1. Serenidad

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Serenidad: del latín serenitas. Calidad o cualidad de sereno. Es un estado de tranquilidad y calma interior que se manifiesta incluso en medio de la dificultad. Implica un estado psicológico sosegado y apacible, en el que se experimenta una sensación de bienestar, manteniendo la claridad mental y la cordura en situaciones desafiantes. La serenidad permite enfrentar las adversidades sin que nos dominen el estrés o la ansiedad, y está estrechamente relacionada con la aceptación, la paciencia y la capacidad de preservar el control en medio del caos.

***

Hacía ya un buen rato que el sol había salido en Nubes Recónditas. La niebla de la montaña casi se había disipado, y una agradable brisa fresca se colaba por los huecos de las ventanas del Jingshi (1). Wei Wuxian seguía en la cama, como de costumbre a esas horas de la mañana, y Lan Wangji había salido a buscar el desayuno. Aunque Wei Wuxian no conseguía adaptarse al horario de sueño del clan Lan de Gusu, es decir, acostarse a las nueve de la noche y levantarse a las cinco de la mañana, al menos sí era constante en su propio horario: se iba a dormir a la una de la madrugada y se levantaba a las nueve de la mañana.

Cumpliendo con el mencionado horario y cerca de las nueve en punto, Wei Wuxian se despertó cómodamente arropado por el calor de las sábanas de algodón y las gruesas frazadas de lana que cubrían la cama. Sentía una sensación de suavidad muy agradable en su piel, olía muy bien, y su cabello estaba limpio y suelto, por lo que seguramente Lan Wangji había vuelto a bañarlo y secarlo cuando aún estaba dormido. Siempre lo hacía con mucho cuidado para no despertarlo, aunque el sueño de Wei Wuxian era endiabladamente profundo.

Después de disfrutar unos minutos más en esa posición y dar algunas vueltas, se incorporó y se puso una túnica interior. Lan Wangji siempre ordenaba el Jingshi al levantarse, y le dejaba ropa limpia cuidadosamente plegada al lado de la cama para que pudiera elegir. Como hoy le apetecía ser más desobediente de lo habitual, Wei Wuxian dejó a un lado su túnica interior y se puso la de su marido, que le quedaba algo grande sin llegar a ser incómoda, y desprendía el fresco aroma a sándalo del incienso que usaban a menudo en la habitación. Al terminar de anudársela, se quedó quieto unos instantes, cerrando los ojos y dejando que aquel intenso perfume lo embriagara por completo. Hasta ahora su vida había tenido escasos momentos de felicidad plena, y ese aroma hacía que su corazón se llenara de calidez, felicidad y seguridad. 

Al cabo de un rato, tan puntual como siempre y justo cuando Wei Wuxian acababa de lavarse los dientes y la cara, Lan Wangji apareció por la puerta con el desayuno. Con sumo cuidado, colocó los platos, los boles y los palillos en el escritorio, y se sentó en el lado donde la comida era la típica del clan Lan de Gusu: guarniciones y sopa insípidas, hechas a base de vegetales, hierbas y cortezas de árbol. Por el contrario, el lado de la mesa que correspondía a Wei Wuxian era muy distinto: en apariencia la comida era similar, pero estaba condimentada con ingredientes picantes traídos especialmente de Yunmeng.

—Me mimas demasiado, Er-gege (2) —dijo Wei Wuxian mientras se acercaba a besar y abrazar a su marido. Con otras intenciones muy distintas a las de seguir con el desayuno, sus manos se deslizaron dentro de las ropas de Lan Wangji.

—Se va a enfriar —respondió Lan Wangji, zafándose del agarre de Wei Wuxian con suavidad—. Come.

—Ay, Lan Zhan... ¿cómo puedes rechazarme así? —se quejó Wei Wuxian, haciendo una mueca y volviendo a su asiento.

—Es importante comer bien y cuidar tu cuerpo —explicó Lan Wangji con firmeza.

Aunque Lan Wangji rara vez rechazaba las muestras de afecto de Wei Wuxian, y tenía que hacer grandes esfuerzos para conseguirlo, seguía siendo muy estricto respecto al cumplimiento de ciertas reglas, sobre todo las relacionadas con los horarios de sueño y las comidas. Y era mejor así, ya que si su rutina dependiera de Wei Wuxian, ambos estarían inmersos en una anarquía total. Además, su principal prioridad era seguir fortaleciendo el núcleo dorado de Wei Wuxian, por lo que cumplir con ciertos hábitos era más que recomendable.

Una cura para el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora