Capítulo tres: Le arrebataron toda una vida.

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Estación de la policía.

Entre el ajetreo y bullicio de los oficiales por los eventos que suceden en las calles de toda la ciudad. Los enfrentamientos y los muertos van en aumento mientras más redadas y más alterada se vuelve la población.

Y aún así, el jefe de policías Tanjirō Kamado se mantiene en calma en su oficina. Viendo con añoranza el retrato de una joven de ojos rosados y dulce sonrisa.

—¿Escuchaste eso, Oni-chan?

—¡No, no lo hagas! ¡Te lo pido! ¡No lo hagas!

—Entró por la ventana, dejó una marca en la alfombra.

—Está muerta.

Un toque en la puerta lo sacó de su reminiscencia permitiendo recomponer la compostura.

—Adelante.

La puerta fue abierta y dos oficiales entraron. Un joven rubio quien en su placa se podía leer "Agatsuma Zenitsu" y junto a él una chica de ojos rosados con el nombre "Tsuyuri Kanao". Ambos con la cabeza en alto y con el semblante serio, normal por el rango al que pertenecen.

—Señor, el prisionero Muzan Kibutsuji dice tener información sobre el caso de su hermana —informa el cadente Agatsuma sin perder la compostura.

—¿Y qué información tiene al respecto sobre el caso? —Enarca una ceja curioso.

—Dice saber sobre el paradero del asesino.

La espalda de Tanjirō se tensó apenas escuchó la última afirmación. Pasando su mano por su frente mientras intentaba calmar su mente; es demasiado inteligente como para saber que Muzan le exigiría una condena menor al cooperar con aquella información y eso no lo puede permitir.

«No te apresures, de seguro quiere hacerme bajar la guardia», se levanta de su asiento sin despegar su mirada en el retrato de su hermana.

Trece años, tenía tan solo trece años cuando él entró por la ventana y le disparó a quemarropa. Arrebatándole toda una vida, mientras que al responsable puede disfrutar de la vida que su hermana jamás podrá tener.

Y eso no lo puede seguir permitiendo.

«Haré pagar a ese mal nacido de Tomioka», se repitió a si mismo mientras salía de su oficina junto a sus subordinados. Yendo directo a las celdas, donde el rey de los demonios yace preso.

«Ya recuerdo porque no bajo a este lugar, este olor es demasiado fuerte», piensa Tanjirō Kamado mientras camina entre las celdas de los detenidos junto a Zenitsu y con Kanao

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«Ya recuerdo porque no bajo a este lugar, este olor es demasiado fuerte», piensa Tanjirō Kamado mientras camina entre las celdas de los detenidos junto a Zenitsu y con Kanao. El olor a orín y heces es un aroma que sin duda marea a cualquiera, y ni hablar a los que tienen el olfato tan sensible como es en su caso.

Mientras pasa por las celdas puede escuchar los gritos de dolor de los detenidos; todo ese piso está ocupado por las personas cercanas a Kibutsuji, quienes para sacarles información se tenía que recurrir a métodos inhumanos, pero comunes en la década. Aunque en el caso del Kamado no podía evitar sentir pena por esas personas; aunque fueran criminales no podía dejar de sentir empatía por ellos.

O casi todos.

Llegaron a una celda donde se puede ver la figura mal trecha de un hombre, sentado en una silla mohosa con unas cadenas que mantienen sujeto sus pies al suelo y sus manos detrás de su espalda en una posición incómoda. Todas sus ropas elegantes se encuentran rasgadas y se podía ver algunas manchas frescas de sangre. Aún así mantiene una sonrisa prepotente, como si aún fuera el rey de todo lo que existiera.

—Vaya, vaya, oficial Kamado es un gusto verlo. —Su sonrisa se esfumó para dar paso a una triste—, quiero dar mi pésame por lo de su hermana. Cuanto tiempo ha pasado, ¿seis? ¿Siete años?

—Di lo que tengas que decir —dice sin rodeos Tanjirō, apretando los puños cosa que notó el detenido.

—¿De qué me estás hablando, oficial Kamado? —pregunta confundido, como si no entendiera lo que ocurre.

—De la información que tienes.

—Lo siento, pero se tantas cosas que debes ser más específico. ¿Quieres que te relate el cómo me adentré en el gobierno? ¿Cómo durante años logré despintarlos? ¿O por otro lado que te relate lo que sentí al atravesar el cráneo de tu amigo afeminado?

En un movimiento fugaz Tanjirō desenfundó su arma disparando apuntando directo a la cabeza del cabecilla de la mafia, quien no se vio sorprendido por la acción.

—A mi no me gusta hacer sufrir a los demás. —Recarga la pistola—, pero tú me lo haces difícil. No te importa nadie más que a ti mismo, ni si quieras amas a tu esposa e hija. Solo ama ver a la gente suplicar por sus vidas, por eso creaste esa bebida del infierno; para volver a la gente igual a ti: en unos monstruos, unos demonios.

—Muchas palabras y poca acción, oficial. —Rodó los ojos con desgano—. Pero entre nosotros, tú sabes que hay un monstruo peor que yo suelto.

—No caeré en tus provocaciones.

—Y sé que no lo harás, por eso te diré esto sin rodeos. Te diré donde se encuentra el asesino de tu hermana a cambio de mi libertad.

—¡Estás loco si piensas que él hará algo tan estúpido como eso! —exclama molesto Zenitsu, provocando una mueca de asco por parte de Muzan.

—Agatsuma tiene razón, yo jamás aceptaría hacer eso.

—Pero tendrás la paz que tanto necesitas.

—Y se la quitaría a las familias que condenaría al soltarte a las calles.

—Te refieres a mí como si fuera el peor de los asesinos, cuando ambos sabemos que él lo es. Giyuu Tomioka es mucho peor que yo y lo sabes. No por nada no dudó en matar a tu querida hermanita frente a tus ojos —Mira hacia el techo mugriento como si estuviera recreando una hermosa escena en su mente—, no sabes cuánto pagaría por haber visto eso. A tu hermana  en el suelo, a ese asesino en el umbral en la puerta mientras que tú estás debajo de la cama, viendo el cadáver de tu hermana en el suelo desangrándose frente a tus ojos. ¿No es espléndida la escena, oficial Kamado?

La respiración de Tanjirō se detuvo, como si a él le hubieran metido el tiro en vez de él a Muzan, quien acababa de recibir un disparo, entre ceja y ceja propinado por el Kamado quien quedó estupefacto por esa acción.

Acababa de asesinar al líder de la mafia más prolifera de la ciudad y ni si quiera fue consiente cuando jaló el gatillo.

Qué ironía, al final del día arrebatar una vida es más sencillo de lo que se cree.




Sí, lo sé, me retrasé con el capítulo ¡pero hey! Hay unas cuantas sorpresitas, ¿a poco no?

Para ser un capítulo corto hay muchos detalles importantes, por ejemplo ya encontramos a la famosa Annie (Nezuko) y también el presunto asesino quien es Giyuu. En mi defensa, al inicio de KnY Tomioka estuvo a punto de matarla jajaja.

En el siguiente ya volveremos al cabaret, aunque eso no significa que este capítulo no es importante; aquí van haber policías y si vieron el video y presaron atención al final ya sabrán la razón de su aparición, aunque claro habrá unas cuantas sorpresitas muy interesantes.

¡Cuídense! 

Smooth criminal [#1 S.AM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora