11-Octubre-2020.
Estoy acostumbrado al rechazo y a las miradas cargadas de miedo.
Así ha sido mi vida desde que nací.
Mi madre dice que es un castigo de Dios, mi padre jura que el demonio hizo su intervención; los médicos dicen que es síndrome de Angelman y labio leporino; uno incurable, el otro operable.
Sin embargo; he obtenido la misma respuesta después de quince años: el rechazo de quiénes me dieron la vida.
¿Tengo la culpa por existir? Nunca pedí nacer sólo para sufrir.
Ahora sólo quiero morir, he olvidado mi nombre, ya que en todos lados me conocen como "fenómeno".