Crueles Intensiones (Adrinette)

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Su corazón se detuvo cuando despertó.

Marinette no estaba ahí.

Adrien enterró el rostro en la cama y tuvo un minuto de descontrol mental, porque...

«¿Y si Marinette había planeado esto todo este tiempo? Y ahora que se había acostado con Adrien escribiría un gran artículo en el periódico escolar sobre cómo es que a Adrien Agreste le gustaba el sexo suave y lento con chicas vírgenes, y que ahora Adrien Agreste estaba perdidamente enamorado de una chica virgen/mente maestra, y luego se reiría cuando terminara con él en público y rompería su corazón en millones de pedazos en pleno auditorio. »

«... o... o quizá algo más simple, como que si Marinette se daba cuenta que estar en una relación con él era una montaña rusa y decidía dejarlo antes de que el daño fuera irreparable. Ciertamente, no la culparía.»

—Buenos días.

«Claro...»

Así que Marinette había estado de pie en la ventana todo el tiempo, y Adrien había sido solo un idiota con imaginación colosal.

Marinette estaba usando solo una camisa de Adrien – la suave tela negra cubría apenas más abajo de su trasero.

Adrien movió la cabeza.

—Eres criminalmente adorable.

—¿Ser adorable hace que me gane el desayuno?

El rubio sonrió antes de ir a la cocina sonriendo como tonto.

—¿Qué desayunarás hoy, Adrien?— la maid preguntó. —Oye, hijo, ¿qué te pasó?

¿Ven? Es que Adrien no podía dejar de sonreír, e incluso la cocinera se había dado cuenta.

—Tuve una buena noche.

—Te acostaste con alguien hace tres meses y seguías siendo el mismo gruñón a la mañana siguiente, así que no estoy segura de entender qué significa 'buena noche' para ti.

—Chica hermosa. Bonita conversación. Hablamos de astrología.— Adrien rodeó el counter. —Tengo ganas de hacer el desayuno yo mismo. ¿Puedo?

La señora retrocedió mirándolo con sospecha.

«Definitivamente prepararía el desayuno para Marinette, estaba de buen humor hoy, y esto era como el cometa Halley, así que debía aprovechar su buen humor antes de que se escondiera por otros 75 años.»

Esperaba que a Marinette le gustaran los cereales.

«¿A todos les gustaban, no?»

Media hora después, Adrien regresó a su habitación con una bandeja con tocino, huevos, waffles y jugo de naranja.

☆゜・。。・゜✺ ゜・。。・゜★

—Fue muy...— Adrien pausó para pensar en un término suficientemente vago. —...misionero.

—¿Qué, solo misionero? ¿Nada de detalles?— Lila resopló. —Como quieras. Quédate con tu auto, pero pierde para siempre tu hombría. Bueno, supongo que es algo justo.

Adrien ni siquiera estaba seguro de querer decirle a Lila lo que había pasado la otra noche, pero ella lo había acorralado y lo había arrastrado al desierto estudio, donde empujó a Adrien sobre una de las sillas.

Esos delgados dedos tenían una sorprendente fuerza en ellos.

Y ahora mismo, esos delgados dedos estaban abriéndole los pantalones.

—Debo decir que, honestamente pensé que encontrarías a tu rival.— Lila dijo subiendo a horcajadas de Adrien. —No esperé que lo lograras.

Era irreal, tener los labios que siempre había querido besar a solo centímetros de los suyos. Adrien conocía a la perfección su rostro que bien podría dibujarlo con los ojos cerrados.

Y había querido esto desde hace mucho que sabía exactamente cómo debía pasar, cómo se debía sentir.

Y definitivamente no era así.

Adrien sabía que alejarse de Lila no estaba en el script.

Lila viró los ojos y se alejó de Adrien.

—¿Qué? ¿Ahora eres monógamo? Cielos, necesitas que te quiten tu licencia bi.

—No es eso.— Adrien dijo débilmente mientras su mente buscaba cualquier excusa posible antes de erguirse. —Quiero saborearlo. Esposas y cosas para bondage.

—Los tengo en mi habitación, vamos.— Dijo Lila, jalándolo, pero Adrien no cedió. —¡Maldición, Adrien! ¿No es lo que querías? Porque recuerdo bien que habrías matado por tenerme, ¿o es que lo he estado imaginando los últimos 3 años?

—¡No tengo ganas!

Sus palabras hicieron eco y el agarre de Lila se aflojó. Se miraron unos instantes antes de que ella rompiera el silencio.

—Te la hayas cogido o no,— dijo. —A la larga perderás.

☆゜・。。・゜✺ ゜・。。・゜★

La confusión no terminó, y lo que es peor..., todo estuvo descubierto a ojos de Marinette.

Esa tarde, Adrien no estuvo seguro de si quería quedarse en la cama todo el día con su... con Marinette, o si quería pasar el tiempo cantando en el asilo y conversando con Nino otra vez.

Decisiones...

Decisiones...

Pero Marinette no estaba en la sala cuando Adrien regresó con dos bandejas de comida. Marinette no estaba en el estudio, ni en el jardín, ni en la habitación de huéspedes. De cualquier forma, lo que estaba ahí, era el diario de Adrien.

—Demonios.

Estaba a mitad de la ahora vacía cama, al lado de su cobertor doblado, y una nota.

En el pequeño papel amarillo estaba algo escrito con premura.

[No entiendo.

Vi tus imperfecciones y aun así, te amé. ¿Qué caso tiene guardar secretos?

No estoy segura de que me guste este juego.

- Marinette.]