Chapter Thirty-three.

480 44 46
                                    

—No no no.— negó soltando una risa.— Yo no puedo aceptar esto.

—Pelo que e' un legalo beba.— volvió a insistir ya cansado.

La situación es la siguiente: el grupo de mecánicos había puesto dinero para comprarle una moto carísima a la hermana de su jefe, Babi. Esta se negaba rotundamente a aceptarla, era demasiado cara para ella.

—Por décima vez, es muy cara. No la puedo aceptar...— se le salio una risa mientras pasaba sus dos manos por la cara. Emilio quien estaba ahí al lado rodó sus ojos con diversión.

—¿Vais a estar aquí toda la tarde discutiendo? Por qué hay clientes.— se acercó Juanjo con un trapo entre sus manos, limpiandolas. Babi centró su mirada en el.

—Vai a farti fottere. (Vete a la mierda.) — sonrió falsamente.

—So anche l'italiano, piccola. (Yo también se italiano, pequeña)— se cruzó de brazos con una sonrisa burlona.

—Mi disgusti. (Me das asco.)— le saco el dedo del medio sin dejar se sonreír falsamente. Cuando su exnovio iba a responderle otra voz hablo.

—Pinchis jotinis que aquinis no entendimis el italininis.— Habló con gracia el mexicano, quien imitó la forma de hablar de los italianos. A la vez que hablaba hacia un gesto con su mano poniéndola hacia arriba, juntando sus dedos y moviendolos.

La morena se quedó unos segundos procesando lo que acababa de decir, fue inevitable reírse. Se sujetó a la moto y se agachó mientras su risa hinundaba todo el taller.
Juanjo y Emilio comenzaron a reír también, el que no reía era Yun, solamente este último sonreía como bobo al escuchar la risa de la chica que quería.

Un grupo de personas se acercó curiosamente hacia donde estaban los tres mecánicos. Al ver que Babi estaba ahí empezaron a cuestionarle muchas preguntas en relación había Jack Conway y su vida amorosa.
Babi se mantuvo con una cara de nerviosisimo y preocupación, al primero quien llevó su mirada fue al asiático ya que Emilio y Juanjo trataban de hechar al grupo.

—Vete. Coge la moto y sal cagando leche'. ¡Cole cole!— apartó su mirada de ella para coger la moto y dársela con prisa a la menor. Está le sonrió una última vez y se montó en esta, en menos de un segundo ya estaba en las calles de la gran ciudad. Suspiró con alivio una vez que se paró en un semáforo. Se asustó cuando diviso como un coche patrulla pasaba por su lado con prisa.

La curiosidad le empezó a comer por dentro y decidió seguirles.  Se sorprendió al ver como aquel coche patrulla paraba en un puente que daba hacia unos canales de agua.
Con más rapidez de acerco a la situación.

—¿Que está pasando aquí?— se acerco al único policía que estaba apartado, para su mala suerte era Greco.

—Hay una señorita que quiere suicidarse... Por favor le pido con amabilidad que se retire.— Babi hizo caso omiso y comenzó a caminar hacia el puente.

—¿Me dejan a mi? Sé cómo hacer que no lo se tire.— intento convencer a los policías que estaban más cerca del puente. Todos conocían a Babi así que asintieron y le dieron paso.

Comenzó a subir con cuatela por el puente, no iba a negar que muchas veces a subido a ese puente con otros pensamientos negativos.
Poco a poco comenzaba a acercarse a la silueta de la mujer hasta que se paró al escuchar como le gritaban desde abajo.
Decidio no mirar para no tener pánico.

—¡Quien cojones la dejo subirse! ¡Panda de capullos! ¡Soy unos inútiles de mierda!— se quejó sin dejar de mirar como su pareja se ponía de pie y hacia el equilibrio.

—¡Babi no!— gritó su mejor amigo lo más alto que pudo. Gustabo al verla ahí también se asustó.

—¡Por el amor de dios baja de ahí!

«𝙉𝙤 𝙨𝙚𝙖𝙨 𝙩𝙖𝙣 𝙖𝙣𝙩𝙞𝙜𝙪𝙤 𝙖𝙗𝙪𝙚𝙡𝙤»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora