14-Octubre-2020.
Todo inició con una gripa, luego vino una fiebre... ¡cuarenta y cinco grados! Ardía en vida... Sin embargo, de un momento a otro, mi temperatura descendió hasta los veinte grados.
Entonces comencé a tener cambios extraños: perdí gradualmente mis sentidos, quedándome únicamente con el olfato.
Antes de quedarme ciego, me di cuenta que mi cuerpo lucía... extraño. El cabello comenzó a caerse, mis uñas a quebrarse, tenía coágulos y moretones además de que dejé de hablar para emitir extraños sonidos.
Sin darme cuenta, dejé de razonar y sólo buscaba saciar el hambre voraz que me consumía.
La transformación estaba completa.