A tres días de la Navidad se sentía terriblemente adolorido y cansado, el último tiempo parecía que vivía para dormir o dormía para vivir, no lo sabia con exactitud, pero sentía que apenas se movía un poco su cuerpo le reclamaba, expresándose en sus pies ligeramente hinchados o el sórdido dolor de sus caderas que de alguna manera ocasionaba que también le doliera la espalda.
Aquello lo estaba matando lentamente junto a las riñas que Sirius y James tenían por ver con quien dormía hasta lograr terminar los tres en la misma cama, que, aunque fuera lo suficientemente grande para tenerlos a todos en comodidad al final, gracias a los chicos resultaba lo contrario, apresándolo entre ambos justo cuando el comenzaba a sentir que necesitaba espacio personal por el cambio mas notorio de su cuerpo, excéntrico para el aspecto al que se había acostumbrado a través de los años.
Así, redondo e infeliz sabía que era cuestión de tiempo que Remus, el mas cuerdo de los tres, llegara para salvarlo de ese par que lo estaban acosando por toda la casa de los Potter, incapaces de dejarlo un momento a solas por su necesidad de sentir la magia que los unía al bebé, siendo que la misma experiencia que James había sentido ahora lo hacia Sirius y encantado por ello parecía haber olvidado la noche de su expulsión de la casa Black.
Eso lo hacia incapaz de separarlo de si, por mucho que deseara poder quedarse solo toda una tarde o en todo caso una noche donde pudiera dormir mas de unas pocas horas seguidas sin tener que empujar a uno de los tontos lejos de su espacio, sin embargo hasta que alcanzara su límite o el licántropo llegara tenia que seguir bajo control o los mejor que pudiera como lo estaba intentando ahora, sentado en el centro de la cama sobre almohadas y mantas que había acomodado en un búsqueda de aliviar su dolor a la vez que respiraba profundamente en un intento de meditación para hacer oídos sordos del Ajedrez mágico que los Gryffindor jugaban a los pies de la cama.
Casi consiguiéndolo, abrió los ojos para ver una tierna lechuza en la ventana de la habitación que reconoció como la mascota de Lily y emocionado por saber de alguien razonable se apresuro a levantarse a pesar de sentir sus músculos un poco acalambrados, permitiéndole la entrada ignoro la queja de James sobre exponerse a la nieve que se alcanzaba a colar. Tomando la carta que traía consigo acaricio al animal un instante para dejarlo descansar moviéndose para regresar a su escondite y ser sorprendido por Sirius, lanzándose entre las mantas que estaban en un patrón especifico y que tanto le habían costado acomodar, dejando un desastre a su paso.
Contando en su mente, trato de recordar la paciencia de la que siempre se había caracterizado, ya fuera para crear pociones durante horas o escuchar a los alumnos de primer año en las primeras noches que sentían la perdida de sus padres. Pero mirando el techo de la habitación, completamente inmaculado encontró que sus mejillas se sentían calientes, igual que cuando se sonrojaba de la rabia y sus labios tenían el ligero sabor salado que portabas al llorar, además de entender que su control nunca funcionaba con los Merodeadores.
Avergonzado por saber que se encontraba llorando, tal vez por la cosa más estúpida en su vida intento limpiarse en rostro, dejando caer la carta de Lily y tallando sus ojos casi con violencia, entonces sintió una cálida mano detenerlo para tomarlo del mentón y que lo mirara.
Hipando de angustia por su tonto nido de almohadas y mantas junto sus sentimientos descontrolados miro a los ojos a James que se notaba desconcertado pero comprensivo por sus tonterías, por ello le sonrió agradablemente y abrió sus brazos para recibirlo en un abrazo que ahora si deseaba.
Acurrucado en el cuerpo del mas alto miro de reojo a Sirius, parado incómodamente sin saber si acercase a consolarlo o darles tiempo a solas, tan inepto en cosas sentimentales que le causo un deje de ternura que lo hizo estirar su mano para pedirle que se acercara a unirse a ellos, esperando que tras unos minutos pudiera hablar sin un sollozo de por medio.
Y siendo así, tras un rato recargado en ambos, sintiendo sus pies molestos por estar parado más rato del necesario camino rumbo a la cama, queriendo remediar el desastre de Sirius en silencio y percatándose de que el chico ojigris hacia lo mismo, reflejando comprensión y arrepentimiento en sus facciones para que el solo atrapara su mano diciendo que estaba bien por mucho que su parte irracional quisiera decir que no lo estaba.
Una vez estuvo listo, subió acomodando su cuerpo de nuevo en a calidez del sitio, pidiendo a James que le alcanzara la carta abandonada en el suelo. Siguiendo su orden el morocho la recogió y se la paso, sentándose cerca de sus pies y tomando uno entre sus manos iniciando a masajearlo delicadamente, para que Sirius lo imitara con el otro y el suspirara de alegría.
—Uh, ¿Hay algo que te moleste Verus? —dijo James cauteloso, observándolo desenvolver la carta para empezar a leerla en voz baja, al terminar negó en respuesta, queriendo ocultar cosas tan insignificantes y alzando una ceja Sirius continuo —Sabes que puedes hablar con nosotros, así podemos solucionarlo.
Sin parar de ayudarlo a sentirse un poco mejor al eliminar el dolor en sus pies los miro a ambos. Igual de despistados, pero bien intencionados para decidir darles una verdad a medias, evitando hacerlos sentir mal hasta la llegada de Remus —Me duele todo el cuerpo y ustedes durante las noches me aplastan.
Luciendo avergonzados se sonrojaron bajando la mirada un momento para al final el de lentes decirle —Estamos comportándonos iguales que niños queriendo acaparar toda tu atención a la hora de dormir, trataremos de no hacerlo más Verus, no seria bueno que te sintieras incomodo o que no descansaras adecuadamente.
Asintiendo Sirius le dio la razón y el un poco más calmado por la perspectiva de dormir les sonrió cambiando de tema —Lily quiera que pase navidad con ella, sé que no será posible, pero quisiera visitarla la mañana después, tal vez sea una buena opción ir a dejar los regalos personales a sus padres, hace mucho que no los veo.
—¿No son muggles? —dijo el ojigris, para seguir —¿Ellos no encontraran raro que puedas embarazarte? Tengo entendido que solo las mujeres pueden procrear.
—Aja, pero los padres de Lily adoran la magia, no dirán que esto lo extraño, lo que me preocupa es como tomen el que lo esté a los diecisiete y por tres posibles candidatos— dijo, suspirando de solo imaginarse la reacción de los Señores Evans.
—Estará bien, si pudimos con el neurótico de Lucius podemos con ellos— concluyo James, dándole un suave empujón para que se recostara por completo y cubriéndolo para darle un beso en la cien, murmurando que durmiera mientras la cena estaba lista. Bostezando dejo pasar el adjetivo que el Gryffindor había usado solo por esa ocasión.

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Vulnerable
FanfictionSeverus Snape le teme a amar y ser lastimado como su madre, a pesar de ello, inicia algo con tres de los cuatro Mereoradores. Ahora se encuentra entre un embarazo adolescente y las tentativas de un romance con los Gryffindor's.