Chapter Fifteen.

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—Yun deja de hablar con mi hermana y trabaja.— ordenó Armando. El chino asintio y siguió con su trabajo. Babi miro al que había hablado.

—Babi ven conmigo.— y seguidamente se fue. Babi con el ceño fruncido le siguió rápidamente.

—¿Pasó algo?— dijo la morena una vez llegaron a un lugar apartado.

—Necesito hablar contigo seriamente.— Se sentó en una silla. La sala era algo parecida al despacho del superintendente. Armando apoyo sus brazos en la mesa entrelazando sus dedos.

Se viene charla... pensó la morena al verle. Cuando su hermano le daba una charla de cualquier cosa se ponía así en esa misma postura. Babi con algo de temor tragó saliva y asintio.

—Se que estás enamorada de Jack Conway.— A Babi se le fue todo el aire que contenía en sus pulmones. Abrió sus ojos de par en par.

—No me lo niegues, Babi. Conozco a gente, tengo contactos y los rumores en esta ciudad, por mucho que sea grande, vuelan.

—Yo... ¿pero como sabes que no es mentira?— se cruzó de brazos. Armando suspiró.

—Se como actúas cuando estás enamorada. Sonríes continuamente, tus ojos brillan de más y eres amable con todo el mundo.

—Pero eso lo hago siempre. No es algo nuevo.— se quejó la morena. Su hermano rodo los ojos.

—Pero no de la misma manera. Es diferente. Cuando te miro lo puedo notar y me da todo el asco.— hablo con una mueca en su cara. La mujer se rió.

—Al grano Armando.— hablo esta vez sería.

—Jack Conway no es un tipo bueno ni fácil de roer. Va a hacer todo lo posible por matar uno por uno de nuestra mafia. Y nosotros solo hemos vendido droga y armas, no hemos matado a nadie en nuestra vida. Es hombre no es nada bueno ni para ti ni para nadie.— hablo muy seriamente el hombre de pelo negro con su mono rojo de mecánico. Babi se mantuvo en silencio mirando a no se sabe dónde.

—Babi. Se que estás enamorada de él, pero por favor no dejes que te engañe, no caigas en sus encantos. Es por tu bien. Va a hacer todo lo posible por llegar a nosotros Bab...— Babi le miro a los ojos buscando algún tipo de manipulación o sobre control sobre ella. No encontró nada. Se volvió a mantener en silencio.

—Bab. A mí me tienen fichado. Ya saben que tú y yo somos hermanos. Es obvio que la policía se sabe hasta cuando diste tus primeros pasos. Nos tienen a los dos registrados.— Babi suspiró y se paso sus dos manos por los ojos.

—Corro peligro. Así que debo irme esta misma noche. No le digas a nadie que me fui. Ahora mismo quedas tu a cargo del taller.— Babi iba a quejarse.— Por favor...

Babi asintió suspirando. Todo lo que decía le dolía, claramente. Pero realmente conocía a su hermano ¿y si todo lo que estaba diciendo es más que una mentira?

No quería trabajar de mecánicos, aunque se le diese bien y tuviese experiencia pero su hermano es lo único que le quedaba con vida. O eso pensaba Babi.

Armando salió del taller despidiéndose de todos. Babi reunió a los integrantes de mecánicos en un pequeño círculo.

—A partir de hoy seré vuestra jefa nenas.— dijo dando una palmada y sonriendo. Los integrantes de la mafia que estaban ahí se hicieron los sorprendidos, era obvio que ya lo sabían.

Siguieron hablando entre ellos. Babi mandaba a algunos  mecánicos a  atender a a los clientes que venían. A veces discutían pero Babi podía poner orden.

Ahora mismo se encontraba mirando unos papeles con cara extraña, mantenía su cabeza sujeta gracias a su mano.

—¿Necesitas ayuda?— habló la voz china. Babi sonrió y le miro.

—La verdad es que si Yu...— suspiró. El de pelo rojo se acercó a la chica posando su brazo derecho en la mesa y el otro en el respaldo de la silla.
Quedando a centímetros de ahora su jefa.

—Mila, e'to e' sencillo. Solamente tiene' que filma aquí y aquí.— dijo señalando los huecos que habían en blanco. Babi suspiró y lo hizo.

Yun la miró. Noto como estaba algo triste, algo extraño en ella. Posó su mano en el hombro acariciándolo, llamando la atención de la morena.

—¿E' pol tu helmano velda'?— La joven asintió lentamente. Al pelirrojo se le ocurrió una idea bastante loca.

—El tallel esta apunto de celal. Vente con nosotlo a da' una vueltecica.— dijo con una sonrisa. La jefa se quedó pensando y al final aceptó.

Babi salió del despacho detrás de Yun, seguidamente lo cerró y bajó las escaleras.

Miro su alrededor, viendo si quedaba alguien. Y ahí de encontró con Gines quien barría el suelo. Con una sonrisa tierna Babi se acerco a el.

—Gines, mi niño, puedes irte ya a casa.— hablo poniéndole una mano en su hombro. Este sonrió ladeando la cabeza.

—Muchas gracias Jefa.

—Llamame Babi, Gines.— dijo guiñándole el ojo. Una vez se retiró del lugar vio como Gines dejaba la escoba y el recogedor en una taquilla.

—Oye Gines.— alzó la voz antes de irse por la puerta.— Estás ascendido.— y se fue. Escuchando los gritos de felicidad del chico.

...

—¡Todo el mundo haciendo el baile del dinero!— gritaron cantando Manolo, Tonet y Babi en la parte trasera del coche mientras hacian que tiraban dinero invisible.

—Los maleantes las mujeres quien cuero.— canturreo el mexicano siguiéndoles el rollo.

—¡Picoleto muelto abono pa mi huelto!— gritó el chino pasando al lado de unos agentes policiales. En segundos perseguían a la pandilla.

Los gritos hacia Yun empezaron. Este se reía y pedía perdón. La persecución empezó.

Después de casi una hora el coche se encontraba en un garaje cerrado de la zona de Paleto. Se quedaron callados mientras escuchaban como las sirenas sonaban alrededor de la zona.

Una vez dejaron de sonar el grupo suspiró y celebró. Babi en el fondo le gustaba esto y no sabía porque.

—Sois unos gilipollas...— río Babi. Los presentes se quejaron y rieron con ella.

—Pero somos tus gilipollas.— hablo Manolo pasando el brazo por su hombro.

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«𝙉𝙤 𝙨𝙚𝙖𝙨 𝙩𝙖𝙣 𝙖𝙣𝙩𝙞𝙜𝙪𝙤 𝙖𝙗𝙪𝙚𝙡𝙤»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora