V

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Era fin de semana y significaba la última visita a Hogsmeade para ellos antes de las vacaciones de navidad, días atrás habían logrado convencer a Severus de que los acompañara para comprarle algunos dulces, que gracias a Peter descubrieron le encantaban. Estaban eufóricos por ello, dado que cuidar al Slytherin se había vuelto su prioridad y a la vez la única formar de acercarse a él, lo que les daba mayor oportunidad de enamorarlo para el final del embarazo, sin importar quien era el padre biológico del bebé.

Temblando de emoción esperaban que Sev apareciera por las puestas del castillo para poder partir, bien abrigados y alineados en una formación que hizo bufar a Peter antes de dejarlos por su propia serpiente prometiéndoles verlos más tarde en la dulcería.

Ocultando su rostro en la bufanda de Gryffindor se recargo en Remus buscando calor en la fría mañana y vio saltar a James sobre los hombros de otros estudiantes impaciente. Diez minutos después, cuando casi todos habían partido apareció el ojinegro bajando los escalones, cubierto con una túnica negra,  un gorro negro y  su bufanda Slytherin tapando hasta su nariz de manera tierna. Sin poder contenerse empujo a Cornamenta a un cúmulo de nieve y galante le ofreció su mano a Severus para que acabara de bajar, tan cerca como estaba pudo deleitarse de su risa y como trataba de no desviar su vista al pobre caído, que lo miraba con venganza escrita en sus ojos.

Ignorándolo lo hizo colar su mano enguantada a su bolsillo y que lo tomara del brazo de soporte para poder partir pero impresionado noto como camino al bulto que era James cubierto de nieve y lo ayudo a levantarse sin soltarse de él. Al estar parado y con nieve escurriendo sobre si, Cornamenta se acercó a él clamando venganza para ser detenido por Severus con su varita apuntándolo y diciendo un hechizo calentador.

Conmovidos por el acto James lo tomo de su mano libre para caminar juntos, dejando a Remus enfurruñado siguiéndoles el paso. La semana ya transcurrida había servido para acostumbrar al Slytherin a su toque, del que al inicio huía como si fueran la peste y al final se rindió dado que era tanto necesario para el embarazo como un placer para ellos, del cual no abusaban, por supuesto.

Caminando en un agradable silencio se dirigieron a Hogsmeade en el solitario camino, sin ningún alumno rezagado por la precaución de ir en grupo y no someterse al mal clima solos, pero al llegar a la mitad del sendero Severus comenzó a notarse cada vez más cansado, con la sangre acumulada en sus mejillas se destapo la parte de su rostro cubierta por la bufanda y pidió que pararan a descansar.

Extrañados hicieron caso y dejo que se apoyara en su cuerpo envolviendo sus brazos en su cintura, preocupado Remus dejo su molestia y comenzó a cuestionar a Sev con James tras de él.

— ¿Todo bien? ¿Sucede algo malo? ¿Volvemos al castillo?

—Remus, tranquilo, ya, solo me he cansado un poco, es él bebé, absorbe mi energía, nunca tuve problemas con el camino hasta ahora— explico Severus enterrando más su espalda sobre su pecho. Sonriendo satisfecho movió sus pulgares en un suave masaje sobre el abdomen de su chico. Remus dejándolo en paz pero sin detener su vigilancia con su mirada le permitió descansar pero cuando vio señales de que volvería moverse se lo arrebato de los brazos y lo cargo al estilo princesa.

Anonadado con la actitud de Remus y la pérdida sufrida escucho el grito de terror de Sev, ahora enojado golpeo en la cabeza a Lunático en reprimenda por sorprenderlo en su estado.

—Lo siento, pero aquí soy el que más fuerza tiene y tú no puedes cansarte tanto, no tienes la fuerza para eso— se justificó dejándolos atrás. James y el compartieron miradas de rendición y lo siguieron.

—Merlín, bájame ahora, no puedo cansarme tanto pero tampoco me llevaras así todo el camino, tonto, suficiente tengo que me afilien a ustedes, no me dejare ver de forma tan humillante— le contradijo Severus.

VulnerableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora