Epilogo

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Un mes más tarde.

Harry entró por la puerta y sintió como si, los duendes de la Navidad, hubieran estado trabajando, mientras él había estado fuera, en el rancho.

En la puerta había una corona navideña, con un gran lazo rojo; al lado de la chimenea, un árbol decorado con pequeños adornos de color rojo y pequeñas luces blancas. Había velas rojas y blancas, por todas partes.

Ella había vuelto.

¡Por fin!

-¿____? -gritó.

Oyó un grito, que parecía proceder de la cocina. De pronto, apareció ella corriendo hacia él, a pesar de sus tacones altos y su ropa elegante. Él la tomó en sus brazos y la besó, como si nunca más fuera a soltarla.

-Pensé que no ibas a volver, nunca.

-Solo fueron, cuatro días -le respondió ella, sonriéndole.

-Me parecieron, cuatro docenas.

Y era cierto. Así se sentía, cada vez que ella se iba. La casa, el rancho, el mundo entero, le parecía vacío sin ella.

-Dime que has terminado con las conferencias de prensa, los programas de televisión y todo eso -le exigió él.

-¡He terminado! Todo el mundo conoce la historia, del diamante Santa Magdalena y las mujeres quieren sus propios diamantes ámbar, tal como Blake predijo. No sé cómo lo ha hecho, pero esta semana puso a la venta los diamantes y se están vendiendo, a toda velocidad. Justo a tiempo, para Navidad.

-¿Y qué te parece la idea de una bonita y tranquila Navidad, aquí en el rancho, solos tú y yo?

-Sería maravilloso -le respondió ella, pero luego hizo una mueca-. Pero...

-¡No! -él sabía, lo que ella estaba a punto de decir-. Sólo nosotros. Aquí. Nadie más.

-Sí, me temo que habrá alguien más. Nos han invitado a una cena familiar, en Nochebuena. Mamá me dijo, que iba a ir todo el mundo.

-Ya estuvieron todos aquí, en Acción de Gracias -se quejó Harry-. Nos lo pasamos muy bien. Podemos repetirlo, el año que viene.

-Creo que, en esta ocasión, vas a cambiar de opinión -dijo ella.

-No. Sólo quiero estar aquí, contigo.

-Este año has sido muy bueno, así que creo que va a haber algo muy especial, para ti -le dijo, mirándole de una manera que a Harry le hizo desear llevársela a la cama, en ese mismo momento.

-Ya tengo todo lo que quiero -respondió él, pensando en el anillo de compromiso que por fin, había llegado al rancho.

Harry le había pedido a la hermana de ____, que lo diseñara. Tenía intención de dárselo, en Nochebuena.

Si todo salía según sus planes, estarían casados el día de Año Nuevo.

-No, todavía no lo tienes todo -dijo ella-. Hay algo más. Algo grande. Pero es una sorpresa, así que vas a tener que esperar un poco. Confía en mí. Te va a encantar.

Fin.

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