la fé y la creencia en el bien, acabaremos con estos despreciables seres y este reino maldito.

-Que el coraje nos gobierne y el valor nos guíe. -Dijo Gerard antes de que todo el clan se encaminara rumbo al bosque.

☽︎ ☾︎

-Ya vienen los Argent.

-Yo no siento nada, mamá.

-Aprenderás a oír ruidos antes de que sucedan. -Dijo Claudia mientras sacaba ropa y la doblaba para luego meterla en un par de maletas.

-¿Vienen por mí?

-Nadie, por ahora, sabe lo que pasó esta noche. No te buscarán. Ven. -Claudia tomó a su hijo de la mano y lo llevó hacia la puerta.

-¿Tengo que irme, mamá? -preguntó Stiles con lágrimas en los ojos. Claudia asintió. -Entonces prométeme que siempre lo cuidarás. -señaló a su padre, quién se encontraba enfermo en cama.

-Estaremos juntos, no te preocupes. No dejaré que nada le pase, verás que pronto se sentirá mejor. Ahora vamos.

-Me estás asustando, mamá. ¿A dónde iré?

-Melissa te está esperando en su auto afuera, te irás con Scott.

-Pero ¿a dónde?

-A la Academia Waterhouse.

Waterhouse Academy | SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora