♡CAPITULO 10♡

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Mis dedos se enredaron en los cabellos de su nuca mientras él me aferraba a su cuerpo con fuerza.  

Una de sus manos me sujetó firmemente por la cintura mientras la otra se colocaba en mi nuca, nuestro beso tomaba un ritmo casi frenético. 

Era como si todo mi cuerpo me pidiera que lo absorbiera. Como si, de un momento a otro, fuera a desaparecer. Cerré en un puño mi mano mientras tiraba suavemente de sus cabellos en un intento desesperado por hacerle sentir todo lo que yo estaba sintiendo en ése momento, y cuando creí que lo estaba consiguiendo; se apartó bruscamente de mí. 

Mi respiración era pesada. Mi pecho subía y bajaba rápidamente, los labios me ardían por el fuerte contacto que acababa de tener y Jean tiraba de su cabello. Su respiración era casi tan rápida como la mía. 

Lo miré con expresión confundida unos instantes sin saber exactamente qué decir. 

—Esto está mal. —dijo con la voz enronquecida.  Me quedé helado al escuchar sus palabras. ¿Se arrepentía por haberme besado?, ¿Creía que era un error?, ¿Me había besado sin pensarlo?, ¿Sin... quererlo? 

—¿Q-Qué? —tartamudeé sin poder creer lo que mis oídos escuchaban. 

Jean comenzó a mover la cabeza mientras decía —No está bien. No debí..., Yo no... 

Entonces, el peso de la verdad cayó sobre mí como balde de agua helada. 

—¿Te arrepientes de haberme besado? —susurré con incredulidad.  

Mi cuerpo comenzó a temblar descontroladamente. Mi pecho me ardía con una sensación que no conocía del todo. Una sensación de ardor, dolor y estrujamiento en el corazón, que dudo mucho que pudiera irse con facilidad. Esto de verdad me estaba doliendo...  

—S-Sí —tartamudeó Jean

¿Cómo podía arrepentirse de algo tan bonito?, ¿Cómo podía decir que estaba "mal" algo que se sentía tan bien para mí?, pero claro, para él había sido sólo un beso más. Un beso erróneo con uno chico por el que no sentía ni la más minima atracción.  

Para Jean Carlo León no existía el amor sin atracción física y me lo había dejado en claro ésa misma tarde. ¿Cómo había sido tan estúpido?, ¿Cómo había creído que, quizás, él sentiría algo por mí si ni siquiera yo mismo sabía que sentía por él? 

Todo era tan confuso, tan extraño, tan dolorosamente bueno y horriblemente malo. 

Me tragué el nudo que sentía en mi garganta intentando sobreponer mi orgullo y mi dignidad. No iba a demostrarle lo mucho que me habían golpeado sus palabras. 

—E-Está bien —dije maldiciendo que mi voz sonara tan entrecortada y vulnerable. 

Él dio un paso hacia mí pero yo retrocedí diciendo —¡No! 

Se congeló al instante y entornó los ojos. Su mirada estaba fija en la nada pero podía notar una expresión cargada de remordimiento en sus ojos. No podía soportar verlo de aquella manera y comencé a hablar: 

—Todo está en orden —tragué saliva ruidosamente —. Sé que no debió pasar. Lo lamento mucho. Hagamos como que esto no pasó. Discúlpame por todo lo que sucedió hoy.

— Libardo.... —susurró él en voz baja y dolida. 

—Déjalo así, Jean..., Por favor —supliqué con un hilo de voz. 

Él pasó sus manos por su cara con gesto desesperado.   —¡Maldita sea, Libardo!, ¿No lo entiendes?, ¡Mereces algo mejor que yo!, ¡Mereces algo mejor que estar con un maldito ciego!, ¡Ni siquiera puedo mirarte a los ojos y decirte lo hermoso que creo que te ves! —me espetó furioso. 

AUNQUE NO PUEDA VERTE- LIEAN (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora