Quédate conmigo, por favor

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Los personajes de Sakura CardCaptor no me pertenecen, son una idea original de Clamp

 el Maestro Li Shaoran cayó como peso muerto, sobre el tatami, su respiración era desigual, unos segundos después perdió el conocimiento

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... el Maestro Li Shaoran cayó como peso muerto, sobre el tatami, su respiración era desigual, unos segundos después perdió el conocimiento...

Al mismo tiempo...

Sakura caminaba dando saltitos como una niña pequeña mientras bajaba las escaleras del castillo en dirección a su habitación.

Todo marchaba a la perfección, su papá, aunque aún enfermo, tenía un muy buen semblante y volvía a ser el maestro Kinomoto de siempre, hasta le había solicitado tener un almuerzo y pasear por los jardines del palacio después de estar meses encerrado y sin ganas de salir y todo gracias a cierto castaño de ojos ámbar, lo invitaría a pasear con ellos en su próximo día libre, departirían bajo la sombra de algún árbol.

Cada vez que la imagen de Shaoran pasaba por su mente una gran sonrisa la acompañaba y el sonrojo aparecía, tenía que aceptar que aunque empezaron con el pie izquierdo, ahora se llevaban de maravilla y sí, le gustaba el castaño, era muy apuesto esos rasgos de su país lo hacían tan seductor, pero más allá de la atracción física, ella se sentía tan bien cuando estaba con él, su conversación era tan atrayente, las mil y un facetas que se escondían detrás de ese semblante serio, su mirada juguetona, su sonrisa pícara, su ceño fruncido cuando estaba concentrado o molesto, sus ojos expectantes cuando hablaban de algo nuevo e interesante como cuando estudió con detenimiento su ensayo con las flores de cerezo, también estaba esa expresión tentadora que la estremecía entera, su molestia con Kero cuando le robaba sus dulces y se transformaba en un niño pequeño, el tiempo junto a él transcurría muy rápido, que decir del refugio que había encontrado entre sus brazos, la llenaba de calidez, ese aroma varonil, que podía nublar sus sentidos, comparando el sentimiento que tuvo por Yukito, lo que sentía ahora por Shaoran era muy diferente, no solo las mariposas hacían estragos en su vientre, con su eterno revoloteo, la sensación cálida en su pecho era tan... placentera... completa... no sabía cómo describirlo, podía decir que era como haber llegado al lugar correcto.

Cada vez que pensaba en el beso que compartieron su corazón latía desbocado, quería besarlo una y mil veces, en definitiva, ese chino la había embrujado, añoraba repetir esa explosión de sentimientos que le brindaron esos labios.

A pesar de que Sakura sentía todo aquello comiéndole entero el corazón no dejaba de darle vueltas a la idea de que tal vez Shaoran ya tuviera un compromiso arreglado, al final era el heredero del Clan Li, posiblemente alguna chica bella y joven lo estará esperando en su natal China, cuando el Señor Clow lo deje libre de compromisos seguro regresará a su país y ella seguirá cautiva dentro de los muros del castillo, además estaba el hecho de que su papá nunca había aceptado a ningún hombre para ella, años atrás pensó que si Yuki aceptaba sus sentimientos, podría hacerlo cambiar de opinión, pero después de todo lo que pasó..., un suspiro triste salió de lo más profundo de su ser, sabía que su padre tenía una buena relación con Shaoran pero al final él era extranjero, no se iba a quedar para siempre en Edo, ella no se podía marchar con él porque entonces ¿qué sería de la tradición Kinomoto?, aunque ansiara estar con Shaoran, esa relación no tenía futuro, debía resignarse a seguir como siempre en la consulta, hasta el fin de su vida y desearle buena fortuna a Shaoran cuando se marchara, algo que le rompía el corazón de solo pensarlo, pero era lo mejor, sabía que el medico chino estaba interesado en ella, no era tonta, pero no quería comenzar algo que al final no iba a llegar a nada, por eso huía cada vez que él intentaba acercarse aunque cada fibra de su ser deseara quedarse y vivir por siempre entre sus brazos.

Extracto de flores de cerezoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora