Nada dura eternamente

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Capítulo 20

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Nada dura eternamente

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Dejaba que el aliento cálido de Miss Fortune le hiciera cosquillas en el cuello. Tenerla así, de forma apacible y dócil era algo con lo que quería quedarse unos minutos más.

Por mas que era, hasta cierto punto, placentero para ella, sabia que la chica debía descansar más apropiadamente.

No era la primera vez que cargaba a una persona ebria. Solo paso el brazo de la pelirroja por su hombro y trató de despertarla solo lo poco para que la ayudara a caminar.

Se dirigió hacia su habitación sin pensarlo mucho. Allí el dormitorio era pequeño, y solo contaba con una cama de plaza y media.

El cuerpo de Miss Fortune se desplomó en la cama apenas la chica tocó el colchón. Estaba boca arriba con los ojos cerrados, la expresión de su rostro era tranquila y los cabellos rojos debajo de ella brillaban con la poca luz tenue que salía de la lampara de mesa de cabecera.

Viéndola así, Sona no pudo evitar preguntarse que tan malo era robar un beso a alguien que dormía tan indefensamente.

Se sentó a su lado y con los dedos de una de su mano le acomodaba el cabello para luego acariciar su mejilla. La tentación pudo más y termino inclinándose para besarla.

Solo apoyó sus labios, sintiendo un ligero hormigueo al hacerlo. Se alejó sintiendo sus mejillas acaloradas.

En la cama, Miss Fortune parecía ni siquiera haberlo notado. Seguía durmiendo como si nada pudiera despertar el sueño que finalmente había conseguido.

Le sonrió con algo de culpa mientras le volvía a acariciar el rostro.

Deseó poder quedarse así, contemplando algo tan hermoso por mucho tiempo. Aun cuando los recuerdos de su vida le decían que ese tipo de deleite no duraban mucho antes de que una tormenta se lo llevara.

...

Miss Fortune despertó sintiéndose totalmente renovada. Se quedo en la cama unos minutos mas tratando de recordar en donde estaba y cuando finalmente lo hizo decidió seguir un rato más así.

No recordaba la última vez que había descansado adecuadamente, teniendo tanto tiempo que le sobrara.

Se sentía bien poder darse ese gusto, aunque sea una vez cada tanto de tiempo.

Pronto los ruidos en la sala de afuera la animaron de a poco a ponerse de pie y acercarse.

Se acomodó como pudo la camisa y un poco los cabellos antes de salir. Solo atravesar la puerta se dio cuenta que se había convertido en el foco de todas las miradas.

—¿... que? — le preguntó a la tripulación de la Morning Star.

—Bueno, no está muerta. Eso ya es algo— comentó Jinx y volvió a la discusión que tenía con sus compañeros.

—Si, es verdad... supongo que dormí un poco de más.

—¿Un poco? Llevas semanas dormida ¡No! ¡Meses! Ahora de repente ya no esta de moda ser pirata, sino lo contrario... conseguir un trabajo en el estado.

—No seas tan exagerada...

Se acercó hasta la mesa en el medio donde estaban todos. Allí vio a Sona, pero desvió la vista de ella inmediatamente. Le resultaba incomodo, pero no podía llegar a decir por qué.

—¿Qué es esto? —preguntó tomando unas cartas brillantes que estaban en la mesa para desviar su atención a eso. Se daba cuenta que se trataba de una especie de boletos.

Decisiones, decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora