κ - Tánatos

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Témpano:

- Entonces, ¿Necesitamos un reemplazo para los gemelos? - no contaba con ese inconveniente.

- Sí - Urano parecía conocer toda clase de encantamientos, rituales y cosas por el estilo... Me imagino que los años que pasó viéndolo todo se enteró de bastante - Al hacer la transfusión del poder de Apolo hacía mi persona, su cuerpo se volverá mortal. Si sus poderes de dios del sol y todo eso no son transferidos a otro dios o criatura, se perderán en el aire, porque tal clase de fuerza desintegraría cualquier cuerpo mortal -

- Que difícil - Hécate estaba haciendo cálculos en su cabeza - como se puede transferir tal clase de poder a otro ser vivo -

- Tánatos - Urano llevaba tiempo maquinando esa respuesta - él es la línea que separa a los dioses y cosas por el estilo de los mortales. Lo único que nos diferencia es la capacidad de morir -

- Pero como carajos funciona eso - de verdad, no entendía ni una palabra de todo esto.

- Miren, lo que va a pasar es que yo tomaré la fuerza divina de Apolo. Mejor dicho, le quitaré lo que lo hace un dios, por eso necesito su sangre. Los poderes de Apolo se seguirán perteneciendo y como son tan grandes, disolverán su cuerpo. Cuando yo tome su fuerza, su Ícor se volverá sangre mortal, eso significa que ya no será divino -

- Vamos, que tampoco somos tontos, a la segunda ya lo habíamos comprendido - Hécate tenía razón - pero porque un reemplazo para Artemisa también. Digo, ella no morirá -

- Regla de guerras - dije - no testigos -

- Bueno, ahora lo de Tánatos - Urano era bastante paciente... Que cosa más rara - él es el encargado de evitar que los muertos no mueran... Puede que no tenga sentido, pero bueno. Tendrán que encontrar la forma de que se nos una. Luego deberá usar su poder para dotar a quién vaya a ser su reemplazo de inmortalidad (créanme, ningún dios va a tomar su puesto), y lo mismo con el reemplazo de Artemisa -

- Vale, entonces, Tánatos transferirá los poderes de los dioses a sus... Reemplazos ya lo dijimos bastante, suena raro - después de un buen rato ya le iba entendiendo.

- Exacto -

- A por Tánatos entonces - Hécate estaba decidida... Aún me parecía raro que estuviera tan acostumbrada a esto.

Bajamos al inframundo. Caronte llevaba otras tres almas en la barca. Fuimos a hablar con Hades. Si alguien sabía dónde estaba la muerte era él.

- Que no es obvio - la verdad, Hades era bastante... Bueno, creía que debíamos saberlo todo - en sus puertas... Digo, en las Puertas de la Muerte, adentro del Tártaro, a un par de kilómetros del sitio por donde se entra -

Hécate y yo, bajamos al fondo del sitio más terrible de la existencia.

Estábamos en guardia constante. En el Tártaro podía pasar cualquier cosa.

Sin problemas... QUE PUÑETAS PASABA, el Tártaro no era tranquilo, y aún así, todo estaba en paz. Llegamos a las Puertas de la Muerte y allí encontramos a Tánatos, haciendo guardia, volando por todos lados.

- Hola - Tánatos bajó como la un relámpago, me atrapó contra el muro y me apuntó con el filo de su espada.

- Que quieres, quién eres -

- Tánatos, déjalo. Venimos a hablar. No vamos a abrir las Puertas ni nada por el estilo -

Afortunadamente, Hécate intervino. Tánatos se volvió muy desconfiado desde que lo encadenaron y todo ese rollo.

El tipo se calmó. No le iba a negar que era guapo... Pero daba miedo. Estar a su lado te hacía sentir mortal. Como si fuera a darte un puñetazo y: Puf, te transformaste en Chocapic.

- Pues haber, hablen -

Le contamos... Todo lo necesario... Si no se nos unía era mejor no darle mucha información.

- Vale... Interesante. Solo hemos hecho una vez, pero el receptor era un dios. Helios y Selene... Aún me parece raro -

- Entonces... - los nervios eran terribles.

- Me uno a vosotros. Pero, hay dos condiciones. Uno, no vayan a joder a mi hermanito, Hipnos, ni a mi madre, Nix -

- Hecho, incluso creo que hablaremos con ellos -

- Está bien. Segundo, un puesto de olímpico, aunque viva en el inframundo. No es más -

- Pues... Quedamos así - Hécate se me adelantaba en bastantes ocasiones.

Ahora que estábamos, le contamos que íbamos por Apolo y Artemisa.

- Madre mía, eso no me lo esperaba. Recomiendo que para la transferencia a dos semidioses, estos tengan la bendición los dioses -

- Te refieres a... - ya empezábamos con las complicaciones.

- Sí, un hijo de Apolo... Y una cazadora de Artemisa -

Que liada. Bueno... Tendría que valerme de mis maravillosos dotes para convencer a unos semidioses de revelarse contra sus padres. Que difícil.

- ¿Alguien en mente? - me preguntó Hécate.

- No... Aún... Ya lo iremos pensando... -

- Pues te sugiero que te muevas - dijo Tánatos - porque apenas empiece el proceso, tendré que empezar las transfusiones -

Las cosas estaban saliendo bastante bien... Por ahora... No hay que confiar en el destino, hay que forjarlo uno mismo.

Percy Jackson y el hijo perdido de CronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora