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Capítulo 7: Conmoción y espanto.

Cuando abrió los ojos Stiles encontró la habitación inundada en luz. Inmerso en esa zona brumosa que separa el sueño de la vigilia pensó que aquel lugar, con las paredes de un blanco inmaculado y la colcha de lino, parecía el cielo.

Miró el despertador que descansaba en la mesita de noche: "las seis en punto".

¿Alguna vez en su vida había madrugado tanto? Quizá la vez que viajó a Rumanía con sus padres años atrás, pero nunca por voluntad propia.

Scott no se encontraba a su lado, se levantó y oyó el sonido de la regadera. Seguro se estaba duchando. Mientras se desperezaba escuchó voces en el pasillo. Para ese entonces, el aire fresco de la mañana ya había enfriado el cuarto.

Se levantó de la cama y después de alisarse el pantalón de pijama y ponerse las zapatillas asomó la cabeza por la puerta que daba hacia el corredor. A diferencia del vacío sepulcral de la noche anterior, el bullicio llenaba los estrechos pasillos. Los estudiantes charlaban y reían mientras iban de un lado a otro.

-Sty -el mencionado se dio vuelta encontrándose de frente con su mejor amigo. Traía el uniforme puesto y el cabello revuelto, debía aceptar que se veía muy guapo. -¿Dormiste bien?

Stiles asintió.

-Bien, iré a mi cuarto. ¿Qué clase tienes a la primera hora?

-Ciencias, ¿Y tú?

-Historia. Bien, supongo que nuestro horario no coincide del todo. Te veo luego, Sty. -Scott palmeó el hombro de su mejor amigo y salió de la habitación.

Stiles se adentró en el baño, era amplio y limpio. La verdad, aquello no estaba nada mal. Había mucho sitio, un gancho para colgar la ropa, un pequeño espejo frente al lavabo e incluso un pequeño banco de madera donde dejar las zapatillas a salvo del agua. Bajo la lluvia artificial se sintió mucho mejor. Más tarde, con el pelo mojado y el cuerpo envuelto en una toalla se cepilló los dientes.

De regreso a su cuarto se puso el uniforme rápidamente, se peinó con los dedos dándole un "look casual" a su cabello y se aplicó algo de fijador.

Cogió unos cuantos bolis y papel y los guardó en su bolso gris. Se lo colgó en bandolera y se encaminó a las escaleras de prisa. "Siete en punto", estaba antes del límite marcado para desayunar.

Al entrar al comedor se paró un momento; otra vez estaba transformado por completo. La luz del sol entraba en enormes destellos por los largos ventanales alineados en las paredes, dándole un estilo gótico al lugar, algo amortiguado por las blancas persianas. Las velas y copas resplandecientes habían desaparecido por completo. No había servicio sobre las mesas, solo estaban cubiertas por un simple mantel blanco. La comida estaba expuesta en un tipo de bufé: cruasanes recién hechos, seis tipos de cereales, rebanadas de pan y tostadas listas para tostar. Hermosas y brillantes bandejas de plata ofrecían huevos, embutidos y beicon.

Al oler la comida, Stiles descubrió que estaba hambriento, así que se sirvió un par de tostadas, queso y jugo de naranja, antes de sentarse en una mesa completamente vacía al fondo del salón. No reconoció a nadie de los presentes, lo cual en cierto punto era agradable. Untó mermelada de frambuesa en una tostada y dio un gran bocado.

-¿Está libre este sitio?

Stiles se atragantó cuando escuchó la voz de Jackson a su derecha. Tomando un sorbo de su zumo procurando no ahogarse se volvió a mirar y lo vió de pie a su lado. Sin pronunciar palabra, hizo un gesto negativo con la cabeza intentado al mismo tiempo tragar con delicadeza. No lo consiguió. Empezó a toser y por primera vez, advirtió ver una sonrisa en aquellos hermosos ojos.

Waterhouse Academy | SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora