Estaba rezando para que tu y yo termináramos juntos

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Nota del autor: Me preguntaron mucho sobre esto, y no se preocupen, pienso hacer en la primera parte del epilogo, un resumen de todas las elecciones que quedaron afuera por capitulo. Algo corto, pero que los deje ver de lo que se perdieron por votar otra ruta y conseguir el final ... si es que consiguen un final con epilogo... ni siquiera un final bueno porque a veces tengo mis severas dudas con ustedes equisde.

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Capítulo 24

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Estaba rezando para que tu y yo termináramos juntos

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—Yo amo a Sona.

Sus propias palabras la hicieron despertar de su trance, y ahora podía ver con claridad. La sonrisa de Nami se borraba a medida que la pelirroja camina hacia atrás, alejándose de ella.

Los labios de la capitana se curvaron hacia arriba con incredulidad y terminó por darle la espalda y salir de la cabina.

Caminó los pasillos vacíos de su nave. La temperatura era baja, la ideal para que su tripulación durmiera a gusto, sin embargo, ella no podía sentirse más despierta.

Atravesó los vestíbulos y segmentos hasta llegar finalmente a la puerta de la cabina de quien quería ver. Llamó sin titubeos y solo luego de hacerlo contempló la posibilidad de que, por la hora, estuviera durmiendo.

—¿Sona? — la llamó al cabo de unos segundos—No se si duermes o no... ni siquiera sé si estás aquí en realidad y quizás este hablando sola— bromeó un poco— pero siento que estas aquí... y siento también como te... sientes.

Esperó para nada ocurrió. El sonido bajo de las turbinas de la nave comenzó a acompañar el silencio.

—Entiendo que no me quieras ver... así que no entrare a la fuerza como otras veces— anunció con paciencia— sin embargo, me quedare aquí... hasta que abras.

Se alejó de la puerta, suspirando pesadamente. Por parte era un alivio, aun no sabia que decir o hacer, pero por otra, esperaba que la chica pudiera ayudarla.

Así que cuando la puerta se abrió ante ella, no pudo evitar sorprenderse.

Sona se acercó apenas, poniendo su mano en el marcó y mirando con calma a la pelirroja, pero no le sonría.

Miss Fortune podía incluso sentir que tampoco estaba molesta con ella, simplemente parecía estarse esforzando por no demostrar emoción alguna.

Caminó sin que la invitara a entrar, y accedió a la habitación que se le había asignado a la chica hace ya tanto tiempo.

Esperó que la chica volviera a cerrar la puerta y la mirara.

Sonreía para ella misma al ver como Sona seguía tratando de mostrarse dócil y obediente, pese a que ya la conocía por ser mas terca y demostrar mucho mas de lo que su raza podía aspirar.

Llevaba las manos juntas en su regazo, dejando caer sus brazos, aunque con los hombros derechos, y bajaba la mirada esperando a que se le hablara.

Parecía cansada a diferencia del estado de la capitana.

A la pelirroja se le pasaron un montón de cosas por decir para acabar con ese silencio. Desde una disculpa a explicarse. De preguntar por lo que pensaba hasta negar las cosas que ya sabia que pasaban por su cabeza.

Sin embargo, sentía que diría mucho y quizás no llegue a nada nuevamente. Solo tenia en claro lo único que Nami no pudo cambiar aun teniéndola frente a frente.

—Te amo.

Las palabras la hicieron sonreír mas ampliamente. Había sonado ridícula y lo sabía. Sentirse cursi y torpe no le bastaba para justificarse, y luchaba para no retirar lo que había dicho.

Decisiones, decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora