XI

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ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 11

ᴍᴀᴍᴀ́, ¿ᴘᴏʀ ϙᴜᴇ́ ɴᴏ ᴛᴇ ʜɪᴄɪsᴛᴇ ᴜɴ ᴀʙᴏʀᴛᴏ? ᴍᴇ ᴘᴜᴅᴇ ʜᴀʙᴇʀ ᴀʜᴏʀʀᴀᴅᴏ ᴜɴᴀ ᴄᴀᴢᴇʀɪ́ᴀ ᴅᴇ ᴠᴀᴍᴘɪʀᴏs

Así que estoy aquí, nuevamente en esta mansión perdida en el bosque. No estaba en el salón del día de ayer, en esta ocasión me encontraba en el jardín; las aves volaban tranquilamente, el sonido de un riachuelo podía escucharse a la distancia, y frente mío había una pequeña castaña jugando a atrapar ranas, ¿Quién lo diría? Seguramente mi padre tiene la vida perfecta aquí.

—Philip —Rápidamente me levanto de donde estaba sentado al reconocer su voz. Suspiro dando la vuelta para mirar al pelinegro.

—Hola —Saludo algo avergonzado, recordando de la nada la escena que había armado el día anterior.

—Esta bien —Me dice mi padre mirándome atentamente, seguramente él sabía que estaba pensando—Conozco esa expresión, es todo, no tienes que preocuparte por lo que ocurrió —Simplemente asiento con la cabeza nada convencido de esa explicación pero aún así decido sentarme de nuevo.

Bien, supongo que aquí esperan que les cuente sobre cómo me reconcilié con mi padre, abandone al cazador de vampiros y terminamos siendo una familia feliz justo como en los cuentos de hadas, el mal pasa y al final solo hay felicidad. Bueno, no en mi caso.

—Sabes qué es lo que hago aquí, papá —Digo tan tranquilo como puedo, esperando una negativa justo como el día anterior, aunque siendo sincero la verdad es que en el fondo esperaba que aceptara volver conmigo.

—Philip sabes que no voy a volver a Nueva York —Responde apartando la mirada, yo simplemente suspiro.

—¿Es por qué eres un vampiro? —Pregunto nerviosamente bajando las manos para comenzar a jugar con el frasco que Hércules me había dado.

—¿Cómo lo sabes? —Pregunta mi padre poniéndose de pie tan rápido que me marea un poco, yo simplemente levanto los hombros.

—Solo lo sé... ¿Por eso no vienes conmigo? ¿Por qué eres un demonio? — Me levanto tan tranquilo como puedo de mi lugar — ¿Es cierto?

—Philip yo, mierda... Tienes que entender que yo, bueno... — Balbucea nerviosamente dando unos cuantos pasos atrás, la pequeña mocosa nos mira un momento antes de levantarse e ir corriendo al interior de la casa.

—¿Lo eres? —Imitando su acción me pongo de pie para mirarlo con seriedad — ¿Realmente todo eso es verdad?

Escucho pasos acercarse, giro el rostro para encontrarme con John Laurens mirándonos. Más que nada parecía vigilar mis movimientos, como si temiera que pudiera dañar a mi padre. Intercambio un par de palabras más con el pelinegro hasta que esté finalmente suspira como buscando calma, me mira atentamente antes de poner su mano sobre mi hombro y sonreírme un poco, la verdad esa sonrisa no me daba nada de confianza, puedo verlo mirar en dirección al castaño, daba la impresión de que estaban hablando sin... Hablar.

—Philip entiendes que no puedo volver, ¿cierto? — Me dice mi padre cuando nuevamente centra su atención en mi, asiento levemente con la cabeza, él sonríe tranquilamente sin mostrar intención de apartarse —Ellos creen que estoy muerto y es mejor así, eso me permite tener una vida tranquila con Jack. ¿Lo entiendes? Es como tu relación con Thomas.

—¿Mi relación con Thomas? ¿Cómo sabes de eso? —Pregunto nerviosamente, comenzaba a tener ganas de apartarme —Escucha, entendí ya, no vas a volver. Fue un error buscarte, solo déjame ir —Pido esta vez asustado, su mirada y sonrisa eran extrañas, parecían solo ser un animal hambriento.

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