Que comience el espectáculo

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Los personajes de Sakura Card Captor no me pertenecen son una idea original de Clamp

Después de una noche llena de amor, Shaoran despertó antes del alba, la luna aun iluminaba la habitación un ambiente plateado los rodeaba, él abrazaba a su hermosa castaña, quien dormía plácidamente, su cabello rebelde le hacía cosquillas en la na...

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Después de una noche llena de amor, Shaoran despertó antes del alba, la luna aun iluminaba la habitación un ambiente plateado los rodeaba, él abrazaba a su hermosa castaña, quien dormía plácidamente, su cabello rebelde le hacía cosquillas en la nariz, una sonrisa emergió de lo más profundo del alma del castaño, había pasado la mejor de las noches en todo lo que llevaba de vida, acarició lentamente la espalda de su yosei, mientras veía que reaccionaba con una linda sonrisa por el contacto y se acercaba más hacia él, quien la recibía gustoso.

Shaoran se quedó admirándola unos minutos, sintiendo su piel cálida cerca de la propia sin ninguna barrera de por medio, aspirando su embriagante aroma a flores, pasó su mano por su cabello y después por su mejilla, su piel era increíblemente suave, delineó con las yemas de sus dedos su oído, bajando por su cuello, por su hombro, su brazo, sus pequeñas manos, el maestro retiró sus dedos y sintió como la esmeralda protestó, por haber parado la caricia.

El médico sonrió al mirar sus reacciones aun dormida, regresó a su cuello y bajó por su cuerpo, delineando cada detalle con ternura, subiendo y bajando por cada curva, no eran muy pronunciadas, pero para el lobo eran perfectas, llegó a su pequeña cintura y después subió por su cadera, terminó con la distancia que los separaba para sentirla entera contra su piel, entonces confirmó que se encontraba en el lugar correcto, su hogar estaba donde la castaña se encontrara.

Cerró sus ojos y permaneció así durante unos minutos solo disfrutando del contacto, de la noche, de la fragancia a flores y del sonido suave de la respiración de su prometida, el solo imaginar que le esperaba una vida llena de esos momentos, lo alegraba, se esforzaría por siempre hacerla feliz, la amaba profundamente, una vez más quiso regresar a China, para comenzar una familia con ella, aunque antes de regresar le gustaría viajar un tiempo por Japón, para que ella conociera todos los paisajes que aparecían en sus libros y disfrutara de su país sintiéndose libre de ataduras.

Tenía tantos planes con ella, la quería llevar a tantos sitios que había conocido anteriormente y descubrir lugares nuevos, tendría que hacerse de una carreta y de un caballo, él estaba acostumbrado a viajar ligero, pero en definitiva Sakura iba a necesitar espacio, hablaría con el Shogun, para negociar su libertad, aunque debería buscar buenos argumentos, no deseaba afectar a sus padres.

Así se quedó unos minutos perdido en sus pensamientos, buscando una estrategia para convencer al señor Clow cuando de pronto recordó que el Shogun le había pedido que le hiciera panecillos en forma de melocotón, él había quedado muy formal en cumplir la promesa, sin embargo, ya había pasado dos días y Shaoran lo había olvidado, de verdad estaba enamorado, antes jamás hubiera olvidado un acuerdo y mucho menos con una persona tan importante.

Habían sucedido muchas cosas; el hijo del matrimonio Hiragizawa, los pacientes en la consulta, así que muy a su pesar y aprovechando que aun el sol no hacia su aparición debería ir a las cocinas a realizar los dulces para el Shogun, cada acción con el gobernante contaba para obtener su pronta libertad.

Extracto de flores de cerezoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora