Harry estuvo hablando, con sus asesores fiscales. Antes de irse a trabajar, le dijo a ____ que le había dejado un regalo, en la biblioteca. ¿Qué podía ser?
____ se levantó preguntándose, si Marta estaría en la casa. ¿Habría hablado Harry con ella y le habría contado, lo que había sucedido entre ellos? ¿O lo habría descubierto Marta por sí misma, al entrar en su dormitorio y ver que nadie había dormido en él, la noche pasada?
Ya era muy tarde, para preocuparse de eso.
Se puso un albornoz que Harry le había dejado, a los pies de la cama y fue a su habitación, donde se duchó y se cambió de ropa.
Después, sin perder un segundo, fue directamente a la biblioteca.
¿Qué podía haberle regalado, Harry?
Al entrar, vio sobre el escritorio una caja grande de cartón. Cuando la abrió, se quedó con la boca abierta. Estaba llena de documentos históricos sobre la región, sobre el rancho, diarios de los antepasados de los McCord y de los Styles, mapas, dibujos, fotos... De todo.
Se puso loca de alegría. Porque, entre toda la información que había dentro de la caja encontró, el informe completo de las minas que habían realizado los arqueólogos, el año anterior. Allí estaba todo, cuanto necesitaba. Si algo podía ayudarla a descubrir la localización exacta del diamante, eran los petroglifos, y los arqueólogos los habían fotografiado y registrado uno por uno.
Iba a conseguirlo. Ahora estaba segura. Iba a encontrar el diamante. Blake podría por fin salvar el negocio de la familia, y después... Después, ¿qué?
Pero prefirió no pensarlo. Se sentó ante la caja de cartón y empezó a leer, el informe de los arqueólogos.
Los empleados del rancho lo miraron con suspicacia, aquel día. No sólo por empezar la jornada mucho más tarde de lo normal, sino por la cara de ridícula felicidad que tenía.
Pero a Harry, no le importó.
Lo único en lo que pensaba era en la maravillosa pelirroja, que estaba esperándole en casa. No veía el momento de regresar para estar con ella, aunque sabía que, siendo el primer día que había dejado de llover, había miles de cosas que hacer en el rancho.
A pesar de todo, cumplió con su obligación, como siempre había hecho, e hizo su trabajo, a pesar de tenerla en la cabeza constantemente.
Cuando terminó, corrió de regreso a la casa como si estuviera huyendo de algún terrible peligro. Por primera vez, no le importaba estar mojado, sucio y cansado. Por primera vez, no le esperaba una casa vacía.
No había hecho más que entrar y quitarse las botas y la camisa en el vestíbulo, cuando ____ apareció con una sonrisa luminosa y se arrojó, a sus brazos.
-Estoy muy sucio -le advirtió él.
-Me da igual -replicó ella, besándose.
-Me encanta eso, pero... ¿Qué ha pasado? -le preguntó él, que nunca la había visto tan feliz.
-¡Tú regalo! ¡Muchas gracias!
Harry se echó a reír. ¿Estaba tan contenta, por unos cuantos recortes viejos?
-No son diamantes, precisamente -dijo él.
-Son mucho más, que eso.
Harry la miró, incrédulo.
-Estás hablando con una geóloga, ¿recuerdas? Confía en mí. Esa caja de cartón es, un tesoro.
-Bueno, en ese caso... -dijo él atrayéndola hacia él, todavía más y abrazándola-. ¿Cómo de agradecida, estás?
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