¿Hasta Dónde Llegará Nuestro Amor? "KOOKMIN"

CAPÍTULO 5

Desde que conocí a Jimin mis días dejaron de ser aburridos, en las mañanas nos encontrábamos para compartir las historias de nuestras nuevas cruzadas, el pelirosa siempre estaba metido en historias sorprendentes, poseía una gran imaginación, sus ojos veían el mundo de una manera más brillante y mística a diferencia de los míos que no tenían la capacidad de ver ese encanto y brillo.

Poco a poco YuGyeom y Taehyung se unieron a nuestras escapadas después de clases, el pelinegro aún no confía del todo en mí, cuando podía me dejaba en claro que él era a quien Jimin quería más, parecía un perro marcando a su dueño, pero obviando eso, era una persona muy divertida y sobretodo sincera.

Uno de los tantos fines de semana que salíamos, a Taehyung se le ocurrió llevarnos a un albergue de mascotas, todo el día nos la pasamos recogiendo excremento de los diferentes animales del refugio, pero Jimin se veía feliz alimentando a los conejos que tenía el lugar, como si estar cubierto de suciedad no fuera la gran cosa, la madre de Taehyung nos preparó bentos, mi madre nunca tenía el tiempo de hacerme nada parecido, me daba dinero para que comprara algo de la tienda.

En otra ocasión fuimos a un parque de diversiones donde descubrí de mala manera que a Jimin no le gustan los juegos extremos, apenas entramos Yu y Tae desaparecieron en la montaña rusa, así que yo arrastre a Jimin hasta el martillo mecánico, apenas comenzó el juego Jimin ya estaba casi encima mío, tuve que distraerlo para que no se desmayar a en pleno juego, después de bajar con mi mano casi destrozada deje que Jimin fuera quien decidiera los demás juegos, nos subimos a la calesita, a una rueda de la fortuna y después terminamos en las tazas giratorias mientras nuestros supuestos amigos disfrutaban de la adrenalina que a mí me encantaba, mi sacrificio valió la pena al ver la bonita sonrisa de Jimin mientras disfrutaba de esos juegos.

Mi semana nuevamente daba inicio después de un fin de unos dias brutales, estaba ansioso por ver a Jimin y saber cómo había pasado su fin de semana, en mi casa mis padres me tenían cansado con sus exigencias, nunca se detenían a preguntarme si estoy de acuerdo con lo que ellos decidían solo me quedaba acatar sus órdenes.

El viernes en la noche fue el último día que hable con Jimin, me dijo que saldría a acampar con su hermana y Taehyung, me invito a acompañarlos, lamentablemente no podría asistir, todo el fin de semana me la pase pensando en lo interesante que sería estar al aire libre y no encerrado en medio de una pila de libros, la sensación de estar acompañado de personas sincera, alegres, que sabían disfrutar de las cosas que nos regalaba la vida, en vez de tener a un estricto tutor que sólo me permitía levantarme para comer o ir al baño.

Sin darme cuenta ya estaba corriendo por esa fina línea que era la encargada de llevarme hasta Jimin, cuando doble en la esquina pude ver a mi pelirosa amigo, apenas me reconoció alzó sus brazos de manera exagerada dándome la bienvenida con una de sus características sonrisas de ojitos rasgados, apresuré mis pasos para acortar la distancia, en algún punto el se volvió en mi ancla para no informe en el mar oscuro que era mi vida.

- ¡Hola Kookie!

- Buenos días Jimin, que tal tu fin de semana - nos quedaba tiempo para hablar antes que cada uno se fuera por su lado.

- Te divertiste en tu excursión - su alegría mañanera mejoraba mi humor, hoy se veía radiante, mis ojos rápidamente se enfocaron en sus abultados labios que parecían estar bañados en algún bálsamo, me hacía preguntarme si sabrían a algo, alejé esos pensamientos para atender a lo que me decía Jimin.

- Fue grandioso, YuGyeom se nos unió a último minuto, Tae logró convencerlo que nos acompañara, escalamos, nadamos, corrimos y vimos el amanecer mientras tomábamos chocolate con malvadiscos, me hubiera gustado que nos acompañaras Kookie - ante el relato de Jimin me sentí celoso de mi propio amigo, él sí tuvo un fin de semana espectacular mientras yo me hundía en la miseria, Yu era un traidor y lo peor es que me lo refregaría en la cara todo el día.