Capítulo 7.

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- Bueno, tiene dos horas para prepararse, después de ello viene a buscarme para irnos.

- Sí señor, con permiso.

Después de esa pequeña discusión con el señor Welker me fui a mi oficina para poder preparar todo para la reunión.

Ésta reunión está programada desde antes que cambiara de jefe, por lo cual estoy más que preparada.

Me sorprende que no cambiara esa reunión, pero supongo que es porque son clientes muy importantes.

Después de organizar todo revise la hora para ir con el señor Welker, así que fui a su oficina.

Toqué pero nadie respondió, vuelvo a tocar y obtengo la misma respuesta. ¿Debería tocar otra vez? Bueno, toco ésta vez y si no responde abro la puerta.

Vuelvo a tocar y tampoco responden, así que abro la puerta y allí entiendo porque estaba tan "ocupado".

Se estaba tragando a besos con una tipa, al ver eso me molesté demasiado ¿Cómo se atreve a hacer esto en la empresa? Y luego dice que yo soy la coqueta.

Me aclaro la garganta para que se den cuenta de mi presencia y ellos se separan.

- ¿Quién eres tú y qué haces en la oficina de MI novio? - Me dijo la mujer con la que se estaba besando.

- Señorita Sanderson ¿Por qué entra sin avisar? - se queja Welker.

- Toque 5 veces y no respondió, creí que no había nadie - sé que solo fueron tres pero es para dramatizar.

- ¿Y entrar le pareció la mejor opción?

- Entré a corroborar, no sabía que estaba tan ocupado - dije irónica- es que aquí se viene a trabajar.

- Ya basta Sanderson ¿A qué viene? Porque dudo mucho que solo a arruinar el momento.

- Tenemos que ir a la reunión con un cliente ¿Recuerda?

- Tu tonta reunión puede esperar, ahora lárgate - dijo su novia.
Es que entre estos dos no haces uno.

- Tiffany - le dijo en modo de advertencia mi jefe - Señorita Sanderson salga y espéreme en recepción, ahora voy.

Cuando salí de allí la tal Tiffany me dió una sonrisa de triunfo, de verdad que tanto tinte ya le dañó el cerebro, si es que alguna vez tuvo.

Al llegar a recepción estaba allí Mel y al verme supo que algo me pasaba.

- Siempre sales de malas de esa oficina pero hoy es exagerado ¿Qué pasó ahora?

- Entré y el tipo se estaba tragando a besos con su noviecita.

- Y eso te molesta ¿Por...?

- Hace rato regañó al pobre de Andrew por invítame a salir, dijo "Están en horas de trabajo" pero él si va y se besa.

- Ajá, ¿segura que no son celos?

- ¿Celos? Por favor, es un cretino.

- Del odio al amor solo hay un paso amiga.

- Te escuchas como señora.

- Eres malvada, cambiado de tema ¿Cuándo vas a aceptar salir con Andrew?

- No lo sé, tal vez...

- Ya nos vamos señorita Sanderson- dijo Welker.

¿Acaso está siempre pendiente en interrumpirte? no recuerdo una solo conversación dónde no lo haga.

- Sí señor, adiós Mel.

- Adiós Sara, suerte.

Mi jefe y yo caminamos al elevador en silencio hasta que se cerraron las puertas de éste y él habló.

- Que buena amiga tiene, deseándole suerte, porque créame que lo necesitara, son clientes complicados.

Por raro que suene eso no se escuchó burlesco o grosero

- Usted créame que estoy muy preparada- dije indiferente.

Después de ello seguimos en silencio que ya me estaba empezando a incomodar, es extraño que no me respondiera de manera sarcástica.

Al llegar a la entrada del edificio ya estaba un auto esperándonos, así que iba a subir al auto en los asientos de atrás, pero Welker me detuvo.

- Suba en la parte del copiloto- ordenó.

Supongo que no quiero que valla a su lado, solo rodé los ojos e hice caso.

Al entrar me doy cuenta que el chófer no está ¿No debería estar ya aquí? Algo no está bien.

Entonces entra Welker en el asiento del conductor.

- ¿Usted va a manejar? - pregunto mientras él arranca.

Que tonta, pregunto lo obvio.

- Sí, ¿Tiene algún problema con ello?

Muchos pensé, pero ya estaba aquí.

- No, ninguno, solo que creí que tiene chófer.

- Tener chofer es un desperdicio, yo puedo manejar y no se preocupe, sé hacerlo- dijo sonriendo.

- No lo dudo señor, solo me tomó por sorpresa.

Al parecer somos pésimos para conversar, ya que otra vez nadie dice nada más, así que solo me dediqué a ver por la ventana.

Entonces escuché la canción Happy de Pharrell Williams, ¡me encanta esa canción!

- Espero no le moleste que ponga música, pero el camino es largo y me aburre no escuchar nada.

- No se preocupe, amo esa canción.

Me sorprendí al decir eso, ya que no lo tenía pensado, pero al parecer fue bueno, ya que él subió más el volumen.

- Yo también, la letra es genial- empezó a cantarla como si no estuviera - ¿Se la sabe? - dijo.

- ¿Disculpe?

- Que si se sabe la canción

- C... claro- no sé porque me puse nerviosa, pero mi cara era un tomate.

- Cante conmigo entonces.

Estaba un tanto insegura de hacer caso o no, ya que es una petición bastante extraña, pero no me pude resistir.

Así que le hice caso y empecé a cantarla, al principio me daba pena pero después agarre confianza y canté a todo pulmón.

Cualquiera que nos viera diría que somos buenos amigos.

Al terminar la canción nos empezamos a reír y una vez que dejamos de reír él habló.

- Canta muy bien señorita Sanderson- al perecer lo dijo sin pensar porque luego corrigió- para ser una asistente.

- ¿Gracias? - la verdad no sabía que decir.

- ¿Qué otras canciones le gustan?

- La verdad es que no me limito en géneros, me gustan todas las que tienen sentimiento y linda letra.

- Creí que respondería algo cliché.

- ¿Me considera una persona cliché?- dije siguiéndole el juego.

- La verdad no, es una persona fuera de serie.

- ¿Eso es algo bueno a malo?

- Depende...

- ¿De qué?

- Nada olvídelo, mejor hablemos de este cliente para llegar listos.

Así que eso hicimos lo que restaba de camino. 

Llegamos a el restaurant dónde será la junta. Al llegar vi a un señor que se veía algo grande, cómo de unos 55 con una cara muy sería.

Espero que todo salga bien porque si no perderé el trabajo de mis sueños y la empresa una gran oportunidad.

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Espero les guste este capítulo, la verdad a mi me gustó escribirlo.

El siguiente capítulo lo va a narrar nada más y nada menos que nuestro querido Mart Welker y entenderán su cambio de actitud.

Mi jefe es un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora