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—¡Qué bueno verte, Adrien! Es dulce de tu parte hacer esto por mi hijo.

—Es lo menos que podía hacer.— Adrien dijo con voz educada y robotizada – la misma que usaba cuando hablaba con adultos. —Sé que Nathaniel está pasando por un mal momento ahora mismo, así que pensé animarlo un poco.

Escucharon pasos bajando las escaleras.

Nathaniel se congeló, sosteniéndose del barandal.

—¿Adrien? ¿Qué estás-

—¿No lo recuerdas?— Adrien interrumpió. —¡Iremos a ver 'Frozen II!— tuvo que pausar después de dar un profundo respiro, porque mencionar esa película le daba nauseas.

—¡Oh, genial! ¡Vamos!— Nathaniel casi chocó contra Adrien en su prisa por ir a la puerta.

Al llegar al destino, Nathaniel frunció el ceño.

—Esto no es el cine. Esto es el Olive Garden.

Olive Garden.

—Esto no es 'Frozen II', esto es una cita. En el Olive Garden. ¡En el Olive Garden! —Adrien nunca había estado más feliz de que su auto tuviera lunas polarizadas.

—Escucha, Adrien, de verdad me gustas como amigo, pero-

—No conmigo, idiota.— Señaló la familiar figura en la entrada. —Con él.

—Espera, ¿qué? ¿Cómo hiciste para que Marc viniera?

Adrien se alzó de hombros.

—Lo llamé. Le dije lo que sentías por él.

—¡Cielos, Adrien!— le tomó unos segundos abrir la puerta antes de salir y alejarse del restaurante. —¡No sabes lo que siento! ¡No me conoces!

—¡Nathaniel, espera!— Adrien salió del auto y fue tras él. Mientras lo sujetaba por los hombros, Nathaniel giró y lo miró gélido.

—Escucha,— Adrien dijo, —...puedes irte a casa ahora y hacer un berrinche sobre lo malo que soy por dar a conocer tu secreto, o puedes considerar el hecho de que tu atractivo tutor vino a verte. Piensa en lo que significa. Y quizá también debes considerar que pagaré por la comida. No es el jodido Four Seasons, pero el mánager me debe un... favor. Así que sí.

Un poco de la ira dejó los ojos de Nathaniel cuando miró hacia donde Marc lo esperaba.

—¿Por qué haces esto por mí?— Nathaniel preguntó con tono de duda.

Adrien se mantuvo callado y alzó la mirada hacia el cielo. Podría decir algo como que se sentía culpable por jugar con Nathaniel debido a otro reto con su hermanastra, o podría decirle a Nathaniel lo que había estado diciéndose todo el día: que hacía esto porque era divertido fastidiar a Lila. Pero Nathaniel aún tenía los ojos en Marc y lucía esperanzado, y quizá Adrien no quería estropear eso ahora mismo. Pero había otra verdad en esto, una más difícil de aceptar.

Adrien suspiró.

—Enamorarse..., no pasa a diario, y no con cualquiera. Veo la forma en la que miras a Marc, como ahora mismo o cuando te daba clases, y sabes, no deberías dejarlo pasar.

Podía fumar ahora mismo. La sinceridad podría ser tan agotadora.

Nathaniel por fin sonrió, y palmeó el hombro de Adrien.

—Ok, no lo haré.

Caminó en la dirección correcta esta vez, mientras Adrien regresaba a la seguridad de su auto con lunas polarizadas.

A las 2 am, el sueño de Adrien se vio interrumpido por un zumbido de su iPhone. Había un mensaje de Nathaniel: [¡Gracias Adrien!💋 ]

«Argh... los emoticones eran tan gay.»

Crueles Intensiones (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora