Capítulo 12: Una nueva rutina

1 0 0
                                    

Alex

En una semana mi vida había cambiado bastante. Antes solo tenia una típica y aburrida rutina de camino a casa, a la universidad y al trabajo y las únicas personas con quienes platicaba eran Iván y Eva. Ahora además de eso cada día tenía la vaga esperanza de encontrar a Naye en el vagón, al menos una o dos veces por semana, platicaba más con ella que incluso con Eva o Iván, aunque claro, la mayoría de las conversaciones eran sobre nuestro comic, al cual le dedicaba algo de tiempo, ya teníamos una historia y personajes principales, pero aún no estaba lista para que alguien más la leyera, y los sábados ensayaba con Eva. Quería tocar Canon in D de Pacherbell, una de las primeras canciones que toque, según ella sería una buena forma de decir adiós.

Así pasaron algunas semanas hasta que me volví a acostumbrar a mi nueva rutina, a tal grado que me gustaba más que la anterior. Pero el tiempo estaba por acabar, la fecha límite para entregar el comic era de solo dos meses más y en ese mismo mes seria mi recital con Eva. Además de las evaluaciones de la universidad, pero eso por cierta razón, eso no me estresaba. Aunque a Iván y Eva si, así que decidimos repasar un poco entre semana por video llamadas, idea que me dieron para hacer lo mismo con Nayeli, con la excusa de que quería que viera algunos bocetos, a ella le agrado tanto la idea, que incluso parecía alegrarse de que lo propusiera.

—Ya deberías dormir— dijo Nayeli a través de la cámara, acostada en su cama—. Mañana tienes que ir a trabajar y puede ser peligroso si vas desvelado.

—No es peligroso, así que puedo ir algo desvelado, además de que si acabo esto tendré más tiempo para descansar después— dije mientras terminaba de entintar algunas hojas—. Tú si deberías dormir, mañana tienes clases y vas a exponer.

—Odio exponer— dijo mientras se tapaba la cara con una almohada—. ¿No quieres exponer por mí?

— ¿Vas a trabajar por mí?

—Claro.

— ¿Debo usar un traje de desempleado?

—Sí, es obligatorio al igual que la corbata para los hombres.

—Mejor te apoyare desde el taller.

—Eso es trampa.

—No entiendo porque no te gusta exponer, literalmente actúas enfrente de varios extraños como si nada.

—Eso es distinto, muy distinto.

— ¿En que es distinto?

—En que en el teatro actuó ser alguien diferente, aunque claro, siempre le añado un toque de mí, así como tú le añades un poco de ti a tus dibujos.

—Bueno, eso sí lo explica todo.

—Por cierto, pronto será el ensayo general de la obra que estoy dirigiendo, ¿quieres ir?

–—preguntó—. Tengo asientos en primera fila reservados solo para ti.

—Mientras no me obligues a ir de traje ahí estaré, solo dime como llegar.

—Te llevare yo, no quiero que te pierdas— dijo sonriendo—. Y algún día usaras traje.

La última estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora