λ - Hijos del sueño y la muerte

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Percy:

Habían pasado dos días desde que capturamos la bandera. Después de eso y lo de la negación a la profecía del Oráculo no mucho había pasado.

Las cosas se habían mantenido bastante tranquilas... Demasiado...

Continuamos entrenando, compitiendo, etc... Era como si todo hubiese sido solo un sueño. Esperaba que después de todo, las cosas se quedaran así, normales.

Pues no. Era una maña de la existencia el joderme la vida.

A eso del viernes después de la última captura de bandera, llegó un semidiós a mitad de la noche, perseguido por dos lestrigones. Lo raro fue lo que pasó luego de que el chico (que ya de por sí venía solo y eso era muy raro). Sacó una piedra del bolsillo y se la aventó a uno de esos bichos. Le dió de lleno en la cara... Y el coso cayó como una roca, profundamente dormido.

Annabeth y el resto de la cabaña de Atenea estaba de guardia esa noche, así que ella trajo al chaval a la fogata (luego de mandar al Tártaro a los bichos).

- Una pregunta - Nicolás estaba bastante intrigado - por qué nadie, ni un sátiro, te acompañaba -

- Básicamente porque evitó que me mataran... Pero... Bueno... Ya sabéis -

Eso no pasaba hace... Un par de meses...

- Por si les interesa, soy Manuel, díganme Manu, si no hay problema -

De repente, sobre su cabeza resplandeció una flor de amapola de la cual fluía alguna clase de líquido.

- Manuel, hijo de Hipnos, el sueño en sí mismo - Annabeth hizo la presentación.

- Vale... Creo... - el chaval no se lo acababa de creer... Ni siquiera sabía que pasaba e Hipnos ya le había reconocido. Tuvimos que explicarle todo el rollo, aunque de no ser por Nicolás, estoy seguro de que el tío habría salido corriendo de vuelta a Nueva York.

Esa noche volvieron los sueños.

Esta vez, estaba parado sobre el glaciar que avanzaba y robaba cada vez más terreno al mar. En el cielo brillaban miles de estrellas. Muchas se desprendían y caían sobre el hielo. Otras solo se desvanecían.

Solo dime, ¿Acaso quieres terminar muerto?¿Quieres ver morir a todos los que amas y aprecias, solo por seguir apoyando a los dioses?

Y si, ¿Te dijera que yo te puedo dar una vida en donde ya no haya más monstruos?¿Ni más guerras que debas luchar solo por proteger a unos dioses que apenas si han hecho algo por tí?

Piénsalo bien, Perseus Jackson, no eres el único a quien me gustaría ayudar.

Me desperté sudando frío. Témpano estaba moviendo sus fichas... La guerra acababa de iniciar.

Me volví a dormir, pero al despertar en la mañana, seguía nervioso... De hecho, muchos semidioses se veían cansados, asustados...

- Dime que no soñaste con... - Nicolás me sorprendió. Al parecer, su padre también le había dicho algo.

- Sí, soñé con esa voz -

- Me dijo que no había repetido palabras, que los hermanos oscuros habían ayudado con eso -

Al cabo de un rato, Annabeth y Nico vinieron a hablarnos sobre el mismo tema.

- Bastante curioso - dijo Nico cuando Nicolás le contó lo que había soñado - esa clase de poder... Solo significa que Hipnos ya se le unió a Témpano -

- Eso también implica algo más - Annabeth analizó la situación rápidamente, y lo que dijo después fue todo menos reconfortante - si dijo que los hermanos oscuros le ayudaron... Significa que Tánatos también se le unió -

- Pero qué... - No entendía nada.

- Por lo que hemos notado, Hipnos y Tánatos se le unieron. Se refiere a ellos como hermanos oscuros porque son los hijos más fuertes que auto engendró Nix, la noche -

Ya empezábamos con esto. Me corrió un escalofrío por la columna vertebral. La muerte y el sueño ya habían escogido bando. Tal vez hasta Nix ya lo hubiera hecho. Las cosas iban rápido, Témpano sabía lo que hacía y los dioses ni se enteraban.

- Debemos avisar al Olimpo - dijo Quirón una vez los líderes de cabaña le comentamos los sueños que nos habían llegado y todo eso. Al parecer, Témpano había ofrecido lo mismo que a mí a muchos de los campistas. Algunos de los que estaban presentes en esa reunión se veían bastante incómodos... Como si estuvieran planteándose la posibilidad.

- No creo que sea lo más inteligente - Vaya, Clovis había decidido hablar... Y de dejar de dormir por una vez - Si mi padre y Tánatos están con Témpano... Es posible que ese tío les halla encomendado silenciar a cualquier chivato... Además, los Olímpicos deberían haber sido avisados por Hades si es que Tánatos dejó su puesto -

Tenía un punto... Pero muy en el fondo me surgió una duda. Y si Hades también había terminado uniéndose a él?

- Prefiero... - Quirón dudó... Por primera vez en todo lo que lo conocía dudó - no sé... Las cosas no se mueven como en otras guerras. Como puede ser que los dioses no hallan caído en cuenta de lo que pasa -

En ese momento entró Argos a la Casa Grande cargando a una chica de pelo oscuro. Esa pobre estaba demasiado débil.

Le dimos Néctar para que se repusiera... Y al despertar...

Apareció sobre su cabeza un símbolo de lo más complicado: una guirnalda con flores alada, adornada con mariposas y una antorcha invertida en medio. Eso nunca había pasado.

- Esto es... - Argos habló por primera vez desde que todos lo conocíamos e interrumpió a Quirón.

- Imposible. Simplemente no debería ser... No se puede -

Annabeth y yo nos miramos. Todos en la habitación nos vimos mutuamente.

- Que se supone que era eso - preguntó la chica.

- Querida - dijo Quirón, mientras se arrodillaba. Todos le imitamos - eres hija del más temido por todos, incluidos los dioses. Señorita... -

- Karen -

- Karen... Eres hija de... Eres hija de la muerte, eres hija de Tánatos -

Percy Jackson y el hijo perdido de CronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora