Capítulo 2.

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Acababa otro día del aburrido colegio. Salí del edificio despidiendo a mis amigos, emocionado por ver a Scorpius.

Mi sonrisa se amplió al notar que correteaba alrededor de mamá, siendo perseguido por Albus y con Raw en una de sus manos.

— ¡Jamie! —gritó al verme, corriendo hacia mí, donde lo alcé por encima de mi cabeza, y luego lo abracé.

— ¡Hola angelito! —Lo observé un segundo, sonriente. —Espera, ¿estuviste llorando? —sus ojitos estaban levemente hinchados.

—Yo... te extrañé —susurró bajito, como avergonzado —Y luego te dibujé esto —Tomó el peluche con su boca, y expuso el dibujo que no había notado hasta ese momento.

Eran dos personas, dibujadas al estilo de un niño de cinco años y tomadas de la mano. Un gato los acompañaba. El fondo trataba de una casa, árboles, estrellas y un arcoíris, además de un sol radiante en la esquina. Estaba prolijamente pintado.

—Me encanta... —Lo tomé conmocionado— Lo pegaré en mi pizarra. Gracias.

Sonrió, y sonreí. Haría lo que fuera por mantener esa preciosa sonrisa que marcaba sus hoyuelos.

Todos decían que era muy pequeño, pero a mis tan solo nueve años de edad, era capaz de afirmar la realidad de mis sentimientos, había crecido rodeado de amor sincero.

Luego de unos minutos en el auto, llegamos a casa. Scorpius se adentró corriendo.

Habíamos insistido para que sus padres accedieran a mudarse más cerca; además les convenía por la cercanía al colegio de su hijo, que ahora, también compartíamos.

Tomé un paquete de galletitas y fui a la sala, donde se había instalado. Me senté a su lado, en la alfombra.

—Brruuum brruuum... ¡Push! —Simulaba los motores de dos autitos de juguete, consecutivos de un choque y una supuesta explosión.

Reí al visualizar la muñeca de Lily debajo de la mesa. Llevaba un clip con forma de cereza en el cabello. Se lo quité, y me arrodillé frente a Scorp.

—Oye, angelito —Me miró, y aproveché para acomodar algunos mechones y ponerle el clip. Se veía tierno con el rojo resaltando en el amarillo de su cabello. Frunció un poquito el ceño, pero pronto se le pasó —. Debo hacer tarea...

Me miró de nuevo y asintió. Yo me levanté y fui por mi mochila extendiendo los cuadernos y lápices en la mesa. Poco después el pequeño se sentó en la silla a mi lado.

—Jamie —llamó mi atención —Quiero besarte —. Continuó como si nada, totalmente inocente —Ya sabes... Como en las películas.

Levanté mi mirada dejando las cuentas matemáticas a medias, y sintiendo mis mejillas arder.

— ¿Estás seguro?

—Sí... papá dice que soy chiquito y blablabla —movió la cabeza de lado a lado con cada "bla" —. Pero yo sí quiero.

Giré mi cabeza y miré a mamá que hablaba con una vecina en la entrada.

—Bueno. Ven —Bajó de la silla, tirando en el proceso uno de los almohadones sobre los cuáles se sentaba para llegar a la mesa.

Me acerque a él despacio, y acabé por besar su mejilla. Tenerlo tan cerca me había puesto nervioso, aunque a menudo dormíamos juntos después de pasar el día, esto era diferente.

— ¡No! ¡Así no! —se quejó y me lanzó el almohadón. Se cruzó de brazos enfadado y salió de la habitación. —No importa. Ya no quiero.

Lo alcancé con dar tan solo un paso. Lo tomé del hombro y lo giré hacia mí para dejar un beso en sus labios apartando por completo mis nervios. Fue apenas un roce, un toque con el que pareció conformarse, y más bien, shockearse.

— ¿Así? —Asintió lentamente. —No. Otro no —negué cuando las suplicas fueron emitidas, dando comienzo a un pequeño berrinche acompañado de saltitos a mi alrededor. No podía con esos ojitos y ese puchero. Le concedí su deseo.

Soltó una risita traviesa que me hizo sonreír. Lo rodeé con mi brazo en atrayéndolo hacia mi cuerpo a la vez que miraba el reloj, la aguja grande marcaba las ocho, así que debía irse a cenar.

—Ya vete o te van a regañar —. Reprochó tomando su mochilita y a Raw del sillón, sabiendo que si no obedecía nos prohibirían vernos, y ninguno quería eso. Se acercó a mí, besando mis mejillas cómo los ángeles besan las nubes y se fue, saludando con la mano y con una gran sonrisa esbozada por sus labios.

Otro de sus caprichos había sido cumplido.

Infinity - ScamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora