Fire

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"Hay personas que no pueden vivir sin la guerra"

violet era una de esas personas, aun puedo recordar la fiereza de su pupila azul, la violencia e inocencia  desatadas en un pequeño y escuálido cuerpo arropado en harapos y de mejillas coloradas por los arañazos y golpes, que me miraba como si fuera una luz en medio de la oscuridad. 

 Podía sentir el poder de su voluntad,  voluntad que solo se conoce por las ansias de sobrevivir a un mundo hostil y este claramente era un mundo hostil. sus ojos golpearon los míos y algo dentro de mí se movió, el miedo recorrió desde la punta de mis dedos hasta mi cuero cabelludo, haciendo que la piel se me erizara. Fruncí el ceño mirando a mi hermano mayor reírse y empujándola de una patada hacia mi, sentí contra mí este cuerpo pequeño y delgado flagelado por el hambre. "un regalo" fueron las palabras que resonaron contra mi tímpano. 

dicen que no hay nada mas inquebrantable que la voluntad y esta pequeña niña con su mirada de animal tenia fuego como un incendio aquella tan inmutable habilidad. el discurso de dietfried frente a mi se desvanecía  y distorsionaba mientras me separaba de la pequeña violet que hasta entonces desconocía hasta su nombre, sus ojos no brillaban, su pupila era de un azul oscuro y profundo y al verla de cerca, aunque su tamaño te dijese que era una niña, sus facciones eran maduras haciéndole parecer adulta. 

entonces las puertas de la habitación se abrieron, "mata" fueron las palabras de dietfried, y antes de que pudiera volver la mirada hacia la niña ella habia desaparecido de mis brazos, volviendo a aparecer en la puerta y en un pestañeo un cuerpo se azoto sin vida contra el suelo. 

"tenemos cicatrices invisibles, que nos dejan las llamas" 

aquella fue la primera de muchas cicatrices en su corazón, esa fue la ultima vez que vería a mi hermano, tome a violet entre mis brazos mientras dietfried le decía que ya no le pertenecía y que yo seria su amo. 

quería que el color de sus ojos se volviera brillante, que sus labios no se mantuvieran rectos e inexpresivos, que pudiera esbozar una sonrisa desde el fondo de su corazón. que pudiera volver a ser una niña normal, pero ¿Qué era normal en este mundo?, la guerra azotaba nuestro pais, que  ya habia llamado a cumplir con mi deber junto a mi hermano y mi padre. Nuestra familia cargaba sobre sus hombros una gran herencia militar, el honor era nuestro mas gran estandarte. 

no me permitirían mantenerla a mi lado a menos que les mostrara la eficacia de esta habilidad que tanto pesar me provocaba. 

"arde"  y si hemos de arder, arderemos juntos, aquel pequeño cuerpo era tan ágil  y sigiloso como un felino, sus pequeños y delgados brazos, sus delicadas muñecas y frágiles dedos se convertían en armas mucho mas mortales que un fusil o una espada. en un abrir y cerrar de ojos, sin entregarle arma alguna violet logro desarmar a 20 hombres entrenados y solamente se detenía cuando escuchaba mi voz. 

ella era realmente como un arma, y mi voz era su gatillo y su bala, juntos podíamos ser invencibles, pero no se porque me dolía tanto esta realidad que a ella parecía hacerla tan feliz. 

¿sabia ella lo que era la felicidad a caso?. tenia alguna mera idea de lo que era ser un ser humano. en el campo de batalla a ella no le importaban sus heridas, parecía no sentir el roce de las balas enemigas atravesar su cuerpo, ni las hojas afiladas de las espadas contra su carne. 

los soldados le temían, pese a que fuera una aliada, el miedo era tal que debía ocultarla en la tienda de campaña, allí ella curaba sus heridas como las cura un perro. quería llorar, pero no podía, ¿era esto lo que realmente quería para ella?, ¿Qué rayos le estaba enseñando?

"nuestros actos son una manifestación de nuestro dolor" 

tal vez salvarla fue para salvarme a mi mismo de esta miseria que trae la guerra, tal vez quería que ella fuera mi bandera, mi estandarte de esperanza, pero dicen que la realidad siempre supera la ficción, y tal vez habia equivocado el camino con ella, tal vez debí haberla dejado al cuidado de las damas del hogar y no haberle enseñado jamás los horrores de la guerra y era una ironía, porque quien realmente era la fiel consecuencia de guerra era ella. la negligencia de quienes debieron protegerla, la mano doblegada que no le fue brindada la volvió huérfana, la hizo prisionera del hambre y tal vez, solo tal vez, las circunstancias de su vida la volvieron fría e inexpresiva, casi como si no pudiera sentirse humana. 

construyo una pared tan alta y densa para esconder sus sentimientos que olvido como derrumbarla, y yo solamente cimente con alambres su pared y alimente ese espacio vacío, aquel que reemplazo a su corazón con jerga militar y ordenes. le di la necesidad de mis ordenes, un propósito equivocado. 

ella se habia convertido en mi error....  

ArderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora