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El momento en que escuchó el adormilado saludo de Marinette al otro lado de la línea, Adrien empezó a hablar sin parar.

—Deja que te cuente algo. Una vez compré entradas para que Lila y yo fuéramos al teatro, y..., la cosa es que estaban caras. Entonces la noche de la performance, ¡la muy zorra me dejó porque fue invitada a última hora a la fiesta de Chloé Bourgeois! A quien por cierto ya me tire. Y la invitaron solo porque Sabrina no pudo ir. ¿Ves la moraleja en la historia?

—Uh... ¿Que Lila es una maldita zorra y una mala persona?

Adrien rió. Una risa de verdad. Y estuvo complacido de haber influenciado a Marinette – al menos un poco en su vocabulario.

—Es un buen punto, pero no.— Dijo. —La moraleja de la historia es que tú y yo iremos a ver Don Quijote esta noche, y más vale que aceptes o sino encontrarás tu cepillo de dientes en el baño..., del perro.

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¿Ser amigo de Marinette contaba como un progreso?

Adrien aún no lo sabía. Odiaba ser amigo de quien iba a llevarse a la cama, porque eso complicaba las cosas, y Adrien solo era bueno haciendo caos pero no arreglándolo.

Además tampoco ayudaba que Marinette lucía tan sexy esa noche, bajo las luces de los postes – vestía solo un vestido negro arriba de la rodilla bastante pegado a sus curvas, con espalda completamente descubierta, y uno tacones altos color verde neón; tampoco ayudaba que estuviera usando una ligera capa de maquillaje y todo su cabello que generalmente ataba en una o dos coletas, fuera suelto y cayendo en su hombro derecho como si de una cascada negra se tratase. Lucía cómoda y confiada e incluso parecía salida de un sueño.

—¿Cómo me veo?— Marinette preguntó con ojos brillantes.

Adrien abrió la boca pero las palabras no salían. En lugar de eso, soltó una risa débil.

—Espero que sea algo bueno.— Marinette rascó su nuca. —Lila ayudó. Fuimos juntas por cosas nuevas, solo que ahora le dije lo que me hacía y lo que no me hacía sentir cómoda.

—Eso es..., definitivamente bueno.— Adrien la barrió con los ojos sintiéndose cálido antes de caminar. —Como sea, sé que es extraño que te traiga a ver un show sobre un caballero que decía defender su país pero terminó haciendo lo contrario. Habría preferido algo más alegre, pero El Cascanueces cerró el año pasado. Además, este otro es algo que no puedes perdértelo.

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Todo estaba yendo bien; cada tanto, Adrien miraba a Marinette para ver sus reacciones. Al término de todo, ambos salieron y Adrien le hizo muchas preguntas a Marinette sobre partes específicas de la performance.

Marinette se detuvo mirándolo a los ojos justo cuando estuvo por entrar al auto.

—La verdad, me gustó. Pero siento que podrías haberlo hecho mejor de haber participado.

—Marinette,— Adrien agradeció que la luz fuera baja, así Marinette no podría ver su sonrojo. —Es solo un hobby.

—Claro,— Marinette dijo gentilmente antes de entrar al auto.

El resto del camino fue extraño mientras Adrien trataba de encontrar una estación ahora que podía usar sus manos mientras llevaba a Marinette.

Fue entonces que Adrien renunció a la idea de cambiar de estación y volvió a poner sus manos en el volante. Recordó lo que Marinette dijo antes de que entraran al auto. Una sonrisa apareció en su rostro y no fue hasta que Marinette lo notó que regresó a su cara de póker.

—Deberías sonreír más seguido, Adrien.

—¿Por qué?

—Porque no puedes vivir con la premisa de 'no me importa nada'.— Marinette tomó las gafas de Adrien e hizo su mejor imitación de él.

Adrien dio lo mejor de sí para contener la risa y no girar para ver que Marinette estaba usando sus gafas de sol. Pero fue cuando llegaron al semáforo que Adrien giró para mirarla y otra sonrisa apareció en su rostro.

Pero la sonrisa era de esperarse, Marinette solo estaba siendo la chica graciosa que era, pero lo que no era de esperarse era que Marinette se recargara contra el asiento y presionara sus labios sobre los de Adrien.

Cuando la mente de Adrien por fin pudo procesar todo, fue demasiado tarde. Marinette ya estaba recostándose en su sitio, con las mejillas sonrojadas mostrando vergüenza.

—Lo siento, no debí,— Marinette musitó. Se cruzó de brazos y habló. —No sé por qué lo hice...

—No pasa nada.— Adrien dijo mirando el camino con las manos en el volante.

Crueles Intensiones (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora