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Lo primero que Adrien notó en la sala fue a una chica que a leguas gritaba que era nueva en la ciudad – nadie en París se vestía con una remera de lunares. Gracias a Dios que sus pantalones eran normales.

La chica estaba sentada con el padre de Adrien y su hermanastra. Lo peor del asunto era que estaba sentada en el lugar de Adrien, y eso no ayudó a sus ganas de gritarle.

La chica nueva se llamaba Marinette Dupain-Cheng y era de un desconocido lugar cerca del campo, no era muy alta, lucía como un gatito, su piel era pálida, y tenía bonito trasero. Adrien podía decir que era adorable pero Marinette definitivamente no era su tipo.

—El padre de Marinette será el nuevo decano en tu colegio. Se quedará en la habitación de huéspedes el resto del verano hasta que su padre encuentre un lugar aquí en París.— Explicó el padre de Adrien, sonriéndole y mirándolo con el ruego que le decía que fuera amable.

—Mucho gusto, Adrien.— La chica dijo, estirando la mano.

A Adrien nunca le había gustado presentarse con otros ya que por lo general lo conocían y sabían su reputación. Pero en ocasiones especiales, como esta, Adrien tenía su propia técnica para presentarse. Le mostró su cegadora pero falsa sonrisa; sabía que las personas caían por eso, y aunque Adrien no tuviera real intención de ser su amigo, no hacía daño crear una buena impresión.

La chica le sonrió, pero no pareció impresionada.

Pero estaba bien; Adrien tampoco estaba impresionado.

—Veo que ya conociste a Santa Lila. Soy su hermanastro; el bastardo playboy.— Se dejó caer en el sofá al lado de Lila, quien se alejó de él.

Adrien podía ver otro frunce de frustración formándose en la frente de su padre, y mentalmente se felicitó por causarle ese pesar.

Marinette respondió con un simple.

—Como dije, mucho gusto Adrien.— Sentenció antes de bajar la mano y volver a sentarse en el lugar de Adrien.

Con un profundo suspiro, el padre de Adrien volvió a hablar.

—Estaré fuera del país un par de semanas, así que te quedarás cerca de Lila, Marinette.

En algún punto de la charla, Lila y Marinette entraron en un debate de si se necesitaba una alianza entre heteros-gays-bi en la preparatoria, Marinette insistió que era necesario, pero Lila– la presidenta del cuerpo estudiantil – dijo que los apoyaba abiertamente, así que no había necesidad de ninguna alianza.

Y también en algún punto de la charla, Adrien se unió.

—Es cierto, nuestro colegio no necesita de eso. Hetero o no, a la mayoría, aunque no lo diga, le gusta experimentar. Conozco a varios chicos hetero a los que les gusta que les den una buena mamada. Así que digo que la preparatoria es para gays y para los gays de closet.

Tanto su padre como Lila lo miraron incrédulos, pero Adrien los ignoró.

Marinette, por otro lado, apenas escondió una risa tras su mano.

Lila se distrajo, y Adrien aprovechó el momento para dejar que su mano lentamente subiera por su muslo hasta que la chica lo golpeó, haciendo que Adrien estirara el brazo por detrás de ella.

Esta era la situación de siempre con ellos. Lila era seria, educada, se sentaba de forma apropiada, mientras que a Adrien le importaba poco repantigarse por el sofá y dejando que su mano vagara libre – sobre todo a donde no debía.

Adrien notó que Marinette estaba entretenida por lo que dijo, pero decidió fingir no estar afectado por su sonrisa.

Porque sí, no estaba afectado. No sería pillado siendo afectado por alguien que usaba una remera de lunares.

Crueles Intensiones (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora