Todo está en las cartas

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Nota del autor: Estoy cansada... muy, muy cansada. ¿No conocen ese sentimiento? Te sientes cansado... corporal, mental y anímicamente... es duro. Yo conozco bien ese sentimiento... se pasa, como todo, en algún momento dejas de sentirte cansado, así que no te desanimes si te sientes así, es normal, es parte del camino, es una buena señal, de hecho.

Pero hasta que se pase... estoy muy cansada.

Una ultima cosa. Mañana, domingo, en mi país es el día de la madre. Ustedes que aún tienen una madre aquí con ustedes, ámenla y demuéstrenle su amor, porque yo no puedo hacerlo más. Mientras ella vivía, tuve muchas dificultades con ella, muchas peleas con ella, no nos poníamos de acuerdo en un montón de cosas, importantes y no. Teníamos fuertes diferencias, pero yo se que me amaba y ella supo que yo la amaba hasta el día de su muerte.

Y saber eso me hace feliz.

Así que, aunque no entiendan un montón de cosas, como yo no entiendo todavía un montón de cosas, espero que todos ustedes puedan en algún momento saber lo que vale la pena en este mundo y lo que no lo vale, y chicos, si algo no vale la pena, déjenlo... y si pueden apostar que algo lo vale dejen la vida en ello, no duden más, no miren atrás.

Aún sigue siendo mi voluntad escribirle la mejor novela que pueda crear, así que lamento nuevamente la demora en este capítulo.

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Capítulo 22

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Todo está en las cartas

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Se trataba de un juego de carta en la que cada quien buscaba armar dos grupos de 3, mismo palo y números, mismo número diferente clase, lo que sea, pero 3 conjuntos. El primero en conseguirlo cerraba en su turno la ronda y hacia perder al resto. Se contaba la cantidad de cartas que los demás no habían logrado emparejar.

Una sirviente llevaba los tantos en una tabla grande donde estaba grabado el nombre de todos. El que juntaba 100 puntos con lo que le iba quedando de cartas seria eliminado.

Era complejo y aunque Miss Fortune trataba de enseñarle sobre la marcha, prefería que la capitana se concretara.

Parecía ser que, aunque uno no ganara la ronda, era importante no morir con cartas muy altas o grupos sin armar, porque si no juntarías puntos que no querías, sin olvidar que quien ganaba lograba restarse a él mismo 10 puntos menos.

Vio como Twisted Fate le hizó una disimulada seña a la pelirroja, mostrándole dos dedos. Sona Entendía que eso significaba que el chico podía cerrar la ronda en dos turnos, lo que para Miss Fortune significaba dejar de buscar la victoria y deshacerse de las cartas altas para quedar mejor parada.

Aun no entendiendo del todo el juego era evidente que Twisted Fate era bueno. Había ganado ya 4 de las 6 rondas que habían jugado. Su marcador no solo permanecía en 0 sino que llevaba un contundente -38. Era el único en esa condición.

A la capitana tampoco le iba tan mal, permanecía muy lejos de los 100 puntos. No se podía decir lo mismo de Kai'sa y Gangplank.

—Una mala noche para las cartas— carraspeo Gangplank mientras veía como Twisted Fate se llevaba una nueva victoria.

—Siempre fuiste muy malo en el juego— comentó el anfitrión, contentó de tener esa reunión, no iba mal, pero tampoco bien.

Sona notaba que, en efecto, como Miss Fortune decía, varias cosas pasaban a la vez.

Lejos de parecer un simple juego de cartas con un botín muy codiciado, se hablaban de cosas sumamente importantes con una ligereza como si se estuviera hablando de donde tomar las próximas vacaciones.

Decisiones, decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora