Chapter Fourteen

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—El que llegue el último es un picha corta.— y salió corriendo, dejando atrás a sus dos amigos.

El trío ahora mismo se encontraban "corriendo" hacia el bar más cercano. Tenías ganas de beber.

Babi la que había salido corriendo la primera llegó a la puerta del bar con una gran sonrisa. Era una buena atleta, de pequeña le gustaba correr así que se apunto a atletismo.

Gustabo fue el segundo en llegar, su mejor amigo, Horacio, el tercero. Estos dos últimos se tiraron al suelo boca arriba cogiendo y expulsando el aire rápida y exageradamente.

—¡Pero si sois policías!— exclamó riéndose la morena quien los miraba con una sonrisa.

—Si pero... Nos gusta comer...— hablo con dificultad Horacio.

—Yo soy real food... Tu solo comes pingas...— dijo gracioso ahora Gustabo. Babi estalló de la risa.

—Poco se habla que Horacio llegó el último...— hablo con una sonrisa Babi. Gustabo se levantó del suelo poniéndose al lado de esta. Se miraron los dos cómplices, Horacio negaba sin parar.

—¡Horacio la tiene corta!— gritaron los dos amigos con una sonrisa. Algunas personas que pasaban por ahí los miraron una cara extraña y una risa.

—Cuando se entere Volkov...— hablo una cuarta voz. Los tres presentes se giraron con una sonrisa, se encontraron a Segismundo cruzado de brazos.

—¡SegisWorld!— dijo abrazando a este la morena. El gallego le correspondió con una gran sonrisa. Después del abrazo Babi se quedó con su brazo por encima de los hombros del muchacho.
Este mantuvo su mano en la cadera de la chica, poco a poco fue bajando hacia su trasero.

La morena estaba concentrada en sus pensamientos que no se dió cuenta de aquella acción. Los dos amigos hombres si se dieron cuenta y empezaron a amenzarlo a gritos.

—Como no saques tu hermosa mano del trasero de mi mejor amiga voy a cortartela, hacerla picadillo y darselas a tus putas cabras. ¿Quedó claro?— hablo Horacio con una sonrisa cínica. El gallego con miedo levantó sus manos.

—Cristalino. Tranqui tranqui— río el moreno. La chica miro con ternura a su amigo, este le guiño el ojo.

Entraron al bar después de charlar de cualquier cosa. Se sentaron en la barra de aquel bar. Así estaban sentados: Gustabo, Horacio, Babi, Segismundo.

—¿Ronda de chupitos de tequila?— preguntó Babi mirandoles. Gustabo golpeó la barra.

—Camarero, ¡ronda de chupitos!— El mencionado les trajo cuatro chupitos y los relleno de tequila.

—A la de tres...— todos cogieron sus chupitos.— ¡Tres!— y se tragaron a la vez el tequila.

Sintieron como el trago de tequila bajaba por su garganta y quemaba.
Así unas cinco rondas más.

—Babi... Me pones mucho y aún más tu acento italiano...— hablo el gallego arrastrando las vocales mientras ponía su mano en el brazo de esta.

—¿Si o que?— respondió Babi al igual que el gallego.

El cuarteto iban muy borrachos, aparte de tequila habían bebido algo de vodka.

«𝙉𝙤 𝙨𝙚𝙖𝙨 𝙩𝙖𝙣 𝙖𝙣𝙩𝙞𝙜𝙪𝙤 𝙖𝙗𝙪𝙚𝙡𝙤»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora