Capitulo 28.

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Las castaña corría a toda velocidad por el bosque. Había logrado escapar de las manos de los Vulturi, lo cual sintió fue lo mejor que le habia pasado.

Ahora ya habia logrado recapacitar, su tiempo dentro de ese calabozo sometida a maltratos por parte de Aro, le habian echo ver lo mal que se había comportado.

Fer tenia razón ella solo quería la inmortalidad, y con respecto a Edward, ella se habia dejado llevar por ese sentimiendo de posesividad hacia él, pero en verdad no lo amaba ahora lo veía todo con claridad y se arrepentía mucho.

Ahora se dirigía a la casa Cullen y tal vez con suerte ellos la escucharían, debia advertirles sobre el plan de Aro, antes de que sea demasiado tarde para estar atentos e idear un contraataque.

Se detuvo en donde sabía era la línea que dividía al Clan con los Quileute, apretó los labios sin saber que hacer, miró a su alrededor y agudizó sus sentidos, analizó bien los árboles que la rodeaban y no notó nada extraño, así que armandose de valor, dio un paso atras, tomó impulso y saltó. Sus pies no lograron tocar el territorio Cullen, cuando sintió un golpe duro contra su costado, seguido del coque contra el suelo rocoso y un olor repugnante.

Forcejo tratando de quitarse al enorme lobo rojizo, hasta que de alguna manera el gruñido del lobo logró hacerla deter. Miró arriba y se topó con unos hermosos ojos color café, un hormigueo la recorrió entera de pie a cabeza, seguido de una sensación agradable.

El lobo parecia estar en las mismas condiciones, ya que habia perdido la postura de defensa, se quito de encima de la vampiro y caminó hacia atras sin quitarle la vista de encima, mientras esta se sentada en el suelo mirandolo. De la nada, el lobo cayó al suelo en una postura relajada, empezó a temblar y de repente un hombre desnudo tomo su lugar de rodillas.

Bella no prestaba atención a su desnudez y al moreno tampoco le importaba estar así frente a ella, sus ojos no se despegaban el uno del otro, era como si temiesen que al perder el contaxto visual, el uno o el otro desaparecería.

-No es verdad- susurró él anonadado.

-Te has imprimado, ¿No es así?- pregunta ella sin sentir molestia, pues de verdad que el chico le habia atraído, y no solo por el lazo que los unia.

-Si- dijo él con una sonrisa encantadora.

-¿Y estas feliz?- pregunta ella confusa y asustada.

-Por supuesto- asegura acercándose a ella, él era por lo menos quice centímetros mas alto que ella.

Ella soltó una pequeña exclamación y desvió la vista evitando respirar.

-Bueno, ahora entiendo a lo que todos se referían- comento recordando a los Cullen.

Él le dedicó una mirada confundida frunciendo ligeramente los labios. Ella lo miró con una sonrisa de disculpa

-Es que... de verdad apestas- responde a su pregunta silenciosa.

Él soltó una carcajada. Negó divertdo y la tomó de la cintura acercandola a él.

-Tu no te quedas atras. Ademas, eso ya no nos va a importar despues, ya lo veras- susurró dejando un beso en su frente.

Ella fruncio ligeramente el ceño, esto le parecía extraño pues ni siquiera sabía el nombre del que supone sería el compañero de toda su eternidad. Pero lo que ahora la atormentaba otra pregunta.

-¿No te importa que sea una vampiro?- pregunta ella.

-No me importa en lo absoluto- asegura él sonriendo.

-Pero somos enemigos naturales- apunta la castaña con una mueca.

-No te atormentes con eso- espeta él con una sonrisa de lado.

Un Extraño Crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora