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Capítulo 8: Anfibios.

Dejando atrás el comedor, Stiles se reunió con los alumnos que atravesaban el gran vestíbulo en dirección a las aulas del este. Imponentes óleos decoraban las blancas paredes, casi todos retratos de mujeres del siglo XVIII que parecían mirarlo fijamente desde sus trajes de gala. Algunas de aquellas pinturas mostraban a Waterhouse desde diferentes perspectivas, la mayoría eran tomas hechas desde el ángulo del frondoso bosque, otras desde la colina. Se percató que entre más viejas eran las fotografías, más pequeño era el edificio en comparación a la actualidad; habían sido pintadas antes de la ampliación que mencionó Peter.

A primera hora a Stiles le tocaba Ciencias en el aula 114, de modo que subió al segundo piso, donde encontró la sala justo al lado de la escalera.

Los alumnos más puntuales aguardaban en sus asientos sentados en parejas. Los pupitres se encontraban dispuestos en largas hileras, mientras que un hombre de estatura promedio, rebelde cabello castaño y aspecto distraído hojeaba documentos en su escritorio a través de sus gafas de pasta negra.

Stiles se acercó a él.

-Hola, soy Stiles. Soy nuevo.

Él le dedicó una corta mirada por encima de las gafas, examinándolo. Para luego seguir revolviendo papeles antes de extraer uno en concreto. Lo agitó con ademán triunfal.

-Claro que sí. Te has cambiado de instituto, qué maravilla -habló con evidente sarcasmo. Había empezado a remover documentos nuevamente ignorándolo. -Soy el profesor Adrian Harris. Por favor, siéntate allí, en el segundo asiento a la izquierda, al lado de Theodore.

Stiles miró hacia el lugar que el profesor señalaba, donde el chico castaño con el que había coincidido en la entrada del comedor el día anterior lo miraba fijamente.

-Me alegra que te hayan puesto a mi lado. Todos hablan de ti y de tu ojo maldito. Espero que se te den bien las ciencias -dijo en cuanto Stiles se acercó. -En lo personal, las ciencias me parecen algo diabólico. Tanta bacteria, parásito y feto muerto me enferma.

Tenía una sonrisa coqueta y contagiosa, los dientes perfectos, tiernos hoyuelos en las mejillas y unos hermosos ojos azules, una nariz simétrica y unas cejas de envidia, además de un acento impecable. Stiles esbozó una sonrisa involuntaria, real, sin siquiera parar a pensarlo.

-Joder, ayer por la noche nos metimos en un buen lío, ¿eh? Jackson te estaba buscando.

-Sí, eso escuché. Pero no te preocupes, constantemente me pasan ese tipo de cosas. Si andas cerca de mí, puedes dar por hecho que volverá a suceder -respondió distraído.

Theo, con el rostro serio, lo miró fascinado.

-¡Genial! La pasaremos increíble juntos.

Mientras Stiles sacaba su libreta, Theo susurró.

-¿No te parece que Harris está bastante bueno para ser un hombre mayor? Cuando estaba en primero todo el año tuve un crush intenso con él.

Stiles observó al profesor. Era guapo, aunque podría ser su padre. Un padre amargado, pero padre al fin de cuentas.

-Los profesores de por aquí dan buena vibra, en mi antiguo colegio sentía que no encajaba. Tal vez acá sea diferente.

-Me tendrás que contar más cosas de tu vida -le propuso. -Seguro es más interesante que la mía.

Stiles no estaba muy convencido. Pero se limitó a sonreír.

Su nuevo amigo le señaló en el libro la página por la que iban.

Waterhouse Academy | SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora