XIII

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Lucius no estaba contento, en absoluto, mas bien estaba amargado por su decisión de quedarse en casa de James para navidad en lugar de acudir a Malfoy Manor con Cissa y el, como había prometido en su anterior visita, apenas deseándole buenos deseos de disfrutar la noche buena y un seco recordatorio de que lo quería en año nuevo ahí o acudiría a la casa de los Potter para llevarlo consigo a la fuerza

A pesar de ello, el águila real que era su mensajera tenia un paquete que asemejaba su tamaño entre sus garras cuando dejo la carta, desapareciendo tan pronto lo recibió y dejándolo a el colocando el regalo del matrimonio Malfoy debajo del árbol para volver al comedor de la familia donde todos lo esperaban para iniciar la noche buena.

Sintiéndose un poco culpable por no presentarse a la elegante cena de sus amigos para aliviar un poco el nerviosismo de Lucius sobre el desarrollo de su relación con los Gryffindors, pero a la vez aferrado a la decisión de conocer a los Lupin y afianzar los puentes de confianza que estaban logrando construir entre todos.

Así que, suspirando un poco entristecido de haber tenido que elegir miro al mensajero desaparecer entre la tormentosa nieve y volvió a la calidez del interior caminando hacia el bullicio que causaban James y Sirius, esperando ansiosamente a que el volviera después de ser reprendidos sobre la nula privacidad que le otorgaban en algunos momentos, sonriéndoles consoladoramente por lucir como un par de cachorros apaleados y tomando asiento entre ambos con Remus de frente, acompañando a sus padres que asertivamente iniciaban una tranquila charla sobre el desastre de introducirse a la crianza de un niño, más cuando terminaba en un grupo que se proclamaba Merodeadores, lo que causaba sonrojos en los Gryffindors y en él una astuta sonrisa llena de satisfacción.

Disfrutando de la comodidad que sentía entre la variada familia y sirviéndose un poco de pavo junto algo de ensalada, mirando a James evitar la carne animal e ir directamente por los vegetales, dándole una mirada avergonzada después de que descubriera su nula simpatía por comer algo que no fuera vegetariano, lo que aun no había justificado para su consternación, al mismo tiempo Remus llenaba su plato de mucho pavo y poca ensalada, ignorando la mirada de reproche de su madre y la diversión clara de su padre.

Sabiendo que el único en la mesa además de los adultos que comería balanceadamente seria Sirius, el que menos esperaba y el que al menos esta noche perdonaría su apetito voluble y sacaría de su plato discretamente las partes de la ensalada que le disgustaban, acariciando su rodilla por debajo de la mesa.

...

Contrario a lo que esperaba, tener a Remus al menos la primera noche no había sido un limite para los otros dos chicos y en cambio se encontró durmiendo entre los tres, dejando a James un poco enfurruñado por cederle su lugar a Remus, para que lo abrazara por el tiempo perdido, así en una extraña posición como cuchara pequeña entre Remus y Sirius despertó, con James colgando de un extremo de la cama y la mirada divertida de Euphemia en la puerta de la habitación, susurrándole que era hora de abrir los regalos navideños, extrañamente durmiendo adecuadamente después de algunas noches tormentosas.

Despertándose por completo, se estiro pasando su brazo por la cintura de Sirius y jalando de la parte superior de la pijama a James, alejándolo un poco de caer tan temprano y comenzando a acariciar algunos mechones de su revoltoso cabello para que despertara eventualmente, sabiendo que era de las partes que mas le costaba hacer al amanecer. Empezando a sentir movimiento a sus espaldas supo que Remus estaba estirándose para despertar por completo y que mientras mas se estirara para alcanzar a James estaría perturbando a Sirius y lograría despertarlo, sabiendo que, aunque era un poco vago no era tan difícil despabilarlo.

Comenzando a mover sus ojos debajo de sus parpados James miro confundido a su dirección al abrirlos, soltando un gran bostezo y dispuesto a dar media vuelta para seguir durmiendo, atrapando a Sirius y a el en un abrazo, dejando a Remus de lado por su rápida escapada, siendo que estaba ahora sentado en una esquina de la gran cama.

VulnerableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora