1°|COLORES|

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Colores

Las suaves brisas movían sus cabellos tricolores mientras comía cerca de aquel cerezo, algo apartado de los demás niños pues siempre le gustaba aquel lugar, además que de ahí podía observar a cierta personita que igualmente le había llamado la atención.

-¡Yugi!

Joey, un niño de cabello rubio y un poco más alto que el tricolor, llevando en su mano un emparedado se sentó a su lado con su gran sonrisa.

-¿Otra vez viendo al niño del otro grado?

Habló mientras comía y miraba en la misma dirección que Yugi, el cual sólo se puso nervioso para bajar la mirada y seguir comiendo su obento.

Ambos niños conversaron sobre juegos y demás cosas hasta terminar de comer pasando con tranquilidad el receso. Su tiempo acabó y la campana les hizo saber que ya tenían que regresar a su aula.

Una vez allí, ambos se sentaron juntos pues tenían clase con la señorita Ishizu nuevamente, ella siempre les hacia dibujar algo antes de empezar la clase. Eso le gustaba y le emocionaba a la vez.

-Bien niños, ahora les pasaré las hojas para que hagamos un dibujo ¿Está bien?

La pelinegra de ojos azules pasó las respectivas hojas en blanco con la diferencia que está vez era una hoja mucho más grande que las normales.

-Piensen en algo que les gustaría decir, o donde les gustaría llevarlo cuando alguien especial a ustedes, se sienta mal. Dibujen lo que harían.

La maestra siempre solía decir e incentivar a sus alumnos pequeños a conocer las cosas, los sentimientos, lo que ellos pensaban de la sociedad y como les gustaría cambiar en algún futuro cercano. Ishizu tenía en mente los dibujos de cada uno de sus niños, le gustaba la manera en que se expresaban a través del papel, tal vez no sean tan buenos dibujando pero aún así entendía lo que querían transmitir, al inicio había notado como varios de estos niños eran tímidos en la clase, hacer que dibujen también servía para ayudarlos a abrirse.

-Pueden empezar, recuerden tenemos esta hora para hacerlo, luego seguiremos con la clase

-¡Si maestra!

Obtuvo una respuesta positiva por parte de todos sus estudiantes y sin más se sentó un momento para terminar de revisar las tareas pendientes.

Yugi al instante buscó su lápiz para empezar a hacer un borde rápido hasta que se le ocurriese una idea de cómo dibujar lo que tenía pensado, a su lado Joey estaba haciendo algunos garabatos por así decirlo, ya que aún no sabía a lo que se refería exactamente la maestra, aún así se quedó pensando.

El aula no quedó en silencio completamente, pero si se escuchaban algunas voces bajas de los típicos grupitos de niños y sus cosas, además de unas cuantas risas.

Yugi desvió por un momento su mirada a la puerta del aula, esta siempre pasaba abierta ya que a la maestra le gustaba mejor así, fue cuando su vista de enfocó en cierto niño que estaba mirando en el receso, éste estaba pasando pp r el pasillo con un libro de cuentos por lo que pudo ver. Pero aún así, el de ojos amatistas se sonrojo levemente, al instante regresó su mirada a su hoja donde sin darse cuenta había escrito el nombre de aquel niño algo similar a el.

Yami Atemu

Reaccionó al notar como Joey se le quedaba viendo, borro rápidamente aquel nombre para ponerse a dibujar pues digamos que había encontrado su inspiración.

-Esa persona...

En los pensamientos de Yugi solo estaba el rostro de Yami, recuerda la primera vez que le vio sonreír y desde allí se convirtió en su crush, soltó un suspiro mientras corregia alguna partes de su dibujo, no se dio cuenta cuando la maestra estaba a su lado mirando curiosa como empezaba a pintar con varios colores.

-Qué bonito pequeño Yugi.

-Gracias maestra Ishizu

Sonrió para luego seguir, sintió como su amigo rubio le pedía que le prestará algunas pinturas, obviamente accedió sin borrar sus pinturas hecho un rápido vistazo al dibujo de su amigo notando que a pesar de sus esfuerzos lo representaba era una especie de ¿Dragón? Así parece.

-Espero que ya estén coloreando niños.

Aleatoria ya estaba en esa parte, Yugi decidió seguir con lo suyo, pasó el color rojo de su pintura por el pequeño corazón dibujado, buscó en sus pinturas un color en especial, exactamente el dorado pues tenía que pintar aquel lápiz que dibujó.

El de ojos amatistas recordó cuando el mayor le regaló aquel lápiz, era uno de sus favoritos pues era parte de un premio, Yugi se había esforzado mucho y el resultado quedó en empate, dando como consecuencia que Yami le regalase el lápiz y el se quedará con la otra pluma, de allí e repartieron lo demás.

-Ya casi....

Usó el color negro para pintar cosas restantes, ya casi para finalizar tomó unos últimos siete colores y pintarlos unidos. Dando una linda forma de arcoiris.

-Vaya, que lindo dibujo Yugi. Pero ese no pareces tú..

-No soy yo maestra, es... alguien especial

Ishizu sonrió ante la respuesta.

-Tiene muchos colores, parece un ambiente muy alegre.

-Sí, esa persona aunque no parezca lo es.

Yugi terminó su dibujo colocando sus iniciales en la parte inferior de la hoja, para luego tomarlo de los extremo y mostrarle con una sonrisa a la maestra.

Las líneas del lápiz se podían notar perfectamente, algunas que habían sido borradas antes eran de poca manera perceptible, había dibujado a Yami, con su cabello puntiagudo y con los ojos cerrados, además de aún lado de su cabeza estaba un pequeño corazón mientras en su mano tenía aquel lápiz dorado junto a otro más, aún lado suyo estaba un libro de cuentos, en lo más alto de la hoja estaba el Cerezo del patio principal y un hermoso arcoiris.

En lo que restaba de la hoja estaban algunos garabatos con lo que parecían ser las pirámides de Egipto, pues sabía muy bien el gusto de aquel niño.

-¿Y como representas tu dibujo Yugi?

-Bueno... pienso que si alguien se sienta mal sería bonito llevarle a un lugar tranquilo como el Cerezo, luego para olvidar esos malos ratos hay que conversar sobre cosas que le gustan... ¿Verdad maestra?

La pelinegra sonrió ante lo dicho por el tricolor, para luego asentir con su cabeza.




Empecemos con esto!!
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¡Fictober 2020!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora