Nadie puede oírte

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Capítulo 11

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Nadie puede oírte

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Era difícil entretenerse en esa habitación, no porque fuera pequeña, sino porque no tenia nada en ella que le ayudara a desviar su atención de todos los pensamientos que tenía.

Sona escuchó pronto que tocaban su puerta. Había sido un día largo en el que la capitana de la nave seguía distante, aunque había notado en ella, en las dos ocasiones que se vieron, intentos de acercarse que no habían culminado.

Podía sentirla del otro lado, no sabía cómo recibirla.

—Voy a pasar ¿De acuerdo? — se escuchó del otro lado, y dándole un tiempo considerado abrió la puerta con su comando.

Vio a la pelirroja en el marco, llevaba un par de latas en una mano y en la otra unas bolsas con frituras. Le sonreía.

—Cerveza y papas... en una bolsa— presento levantando lo que traía, presentándolo— si existe una forma más terrícola de pedir perdón y comenzar una charla de reconciliación... no la conozco.

Sona sonrió sin poder evitarlo, asintiendo mientras la otra chica ya cerraba la puerta tras de ella.

...

—... hablar de la fuerza... es realmente todo un tema.

Miss Fortune se había acomodado en el suelo de la habitación mientras Sona había optado por sentarse en la cama.

Llevaba ya algunos minutos hablando de cosas sin importancia, entre ellas lo extraño y variado que era el universo respecto a los seres que lo habitaban.

Claramente era la pelirroja la que llevaba la charla, pero de alguna forma Sona se daba a entender con miradas y gestos.

La capitana ya estaba por terminar su lata de cerveza cuando vio como la otra chica trataba de seguirle el ritmo con la bebida, pero solo con apoyar sus labios en el frio material y tocar la sustancia, sus cejas se fruncían con rapidez y sus labios se alejaban con algo de asco.

Miss Fortune no pudo evitar reír.

—¿Muy amarga para ti? — preguntó viendo como la chica titubeaba en contestar, tratando de tomar un sorbo sin que le afectara— no tienes que tomarla si no quieres, no es como si me fueras a ofender o hacerme sentir rechazada.

Sona dejó de intentar, pero se notaba en ella cierto pesar por no poder acompañarla mientras tomaba.

La pelirroja la miró con cariño y no tardó mas en ponerse de pie, extendiéndole una mano.

—Vamos, creo que puedo encontrar algo que disfrutes de verdad.

Sona terminó tomando la mano con una sonrisa y, dejando todo en su habitación como estaba, salieron ambas.

...

Era la primera vez que se alegraba de tener a la tripulación tan ocupada en la jornada que a la hora de silencio solía encontrar la sala de entretenimiento vacía.

"Y si aun así encontraba a alguien con una simple mirada bastaría para mandarlo a dormir"

Había acomodado a Sona en unos de los taburetes del bar y ella ahora estaba del otro lado, buscando entre las botellas.

Presumía su habilidad con las copas y las botellas, a la sanadita le causaba gracia.

—Esta es una bebida dulce que quizás te guste más. Se hace con un poco de leche, vainilla y ron... aunque podemos ponerla mas explosiva— explicaba mientras disfrutaba también del momento— aunque para alguien como tu quizás sea mejor dejarla que sea mas dulce que otra cosa...

Decisiones, decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora