Capitulo 19.

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La platinada se encontraba sentada en el sillon del cuarto de Edward, su cuarto. Estaba pensativa y llena de celos, celos que se empeñaba en disipar, celos que no quería tener, porque confiaba en Edward y en el amor que él le daba y juraba.

Pero, al pensar en lo que esta noche supone ocurrirá, se sentía enferma. Era esa noche en la que Bella compra el libro Quileute y sospecha mas. Y sí, tambien ocurrió la invitación a la Push por parte de Bella a Edward, él se habia acercado a Bella a manera de decirle que no se acercará a él, pero ella no lo dejó decir palabra alguna, y lo invitó, él fríamente se negó.

Pero aquí estaba ahora ella, pensando en él quien seguramente ya estaba salvando a Bella de esos malnacidos. Despues el restaurante y la declaración de Edward.

Sentía impotencia y se decepcionaba de sí misma, era un manojo de pensamientos y sentimientos. Por mas que decía que lo olvidaría, que no haría caso a Bella, su mente la traicionaba haciendole pensar cosas sobre su novio y la humana.

Lo odiaba, odiaba tener celos, mas sabiendo que Edward jamas la dejaría, era algo inevitable no pensar que en cualquier momento él correrá a sus brazos y la dejará a ella.

Recargo sus ante brazos en sus muslos y colo una mano en su brabilla pensando, de nuevo traicionada por su mente, una y mil maneras en la que él la dejaría.

¡Idiota!

Se reprendió a si misma mentalmente, era odioso, su temperamento era inestable y lo odiaba.

-Hola- su voz aterciopelada la sacó de su ensoñación.

Lo miró un segundo, entro a su mente y sintió todo en ella. Miedo, vergüenza, dolor y cierta culpa.

-Hola- respondió ella sin perder su postura.

Despues de eso ninguno dijo nada. Fer seguía en su misma posición sin mover un solo músculo, Edward, él esperaba a que ella estallara con una y mil preguntas y reproches, pero nada pasó. Fruncio el ceño confundido.

-¿No preguntarás donde estuve?- cuestionó él nervioso.

-No- dijo tajante- Ya sé donde estabas- admitió neutral.

Él abrió los ojos sorprendido, pero despues entró en razón, era obvio que ella lo sabría.

-¿Estas molesta?

-No- admitió simple, aunque en sí en parte era mentira- No lo estoy, pero dime, ¿La salvaste?

-Si, lo hice.

-Me alegro- dijo sincera- Y despues la llevaste al restaurante, ¿Me equivoco?

-No...

-¿Que pasó despues de eso?

-Nada de lo que tengas que preocuparte, te lo aseguro- dijo apresurado.

-¿Que se supone que me procupa?

-Que le haya dicho que no puedo vivir sin ella, leí la mente de Park...

-Ya veo. ¿Y que pasó entonces?- pregunta ocultando su interés.

-Le dije que olvidara todo y que se alejara de nosostros, de una manera mas cortés- aclaró acercandose a su novia, quien seguía en la misma posición.

-Ya esta sospechando, fue a comprar ese libro, lo sé- dijo ella mientras su novio se sentaba a su lado.

-Estaremos bien- dijo seguro.

La platinada estaba molesta, no sabía el porqué. Pero tambien estaba aún mas decepcionada de sí misma, confiaba en él y él, una vez mas, le demostró cuanto la amaba.

Un Extraño Crepúsculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora