07

4.1K 293 547
                                    

Parte 2/2

Dos horas, solo eso faltaba para la grandiosa fiesta. Luzu parecía un niño pequeño, estaba inquieto e impaciente y lo único que podía hacer para calmarse era "molestar" a su chico. Y sí, las comillas van de maravilla, pues simplemente estaba insistiendo con que debían ir combinados pero Auron decía que solo él debía estar tan bonito.

—Ya te lo he dicho, cielo, tú eres el guapo aquí, mereces todas las miradas—explicaba el pelinegro a la vez que acariciaba el alborotado cabello del más alto, quien simplemente estaba recostado sobre sus piernas.

—¡Claro que no! Tú eres hermoso, también mereces miradas y, además, me hace mucha ilusión verte vestido de esa forma—. Se levantó del regazo del otro y se sentó a un lado para verlo de frente—. Hazlo por mí, ¿Vale? Haré lo que me pidas—propuso con un bonito brillo en sus encantadores ojos.

Auron lo observó con detenimiento, queriendo perderse en aquella preciosa mirada, para al final asentir mientras rodaba los ojos en un intento de mostrar fastidio.

—Eres muy mal actor—expresó Luzu en tono jocoso. Apoyó sus manos sobre los muslos del menor y se acercó a su rostro con una sonrisita juguetona—. Te quiero mucho, bebé—musitó con amor, ruborizándose al instante.

—Te quiero mucho más—respondió de igual forma. Agarró las manos ajenas y las colocó sobre sus hombros para luego ayudarlo a sentarse sobre su regazo con una pierna a cada lado—, como jamás quise a nadie.

El castaño se avergonzó y dio un leve golpecito en el pecho del más bajo. Sonrió involuntariamente y enseguida fue besado con cariño.

Pero existía un pequeño problema, tras aquella adorable conversación y luego de verse directo a los ojos, ambos supieron que el otro mentía. Y vaya que notar eso dolió.

—Entonces... ¿Qué puedo hacer por ti?—cuestionó Luzu, refiriéndose a su especie de soborno.

—Debo pensarlo muy bien, ¿Sí? Pero descuida, no será nada alocado—respondió con una sonrisa de lado—. Por el momento puedes pagar tu deuda con mimos.

—Debemos prepararnos, Auroncito—recordó el castaño mientras se levantaba—. Y aún no tenemos tu atuendo, los mimos pueden esperar.

El pelinegro bufó y volvió a rodar los ojos fastidiado, esta vez de forma auténtica. Realmente se había vuelto adicto a las suaves caricias que el mayor le brindaba. Era increíble que apenas el roce de sus manos sobre su piel pudiese hacerlo sentir tan cómodo y seguro, podría pasar la eternidad siendo tocado de esa forma y jamás se agotaría.

—Comenzaré a odiar a Rubén si cuando estemos aquí de nuevo tú no cumples mis caprichos—bromeó.

Luzu lo tomó de las manos y lo llevó a su habitación. Lo guió hasta su cama y lo dejó sentado sobre ella para comenzar a buscar las prendas que previamente había preparado. Sí, el castaño tenía un claro plan desde el principio: convencer a Auron de usar un outfit que él ya tenía listo pero que no mencionaría.

Mientras tanto, el menor decidió husmear en el sitio y fue a por lo primero que estuvo en su campo de visión: la mesa de noche junto a la cama.

—Iré a ducharme—avisó el mayor luego de finalizar lo que hacía—. No hagas travesuras—advirtió cual madre a su chiquillo antes de partir de casa.

—No prometo nada—respondió en tono infantil.

Luzu caminó rápido hacia él y le plantó un beso para irse directo al baño.

Estando solo y sin nada que hacer, Auron decidió abrir el primer cajón del mueble que previamente había visualizado. Lo que encontró hizo que el interior de su pecho se sintiera extremadamente cálido.

8 noches [Luzuplay +18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora