5°|OTOÑO|

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Otoño

—¿Aibou?

—¿Si, Atem?

El de ojos amatistas se dio cuenta que se había detenido a medio camino, quedó tan perdido en las hojas de los árboles que cambiaban su color que se quedó admirando su belleza, sino fuera por el moreno no se daría cuenta y se quedaria por mucho tiempo.

—Lo siento, me distraje.

Ríe algo nervioso, Atem se acercó hasta él para tomar de nuevo su mano y así empezar a avanzar juntos, continuaron hablando de varias cosas triviales, al poco tiempo ambos ya estaban frente a la casa-tienda, sin demorar procedieron a entrar saludando al abuelo quien atendía a unos pocos clientes.

—¿Necesitas ayuda abuelito?

—No te preocupes hijo, estoy bien, ayudenme con los nuevos paquetes que llegaron.

Yugi asintió y seguido de Atem, subieron a cambiar sus ropas por algo más cómodo para estar en casa y así hacer lo encargado por el anciano.

Atem bajó primero a abrir las cajas, sacó algunas cosas de su interior como nuevos paquetes de cartas, además de otros juegos de mesa.

—¡Aibou, empezaré a ordenar si no bajas ahora!

Rápidos pasos se escucharon en la parte superior de la casa, poco después Yugi bajó por las escaleras acomodando su camiseta sin borrar su sonrisa, se acercó a su pareja y beso su mejilla en modo de disculpa para después acomodarse a su lado mirando los juegos.

—¡Wah! ¡Hay más juegos que la última vez!

Atem sonrió ante lo mismo, además le encantó la sonrisa que estaba en el rostro de su pareja, sin evitarlo su mano viajó a su mejilla acariciando la misma. Esto provocó un leve sobresalto y sonrojo a la vez en el menor.

—Es comprensible, el negocio del abuelo ha prosperado.

—Es verdad.

Sin más siguieron observando los juegos dando sus comentarios sobre cada uno, al final terminaron por acomodar cada uno en su sitio correspondiente.

—Bien, eso fue lo último.

Yugi se bajó del banco que había utilizado para dejar un juego en una parte alta de la tienda. Atem apareció poco después con dos vasos de jugo de naranja ofreciendo uno de ellos al tricolor menor, quien no tardó en aceptar gustoso.

—Esto me recuerda a los viejos tiempos....

—Sé a lo que te refieres.

Ambos sonríen ante el recuerdo de hace unos años atrás.

Recién se conocian y había sido la primera vez que Yugi invita al mayor a su casa, esa tarde fue una de otoño como lo era en la actualidad. Los dos jugaron un buen rato, probaron algunos nuevos juegos después comieron juntos y al final terminaron ayudando al abuelo a acomodar la nueva mercancía que se traía, al igual que ahora lo hacían terminaron bebiendo un jugo de naranja.

Desde ese entonces aquello se había vuelto algo que los dos tricolor quisieron repetir más seguido, sin embargo hacían todo esto completo cada día de otoño.

—¿Muchachos, puedo pedirles un favor?

La voz del abuelito de Yugi se escuchó y los trajo de vuelta a la realidad, mostraron un gesto afirmativo para escuchar al mayor.

—Las hojas se están amontonando afuera, ¿Pueden ir a limpiar? Yo lo haría, pero el dolor en mi espalda me está matando.

—No se preocupe, nosotros nos encargamos.

—Si, abuelito ve a descansar, de la tienda y las hojas nos encargamos nosotros.

Yugi y Atem mandaron al abuelo a descansar, uno de ellos por las escobas mientras el otro cerraba la tienda para barrer mejor y no estar con distracciones.

Una vez afuera, cada uno empezó a barrer las hojas anaranjadas que estaban por los suelos debido a la estación en la que estaban, Yugi trabajaba duro mientras era observado por su pareja, a Atem siempre le gustaba observar lo que hacía Yugi, ya sea sus gestos, el esfuerzo y dedicación que pone en cada uno de ellos.

Miró al suelo y tomó una de las hojas, la levantó mirandola fijamente, luego miró a Yugi, estiró su mano para colocar la hoja aún lado de ma cabeza de Yugi, este se dio cuenta que Atem se había detenido y dispuesto a regañarlo le miró, se confundió un poco al ver lo que hacía.

—No me había fijado que está hoja y tu cabello se parecen, aibou

—Querrás decir, nuestro cabello, mou hitori no boku.

Yugi rió ante el descuide del oji-rojo quien también se unió a su risa. Pues tenía toda la razón. El cabello estrellado de ambos también se parecía a las hojas de otoño.

—¡Contin-ah!

Atem fue callado por una fuerte brisa que hizo dispersar las hojas antes reunidas, además que algunas que pegaron a su cuerpo y el de Yugi.

—Sabía que debía traer el recogedor de una vez...

Suspiró llevando su mano a su frente y la otra a su cintura y a lo que estaba a punto de quitarse las hojas, otra ventisca le impide hacerlo, llevando esta vez una bolsa plástica a la cara de Atem, quien frunció el ceño quitándose inmediatamente ante la risa de Yugi, por su parte este último intentaba disculparse por burlarse pero no podía evitarlo. Poco después su risa fue interrumpida por el karma quien también le hizo lo mismo, llevando otra bolsa a la cabeza del tricolor menor, para mostrar su molestia formó un puchero que fue recibido por, está vez, la risa de Atem.

—¡No es gracioso!

—Yo no fui, fue el karma.

Se excusó el mayor ayudando a su pareja a quitar las hojas y demás cosas.

—Esto comprueba mi teoría

—¿Que teoría?

—La de que te ves bien con cualquier cosa encima, aibou.

Ante el comentario, Yugi no pudo evitar sonrojarse dando un pequeño golpe con la escoba y acabando en las risas de los dos tricolores.

Quinto día
Espero les guste.
Nos vemos nwn

¡Fictober 2020!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora