Capítulo 18: La rosa negra

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Una hora más tarde, Robert naufragó entre la caliginosa neblina de sus sueños; durmiendo como un pequeño gatito ronroneando y satisfecho, y cómo era un hombre de sueño sumamente pesado, me abría paso activo para tomar preeminencia de la situación. Dado que no tenía más tiempo del que perder me levanté de la cama a hurtadillas para tener el tiempo idóneo de vestirme y maquillarme para la cena que me esperaba en “The Roof Gardens”, y de la cual yo misma garanticé no ir, sin embargo, luego del día estupendo que tuve, una fuerza demencial me impelía hacía aquella maldita cita que por una execrable parte, mitad de mí se sentía emocionada.

Lista, me miré ante el espejo que se hallaba fijado a la pared lateral del corredor, impresionándome a mí misma; produciéndome un escalofrió que me vibraba los huesos. Si Nicholas no se había sorprendido lo suficiente en la primera cita que tuvimos en su terraza, entonces esta vez sí que lo estaría. No podía evitar lucir una sonrisa de satisfacción ante mi figura.

Cerré despacio la puerta detrás de mí, tratando de no producir ningún ruido que pudiera denunciarme, pero como el portillo era de madera desasió un fragor sordo que me hizo un nudo en el estómago. Quería vomitar por el miedo, pero me contuve. Las rodillas me temblaban esparciendo aquel efecto hasta el resto de mis huesos, como un cáncer. Sentía que un derrumbamiento se vendría dentro de mí, pero no; no pasó. Robert no despertó. Él seguía inmerso entre un sueño estrafalario que me sorprendía. Ahogué un trago de saliva, obligándome a avanzar.

Tomé las llaves de mi Cadillac Cts Tuning que estaban sobre la cómoda rustica al costado de donde yacía mi esposo. Verlo frente a mí con los ojos cerrados me puso los nervios de piedra y los músculos se me tensaron de miedo y de un extraño dolor en el pecho a partes iguales. Si él se despertaba todo este intento por dejarme guiar por mis sentidos no valdría la pena. Todo pendía ahora en un abrir de ojos. Solo eso. Se abren y se acabó.

Mitigué el temor que como una manguera encantada, la sentía enroscarse a las piernas. Sin demora, me destensé lo más que pude. Arracimé las llaves con tanta fuerza que los nudillos me dolieron, esto, para que el mismo movimiento del acero no desligara un choque con la llave de la puerta principal que traía insertada en el mismo anillo de metal que compartían. Una vez comprobado que estaba fuera de cualquier peligro, seguí continuando con el plan.

En el vergel caminé a zancadas largas por el basto césped verde que esta noche brillaba más de lo habitual. Abrí la puerta de mi auto sin más tardar e inserté la llave en el switch, coloqué un pie en el acelerador en el acto, y me destiné hacia el punto de encuentro que Nicholas había planeado.

De Kensington High St Avenue retorné directo en Derry St Avenue. Estando en la zona Parking del restaurante, aparqué mi auto y caminé entre sus senderos repletos de flora con una combinación de colores increíbles y un aire fresco que levemente me mareaba. El lugar se veía hermoso y elegante al ser recubierto por las luces vivas y llamativas que los faroles antiguos de metal del establecimiento desprendían a chorros en el perímetro, inundándome junto con ello. Estaba en un estado de sorprendimiento ya que nunca antes en mi vida había pisado semejante recinto, la verdad es que nunca me di la oportunidad de conocer a fondo las bellezas de esta ciudad; mi ciudad.

Con la prisa se me olvidó cargar conmigo una chamarra de cuero negro que ya había tomado en casa, pero que por emoción quizá, deje asentada en alguno de los muebles de la sala. Las cerdas de viento eran frías y ligeramente delgadas en mi contacto, pero no lo suficiente para congelarme. Podía resistirlo. Con cada paso propinado descubría la verdadera magia y esencia del lugar a cercanías mías. Un estanque magnifico hallado frente a una ventana brillaba estupendamente con una gama de diversos tonos; azul cobalto, verde pistacho, morado wallpaper, anaranjado neón, rojo escarlata, amarillo limón y demás.

Contigo Hasta La Muerte (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora